Pasó la primera semana, después de mi reunión con el tío Gilberto, y se me hacía eterna para que, transcurriendo los días, llegara la fecha de la siguiente puesto que se había iniciado mi fascinación con ese hombre que se develaba ante mí. Así me presento a la siguiente y luego que la tía Sofía nos acomodara en su salita preferida, nos surtiera de café y galletas, inicia Don Gilberto:
En 1908, me encontraba ya en Guadalajara cursando la preparatoria que en esos años constaba de cinco. Para 1911, iniciaba ya la carrera de leyes cuando Madero tomaba posesión de la presidencia, después de la renuncia de Porfirio Díaz expresando no querer derramar la sangre de los mexicanos. Pero don Porfirio nunca imaginó el baño que esperaba al país. En un viaje que hice a la capital del país, me movió a inscribirme en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y así continuar allá mi carrera. Tuve la fortuna de ser alumno de Antonio Caso, a quien le debo en gran parte mi amor por el estado de derecho.