Ricardo Valenzuela
La gran
tormenta económica, política y social que estamos atestiguando en Mexico tiene
muchos ingredientes, algunos son tan antiguos que se han arrastrado desde el
nacimiento del pais y han formado metástasis difícil de extirpar. Sin embargo,
hay uno que es relativamente nuevo, pero, en los últimos 30 años, ha tomado una
dimensión que muy pocos se han dado cuenta. Mexico, como lo acaba de afirmar
Trump, es un país totalmente controlado por el narcotráfico con todas las
consecuencias que eso arrastra.
En el verano de 1980, habiendo yo renunciado a la dirección general de Banpacifico por mis grandes desacuerdos con el manejo de ciertas operaciones anormales. Al día siguiente de mi renuncia, estando solo en mi casa de Guadalajara, acompañado del Chapo Guzman, su chofer, aparecía en la puerta Miguel Felix Gallardo, en aquella época presidente de la federación que agrupaba a todos los grupos narcos del pais. Yo lo habia conocido desde mi arribo a esa ciudad, cuando me enteraba de un misterioso cliente de una de las sucursales que la habia arropado con sus depósitos millonarios, en algo que me pareciera anormal.