DINERO MALDITO QUE NADA VALE

Ricardo Valenzuela

Dinero maldito - Mi Ciudad

En 1784 Thomas Jefferson hacía una de sus sabias afirmaciones: “Si tomamos el dólar como nuestra unidad monetaria, debemos establecer con gran precisión lo que realmente es el dólar.” Los padres fundadores de EU siguieron ese consejo y en 1792 se definía al dólar como 371 granos de plata. Desde esa fecha hasta 1971, el dólar había estado definido con un peso muy preciso de plata u oro. Desde 1971 no había tenido definición alguna—su definición fue legalmente rechazada hasta 1976—el consejo de Jefferson fue entonces totalmente rechazado. Y, a partir de esos momentos, el dólar ha sido solo un pedazo de papel manchado con tinta del gobierno.

En EU la gente se ha dado cuenta de esto y, reconociendo este hecho real, paralelamente han estado perdiendo confianza en su moneda. Las autoridades monetarias afirman no es necesaria alguna definición del dólar y explican: “el dólar será todo lo que pueda comprar.” Pero es un hecho que el dólar cada día compra menos, y hoy compra un tercio de lo que compraba en 1971, el dólar actual es indefinible y su valor completamente relativo. Debería ser tan obvio que esta pérdida de la definición de lo que es una unidad monetaria, es problema directamente ligado con los graves problemas financieros y económicos que el mundo enfrenta en estos momentos.

Desde 1792 hasta 1971, aun con un sistema imperfecto de dinero y un sistema bancario igual, el dólar siempre tuvo una liga con el oro de una forma u otra. Aun con sus defectos, el patrón oro funcionó bastante bien comparado con los últimos 50 años. Así, 1971 sería un año significativo en la historia económica y monetaria de EU. Fue cuando el presidente Nixon “cerrara la ventana del oro”, lo que significaba que el gobierno de EU ya no cumpliría su compromiso con los tenedores extranjeros de dólares para que los pudieran canjear por oro. Porque EU había creado mucho más dolares de lo que debía respaldar y no podría cumplir con su compromiso. Se iniciaba el casino más grande del mundo.

Sin embargo, esta tragedia económica tenía dos antecedentes muy importantes. El primero fue la fundación del Fondo de la Reserva Federal en 1913, un organismo que políticos y la media lo han tratado con guantes de seda pues, aparentemente, es un semi Dios intocable so penas muy graves. El segundo fue producto de Bretton Woods engendrado por Keynes y el economista americano White, miembro del partido comunista de EU. Allí nacerían las herramientas utilizadas para la esclavización económica del mundo con la bendición de Roosevelt, su ataque al oro preparando el terreno para su New Deal.

Mucha gente pregunta si el patrón oro podría finalmente terminar con la crisis permanente que vive el mundo. Pero la pregunta no debería ser si ayudaría o si acudimos al oro, sino cuando. El entarimado está ya listo y el orden monetario es neurálgico para la economía mundial. Las condiciones se han seguido deteriorando y, con el DOGE de Musk, nos estamos enterando de que son mucho peor de lo que imaginamos y las soluciones la han empeorado. Y aunque la verdadera solución ha estado siempre disponible, poderosas fuerzas cuyos intereses son servidos continuando con este vil sistema que ya no tiene fundación alguna. Ha llegado el tiempo en que no hay otra solución que desactivar lo que hemos tenido.

Aunque la muerte con su afilada guadaña ya toca nuestra puerta, la mayoría de la gente desconoce esta realidad, pero, pero, si se continúa por el mismo sendero estaremos cayendo a un profundo abismo, no en décadas, sino en este presente ya a punto de explotar. Y tal vez nos llegue la urgente iluminación que, como en aquel Chile ya casi devorado por el marxismo en 1973, se aceptaba la propuesta de los Chicago Boys porque ya habían tratado todas y no funcionaran. Así Chile, cortesía de los Chicago Boys, se convertía en el primer pais latinoamericano desarrollado. Algo que, con el regreso del marxismo, tristemente ahora están destrozando.

EU y el mundo entero están totalmente invadidos de los graves males que, cortesía de esas fuerzas globalistas, nos tienen en donde ellos decidieron deberíamos estar, a punto de un derrumbe total. Y ante paises ya indefensos, sin mayores esfuerzos colgarnos las cadenas con su Agenda 2030. Y, ante la ceguera de sociedades totalmente programadas, arremeten contra la única posibilidad de evitar nos lleven a su infierno. Estamos en donde solo podemos abordar el tren de la media noche y, si lo perdemos, ya no habrá otro. Por eso Trump, jugará la carta final con el regreso de moneda basada en oro.

Una transición que no estaría ausente del dolor, deberemos sufrir esa horrible cruda. El ha fijado seis sectores de la economía como la base de esa transición hacia la libertad monetaria. Y así, ya liberarnos del hechizo de Rothschild cuando afirmaba: “denme el control de la emisión de dinero del mundo, y no me importa quien haga las leyes.” Y fue lo que consiguieron adueñándose primero del Banco de Inglaterra y luego la Reserva Federal. Con un dólar libre se les expropiaría ese instrumento de saqueo global. Un instrumento que solo a EU le cuesta $1 trillón de dolares al año y a ellos les da el poder para la manipulación de toda le economía mundial a su favor.

Un nuevo sistema provocaría la estabilización de precios y la baja de tipos de interés, baja de impuestos, abriría todos los sectores para aquellos que siempre les negaran entrada: agricultores, ganaderos, propietarios de viviendas, nuevos medianos y pequeños empresarios, nuevos banqueros. Pero, esas compañías siempre subsidiadas sufrirían de forma especial esa ruta hacia la libertad. Los que han lucrado de la manipulación de inversiones de parte del gobierno sufrirían igual. Se erradicarían monstruos como USAID o FIMA y los mega fraudes encontrados en el gobierno en sociedad con Soros.

También provocaría, sin lugar a duda, una enorme efusión de nuevos ahorros, creación de capital e inversiones en respuesta a la nueva confianza en el dinero honesto, su tranquilidad pues la inflacion sería algo del pasado. Esta transición traería seguridad en el futuro para poder planear sobre bases firmes, una prosperidad estable no vista en mucho tiempo, un crecimiento real de la economía ya sin intervenciones, un crecimiento de empleos bien pagados, grandes inversiones de capital. Una transición hacia la libertad que se ha perdido, competencia justa, no monopolios, en pocas palabras, finalmente abandonaríamos aquella ruta hacia la servidumbre.

¡La sociedad tiene la palabra! ¿vieja servidumbre o nueva libertad?             

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