BATALLA FINAL ENTRE LO DIVINO Y LO DIABOLICO

 Ricardo Valenzuela

 Armagedón o el fin de mundo

Por aquel año del 2018 Art Laffer siempre comentaba que la caballería pesada y el verdadero espíritu temerario de combate bien conocido de Trump, sería desatado libre en su segundo término, pues, en aquel primero, además de la clásica cautela con la que actúan todos los presidentes para no perjudicar sus reelecciones, Trump estaba siendo frenado para no avanzar más allá de lo prudente a base de tantas agresiones que se coronarían luego con aquella destructora pandemia. Y, subrayaba, esta si será una batalla más que temeraria.

 Bueno, Trump está de vuelta y, como afirmara Laffer, ya antes de tomar la batuta legal claramente ha estado enviando mensajes que van muy de acuerdo con su famosa temeridad. Uno de esos mensajes es el lugar cercano que le ha dado a un hombre con perfil muy diferente a los de toda su tropa. Su nombre es Sebastián Gorca, un impresionante hombre de 1.97 de estatura nacido en Inglaterra de padres polacos. En la primera vuelta de Trump fue un cercano asesor, pero, también como uno de los más temidos por las huestes del infierno.

 

Luego sería parte del Grupo de Iniciativas Estratégicas que, por motivos especiales, nunca despegó y Gorka no logró obtener la autorización de seguridad necesaria para trabajar en cuestiones de su experiencia, seguridad nacional. Se plantearon preguntas sobre roles de Gorka dentro de la administración Trump, quien habia mostrado impresionantes credenciales en combate al terrorismo que nunca se aprovecharan. Terminaba como miembro de la Junta Nacional de Educación en Seguridad. Ahora regresa por algo muy concreto que de forma especial preocupa al presidente electo.

Durante los últimos años, como parte de un proceso que EU ha sufrido de parte de sus enemigos externos e internos, ha surgido algo verdaderamente alarmante. Después del ataque a las torres gemelas el gobierno iniciaba todas las acciones necesarias para provocar un estado de total inseguridad en la sociedad, lo que, las huestes de los verdaderos enemigos de EU decidieron que se debía enfrentar con una gran armazón burocrática para su protección. Así nacía ese engaño y la hipocresía con el nuevo departamento de Home Land Security y, después de que el horno de la inseguridad estaba listo, nacía algo diabólico, el Patriot Act.

Con ello se consolidaba lo que hacía ya tiempo se habia iniciado, un amenazador entarimado de vigilancia y espionaje interno al estilo de la Gestapo de Hitler. Con la victoria de Trump ha emergido a la superficie del pantano una información que provoca escalofríos y desgraciadamente pocos se dan cuenta. En estos momentos en EU hay ya cerca de 1,300 organizaciones del gobierno y cerca de 2,000 empresas privadas de seguridad y de inteligencia interior, que llevan a cabo cerca de 2 millones de elementos en 10,000 ubicaciones, con credenciales de alta seguridad en 18 agencias oficiales de espionaje. Y ellos trabajan las 24 horas del día.

 Un solo programa de esa clase se ejecuta en sociedad con AT&T que recopila más de un billón de registros telefónicos mensuales. También, es bien sabido que la mayoría de las grandiosas empresas de tecnología del Silicon Valley, prácticamente se han convertido en la versión tecnológica del Complexo Militar Industrial, donde sus grandes tecnologías son aplicadas a la vigilancia de los ciudadanos. Los teléfonos celulares desde hace tiempo han sido equipados con programas de espionaje, lo mismo que las computadoras son preñadas con programas de operación tradicionales instalados. Esas mismas tecnologías se sumaron luego al proceso de programación social.

 Toda esa red opresora ha sido muy bien descrita en una investigación que produjera el libro Dawn’s Early Light Taking Back Washington to Save America, un extraordinario libro de Kevin Roberts presidente de Heritage Foundation. Un libro que revela "tácticas paranoicas y estalinistas" planificadas, y las teorías de conspiración para imponer violentamente la visión de los enemigos de la humanidad. Algo similar a una de las afirmaciones de Hitler: “Con mentiras repetidas sin cesar, es posible provocar que la gente crea que el cielo es el infierno y que el infierno es el cielo. Cuanto mayor sea la mentira, más fácilmente se la creerá”.

 Las investigaciones nazis de ciencias exóticas no se limitaban a la tecnología de armas. Desde antes de la guerra ellos, conscientes de lo que representaba el control total de las sociedades, habían ya desarrollado una forma especial de psicología y psiquiatría apuntando hacia sus aplicaciones en la guerra. Hay quienes afirman que la guerra fue el resultado de la batalla entre las sociedades ocultas formadas por empresarios billonarios en ambos lados del Atlántico. Y esos grupos fueron quienes habían llevado a Hitler al liderazgo de Alemania. Y lo habían logrado con un control enfermizo de la gente a la que, previamente, habían identificado con espionaje.

 Y cuando vemos en EU el surgimiento del movimiento que ahora se ha bautizado como WOKE. Nos damos cuenta no es un movimiento político. Son enfermizas luchas para establecer sus deformadas ideas como las de LGTBW, para establecer una sexología neutra, el promover el cambio de sexo en niños enfrentando a sus padres, los matrimonios homosexuales, abolición de la religión. Al ejército de los EU con generales vestidos de mujer, el ejército pagando por el cambio de sexo de sus soldados.

 Cuando vemos a una gran parte de la sociedad furiosa con Putin que nos acusa de haber destruido la moralidad, mientras el presidente felicita a un hombre por haberse cambiado el sexo, vemos hombres en concursos de belleza femeninos y en las olimpiadas peleando con mujeres, y como las avestruces escondemos la cabeza. Y repito, esto no es un movimiento político, es una religión satánica que incluye a un Papa marxista.  

 Por eso, Trump, un hombre que, si tiene claro este diabólico panorama, ha regresado para iniciar una "Segunda Revolución Americana pacífica”, pues los votantes le han pedido regresar el poder a las manos del pueblo. Estados Unidos está al borde de una violenta y vergonzosa destrucción. Una élite corrupta y mal intencionada ha estado destruyendo nuestros valores, pues para ellos todo es relativo, y han estado programando el cerebro de la próxima generación con sus ideas infernales. Muchos de los llamados conservadores son tan culpables como sus contrapartes progresistas.

 Trump solo tiene cuatro años para destruir ese cáncer que tanto ha avanzado. Si no nos sumamos a esta batalla habremos fracasado en nuestra misión terrenal.  

 

 

 

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