Ricardo Valenzuela
“Regresamos a
Kennedy. No preguntes que puede hacer tu pais por ti. Sino que puedes hacer tu
por tu pais... ¡PUEDES #CAMINAR!”
Roseanne Barr
En estos
cruciales momentos yo estoy seguro de que, tal vez en unos cien años, los
libros de historia describirán la era en que hoy vivimos como afectada por un destructivo
fenómeno que nunca se entendió, leerán fue una era en la cual emergiera un
movimiento que, los que no fuimos contagiados, obviamente no lo pudimos
entender. Ese odio enfermizo hacia la figura de un hombre que no lo merecía y a
esa enfermedad le dieran el nombre de Disarticulation Trumpista, un sentimiento
que dejara batallones de psiquiatras sin entenderlo. El odio enfermizo hacia
Trump.
Y tratando de darle validez a lo que afirmo, quiero describir la experiencia iluminadora de uno de los afectados por esa plaga y, sobre todo, la forma en que encontró el camino que siguió lleno de fe para curarse. Brandon Straka es un joven de apariencia distinguida, con educación universitaria, con buen trabajo, muchos amigos, miembro muy activo del partido demócrata, con un nivel de vida muy confortable. Sin embargo, Brandon es homosexual.