Ricardo Valenzuela
Uno de los programas más ignorados de este demonio de la destrucción llamado, George Soros, es el que ha estado llevando a cabo en Mexico desde hace mucho tiempo. Y cuando la acusación de Donald Trump señalando a George Soros como el financiero de las protestas contra su candidato a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, encerraba también un problema para Andrés Manuel López Obrador. ¿Por qué? Por las agendas encontradas que esos dos grandes personalidades impulsan y en las cuales López Obrador se encontraba también ante Soros. Fue cuando de nuevo se despertara mi interés por saber si realmente ya Soros había invadido mi país.
Alguien que conoce muy bien a Soros, ante la pregunta de quien era ese hombre. Respondía describiendo a un verdadero demonio del mal. Un hombre en su cruzada para destruir todo lo que es bueno, lo que es bello, lo que es justo, lo que es sublime. Y con su diabólica inteligencia se convirtió en el angulo visible de una maligna red secreta de intereses financieros privados, controlados por las principales familias reales y aristócratas de Europa. Una mezcla de lo que iniciara Cecil Rhodes con la ambición de los Rothschild. Ese Grupo incluye The Crown Company y The City of London Corporation.
Y, con el mandato de sus amos, se ha dedicado a llevar esa maldad por todos los rincones del mundo. Como gran promotor del narco terrorismo, se ha inspirado en la famosa guerra del opio que el Imperio Británico lanzara contra China y la India en el siglo 19. Porque el siempre ha expresado que, mientras las drogas siguieran fluyendo hacia todos los paises del mundo, se puede asegurar que jamás se conviertan en poderes militares-económicos, porque las drogas succionan la vitalidad y energía de las naciones. Así, Soros se ha convertido en la punta penetrando paises para neutralizarlos y establecer su fórmula de saqueo llamada globalización.Y, para tener claro cuál podría ser el proceso para Mexico, me asomaba a Perú
en donde Soros financiaba al candidato pro-drogas, Alejandro Toledo, en sus
esfuerzos para desbancar a Fujimori. Toledo fue el pionero al intentar la creación
de Soros, la Revolucion del Color. Algo que Soros construiría en sociedad con
Madeline Albright, quien fuera secretaria de Estado de Bill Clinton. Esas
movilizaciones de gente de paises pobres hacia los desarrollados. En Colombia,
Soros invertiría millones en el Banco de Colombia propiedad de la familia
Gilenscky identificada como grandes lavadores de dinero narco.
Y mi curiosidad por el futuro de Mexico con Soros, era aclarada cuando pude
leer la forma en que Soros describía sus acciones. El afirmaba que los estados
tienen intereses no principios. Su ideal de la sociedad abierta que promueve es
donde se suprimen intereses nacionales, mientras una estructura política-financiera
internacional toma responsabilidad por lo que ellos entienden como bien común.
Y cualquier nación que se atreva a rechazar la globalización, se identificaría como
sociedad cerrada y de inmediato sería blanco de los ataques de sus agentes en
las sombras.
Los primeros contactos en México fueron con Camacho Solís y su escudero Ebrard
y se iniciaba su plan. Se sabe que, desde principios de los 90s, iniciaría
inversiones en diversas empresas nacionales, así como en proyectos
inmobiliarios. Financió a las organizaciones nacionales y extranjeras que
desprestigiaron internacionalmente a diferentes gobiernos preparando el terreno
para su candidato Camacho Solís que, con el asesinato de Colosio, naufragaría.
Pero Soros no se quedaría de brazos cruzados y continuaría su plan mexicano.
Una visita a México del expresidente Ernesto Zedillo para insistir en la
legalización de las drogas, reforzaría la agenda de quien luego sería secretaria
de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Zedillo venia como Director del Centro de
Estudios para la Globalización de la Universidad de Yale, cuna y comandancia
del poderoso grupo secreto Skcull & Bones, conocido por su filosofía hegeliana
de entrega al estado y como la fábrica de presidentes. Ese proyecto de reforma
política mundial ha sido financiado por The Open Society dirigida por el miso George
Soros. Me haría recordar la forma entusiasta en que Zedillo como presidente promovía
el concepto.
Soros había reclutado a Zedillo desde antes que fuera presidente. López Obrador llegó a la Presidencia gracias a una alianza que ya había consolidado con Zedillo y su grupo, en el que incluía a Olga Sánchez Cordero, Esteban Moctezuma Barragán y Elba Esther Gordillo, lideresa magisterial recién excarcelada. La Federación Internacional de Paternidad Planificada (IPPF) ha financiado con millones de dólares grupos proabortistas de México. Los dirigidos por Marta Lamas y Patricia Mercado, senadora de Movimiento Ciudadano, recibieron financiamiento de la IPPF (propiedad de Soros)
Así Soros embarcó a Mexico en la creación de un gobierno mundial, la
imposición de leyes globales, el socialismo real, el fin de la soberanía de las
naciones, la eliminación de las fronteras y una supuesta defensa de los
derechos de las minorías. Soros ha donado millones de dólares a una
organización de Chicago conocida como la Familia Latina Unida, una de las
cuales estuvo detrás del éxodo actual de 15 millones de migrantes que pasaron
por México rumbo a los Estados Unidos sin que los detuvieran.
En el 2018 ALMO tomaba posesión como presidente de Mexico y se situaba en
medio de dos fuerzas. La de Soros que coincidía con su ideología socialistoide,
y la de Trump que la combatía y frenaba a Soros. Sin embargo, dos años después,
las fuerzas globalistas retiraban a Trump y le abrían gran brecha a ALMO y
Soros. Y, cómo lo habia hecho Obama, avanzarían mucho los últimos 4 años en el
establecimiento del esquema globalista. Pero, ante la sorpresa mundial, Trump
ha regresado más fuerte y decidido que nunca. Le acaba de expropiar a Soros su principal
fuente de dinero, USAID y, con una gran decisión y sin titubeos, va por la
segunda y la tercera, el narcotráfico, y el Fondo de la Reserva Federal.
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