¿MALDICION O LA VERDAD DEL GRAN BUCKLEY?

Ricardo Valenzuela

William F. Buckley Jr.'s Enduring Legacy | National Review

Al inicio de los años 90, embriagado con el entusiasmo por los grandes cambios que Salinas estaba llevando a cabo en Mexico, dirigí una carta a gentes de gran prestigio en el mundo de la política, economía, de las ideas describiendo ese proceso. Las respuestas que recibí fueron superiores a mis expectativas pues listaba nombres como Milton Friedman, Paul Romer, premio nobel, Gordon Tullock. Sin embargo, hubo dos especialmente interesantes. George W. Bush siendo gobernador de Texas, y William Buckley, un prestigiado intelectual y autor de un famoso libro; God and Man at Yale.

Y los cito juntos porque sus respuestas eran totalmente opuestas. La de Bush era una expresión de entusiasmo que, como gobernador de un estado fronterizo, señalaba lo importante que era Mexico para su estado y, sobre todo, se sumaba a mi entusiasmo por el brillante futuro que yo le presagiaba a mi país. Sin embargo, la de Buckley no era para sumarse a mi entusiasmo, tampoco condenando el proceso que vivía Mexico en esos momentos, era, primero, listando las grandes ventajas para ambos paises de esta transformación, pero, luego pasaba a expresar, con su elegante prosa, su gran desconfianza para que esta ruta hacia el paraíso tuviera destino feliz.

Y después de haber recibido tantos mensajes de entusiasmo, el de este hombre me molestaba. Especialmente cuando con la misma elegancia me alertaba dándome a entender y sugiriendo, cuando todo esto esté verdaderamente consolidado, me gustaría que ambos pudiéramos celebrar. La molestia que me causara me abría una ruta diferente cuando, muy seguro de que podría subirlo a mi nave, le pedía me diera una cita en su oficina de Nueva York. Este hombre mostrando su generosidad y su grandeza, me recibía unos meses después y se iniciaba una de las historias más especiales de mi vida.

 Uno de los temas con lo que me ilustrara y me sorprendiera, fue al tocar el arribo de George Bush I a la presidencia. Siendo gran admirador de Reagan, me decía que la vicepresidencia de Bush había sido un freno que la poderosa Kabal le habia incrustado. Y lo identificaba como miembro de una organización residente de Yale que yo no conocía, Skull & Bones, que era uno de los recintos para la preparación de presidentes a la cual él habia pertenecido. Después me enteraría que George W Bush, el hijo, era también era miembro de esa organización, como lo habia sido el presidente William Howard Taft y también el padre y abuelo de los dos presidentes Prescott Bush.  

 Después, ya no de boca de él, me enteraría que siendo estudiante en Yale escribiría su famoso libro God and Man at Yale. Y decir que con el libro causaba una tormenta, me podrían acusar de tacaño. Pero lo que puedo decir con gran convencimiento, es que, si el libro no hubiera aparecido, el movimiento actual por la libertad o conocido como conservador no existiría. Buckley desplegó su juventud, encanto e intelecto para unir a un grupo heterogéneo de intelectuales cascarrabias en un movimiento conservador viable.  

 Buckley llamaba al ex alumnado de Yale para detener su apoyo financiero hasta que la universidad cesara su esfuerzo para socavar la fe cristiana de los estudiantes y los mercados libres. Hoy día Yale es más secular y de izquierda como nunca. Se hacía de enemigos muy poderosos. Mc George Bundy lo describía como un joven violento, confundido e ignorante, y cuestionaba la honestidad de su método y la medida de su inteligencia. Frank Ashburn lo llamaba la reencarnación de Torquemada y afirmaba él no debía vestir la túnica académica sino la del Ku Klux Klan.

 Pero sus ataques eran de quienes se consideraban custodios de la gran tradición; su religión era el protestantismo liberal; su apariencia era la gran modernidad, y de una sensibilidad elitista. Para ellos el catolicismo de Buckley era la religión de las clases bajas—públicamente eran tolerados, pero en privado ridiculizados y discriminados. Buckley, como es lógico, no se trataba tanto de un Torquemada ni alguien como del rey Alaric moderno que, al ser invitado a la mismísima ciudadela del prestigio WASP del noreste, tuvo la desfachatez de cuestionar su continua legitimidad.  

 Pero, en 1951, él ya era definido como un salvaje que de alguna forma había encontrado su ruta hacia el interior del templo. El continuaba argumentando asertivamente la forma en que Yale atacaba la fe y el cristianismo de los estudiantes, agresivamente estaban promoviendo el fatal colectivismo económico. Por eso él exhortaba a los alumnos para usar su influencia y dar reversa a esas equivocadas enseñanzas. Pero, sus críticos, como demócratas endosan sus pecados a enemigos, describían su libro como el irresponsable ejemplo del regreso al autoritarismo. Bajo el disfraz de libertad la ataca, bajo un disfraz defiende el capitalismo y la religión con las técnicas de Goebbels, bajo el disfraz de libertad académica oculta la túnica negra de la teocracia.

 Pero, finalmente se le diera a su libro la descripción que merecía. El testamento al poder de un hombre solo para defender la verdad. Pocos se han dado cuenta del gran valor de Buckley para escribir el libro sabiendo que no solo ofendería a muchos, muchos más temblarían de pánico, y todavía atreverse a enfrentar a la elite de Yale. Su filosofía del Individualismo Cristiano, combinado con gran desconfianza al desenfrenado estado para defender las verdades de la tradición Judeocristiana, permanece como núcleo del verdadero conservadurismo americano-la verdadera tradición americana que vive.

 Un poco antes de su muerte me enviaba copia de aquella advertencia que me habia hecho. Pero no era ese clásico destructivo; “te lo dije”. Era invitarme a que los fracasos de Mexico no me desanimaran como él nunca perdiera la fe en EU, y deseando que los siguientes años surgieran los verdaderos abanderados de la libertad porque, en el fondo del alma de los seres humanos, siempre ha estado esa semilla de libertad y deberá germinar. Me hizo recordar a James Allen.

“La humanidad se agita con pasiones incontroladas, es agredida y sufre un dolor insoportable, es arrastrada por la ansiedad y las dudas; sólo el hombre sabio cuyos pensamientos están controlados y purificados, logrará que los vientos y las tempestades del alma le obedezcan.”

“Almas cimbradas por la tempestad, dondequiera que estén y bajo cualquier condición. En el océano de sus vidas las islas bendición les están sonriendo, las soleadas playas de ese ideal esperan su arribo. Mantén tu mano firme sobre el timón de tu propósito. En la barca de tu alma se encuentra el Comandante supremo; Está dormido: despiértalo. Di a tu corazón la paz sea siempre contigo para vivir en libertad”.

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