Barak Obama es un hombre tan carismático que, en sus 8 años en la presidencia, su carisma distrajo la visión de mucha gente para no darse cuenta de su ideología marxista con la que cubrió al país. El discurso que pronunció en Kansas hace unos días es un documento único. De forma agresiva exigía mas gobierno, más controles, más impuestos, más colectivismo, con llamados escalofriantes:
“Hay cierta gente en Washington que durante décadas han afirmado; debemos responder a los retos económico con más de lo mismo. El mercado libre se encargará de todo. Si reducimos impuestos y regulaciones la economía se fortalecerá y crecerá agresivamente. Habrá ganadores y perdedores, dicen. Pero si a los ganadores les va muy bien, eventualmente los empleos y la prosperidad les llegarán a todos. Pero luego argumentan; aun si la prosperidad no les llega, es el precio de la libertad”.