Ricardo Valenzuela DISCULPAS POR TANTOS CAMBIOS EN ESTA NOTA, PERO DESDE QUE INICIE SU ESCRITURA, ME LA HAN ESTADO SABOTEANDO FUERZAS MISTERIOSAS,

Newt Gingrich, es uno de los políticos más respetados y admirados en EU a quien, entre sus admirables aciertos, se le considera la fuerza que impulsara el buen comportamiento de la economía de Bill Clinton pues, siendo presidente del congreso, prácticamente lo forzara a cambiar su agenda después del mal comportamiento de sus primeros dos años. Y cuando él habla, hay que escucharlo con profundidad. El acaba de publicar algo realmente impresionante que explica la jornada de Trump.
“La
gente no se da cuenta, pero, el presidente Trump en estos momentos no
solo está influyendo en la política interior de Estados Unidos. Con esa
visión del verdadero estadista, tan escasa e ignorada en estos tiempos,
ahora está influyendo al mundo entero apuntando hacia una nueva dirección que todos merecemos.”
Y
un ejemplo verdaderamente impactante de sus acciones, es el haber
logrado que, por primera vez en mucho tiempo, el Medio Oriente esté
avanzando hacia un verdadero movimiento para lograr una paz que
realmente parece real, no simbolismo, ni algo impulsado por las fotos,
abrazos, ni basado en discursos vacíos.
Gingrich lo explicó todo con total claridad.
“Creo
que el presidente Trump se está convirtiendo en una figura mundial,
como lo fueron Franklin Roosevelt y Winston Churchill. Está logrando
orquestar a todos los principales estados árabes para apoyar un acuerdo
de paz, y está ejerciendo suficiente presión sobre un disponible
Benjamin Netanyahu para que los israelíes tengan que aceptar, quieran o
no. Y como resultado, está creando una especie de forja de paz gracias a
la presión de su especial personalidad y su capacidad para forjar
amistades: amistades en Arabia Saudita, en los Emiratos Árabes Unidos,
en Catar, en Egipto. Es decir, Donald Trump ya está logrando una orquestación asombrosa por parte de su figura.
Y si esto funciona, y sospecho que funcionará, presenciaremos un
momento histórico que lo pondrá literalmente al mismo nivel que ocupan
Franklin Roosevelt y Winston Churchill”.
Él ha sido el único que, mirando hacia ambos lados con firmeza, ha logrado que Jerusalén y Riyadh se encuentren frente a frente, se miren a los ojos y decidan avanzar hacia el mismo destino que siempre habia sido considerado lejano e imposible, la paz. Pero la gente lo ha ignorado.
Y él no lo ha logrado practicando la clásica debilidad de algunos negociadores, ni por apaciguamiento, ni con esa popular jerga diplomática interminable pero siempre estéril. Él lo ha hecho proyectando fuerza, claridad, determinación y lealtad con los intereses de Estados Unidos y, sobre todo, su disposición para hablar directamente con líderes acostumbrados a que los traten con cautela casi con miedo.
Saben
que Trump se basa en realidades, no en ilusiones. Y saben bien que no
vive con el temor de los titulares de esa media vendida, ni de los
burócratas cuidando sus puestos, ni de las fundaciones promoviendo sus
causas, tampoco de las críticas políticas del público que siempre lo
mantienen con información manipulada. Porque él no busca avanzar su
carrera política, él si tiene los principios requeridos. Por eso ha
podido pintar esa línea clara que nadie se habia atrevido.
Porque en Oriente Medio, el poder nunca ha respondido a las cobardes retiradas estilo Biden. Responde a la fuerza. Responde a la determinación. Responde al liderazgo de hombres honestos, fuertes y asertivos. Y Trump, a pesar de todo el ruido de cascabeles escandalosos, toda la histeria mediática, todos los ataques políticos, ha puesto sobre la mesa esas cualidades de una manera clara y diferente que el todo ese mundo exterior realmente percibe y le han creído.
Cuando
ha sido capaz de reunir a una Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos,
Catar, Egipto e Israel, finalmente buscando un marco de paz unificado y
aceptado, no estamos atestiguando una diplomacia rutinaria para tener
buenas fotos. Lo que estamos atestiguando es un cambio radical. Este es
un momento único en una generación tan compleja como la que estamos
viviendo.
Un
momento que pertenece a la misma categoría histórica que Gingrich
señaló: Un Roosevelt con sus conferencias en tiempos de guerra, un
Churchill movilizando a todo el mundo libre con su famosa arengan
afirmando, “combatiremos en todas partes, en la tierra, en los mares,
desiertos.” No hace falta ser historiador para ver la realidad. Solo hay
que ser profundamente honesto.
Y al inicio de la guerra ellos no eran precisamente queridos ni admirados por las instituciones globales. No, ellos no eran refinados, no eran esos lords ingleses vistiendo altos sombreros de copa tomando el te en lugares de la realeza. Ellos eran agresivos, impetuosos, rudos, pero era lo que se requeria ante enemigos tan fatales como era el nazismo. Ellos no buscaban la gloria, ellos habian calibrado bien al enemigo y entendieron como combatirlo.
Y
cuando vemos Arabia Saudita, Qatar, Egipto e Israel con su mirada hacia
un horizonte de paz unificada. Nos daremos cuenta de que Trump está
moldeando el futuro de Oriente Medio, y le guste o no a la clase
política, los libros de historia registrarán este momento de forma muy
diferente a como lo presentan hoy las noticias por cable, los diarios
bailando al son de los demócratas. Y usando la expresión de Bush I ante
aquella idea sin fundamentos reales, este momento es de verdaderas
proporciones bíblicas.
No nos hemos dado cuenta de la verdadera jornada que camina Trump en estos momentos. Una jornada similar a la que han estado transitando los oligarcas globales para moldear el mundo a su favor, una jornada para una esclavizacion similar a la de la Union Europea, el gran sueño de Hitler. La de Trump es para detenerlos y modelar el verdadero Nuevo Orden Mundial ungido de la libertad del hombre. Eso es lo que está en juego y, desgraciadamente, Trump ha tenido que combatir, no solo contre ese enemigo diabolico, sino contra el mundo entero.
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