Ricardo Valenzuela
En 1997 uno de los pocos autores con una puntería casi infalible, James Dale Davison, publicaba un interesante libro titulado, El Individuo Soberano. El trabajo de Davison era, y todavía es, una advertencia de lo que le esperaba a la humanidad al estar ya aproximándonos a la puerta del tercer milenio. Un milenio que siempre habia fascinado y del cual se habían hecho infinidad de premoniciones. Así, el año 2,000, durante veinte siglos habia sido la fecha que invadía la imaginación del mundo. Isaac Newton aseguraba que este año sería el fin del mundo. Nostradamus aseguraba que sería el arribo del anticristo. Y Carl Jung anunciaba nacería la conciencia colectiva.
Sin embargo, Davison asumía una actitud un poco más positiva afirmando se terminaba un siglo asesino, para iniciar un glorioso milenio de grandes logros humanos. Pero, también anunciaba era el del final de la civilización occidental. Y, aun aceptando no poseer bases concretas para su premonición, pensaba que los resultados de su tarea se podían definir como apocalípticos—concepto derivado del griego Apokaypsis—que significa revelación. Porque a través de su libro afirmaba una nueva era histórica de la humanidad se estaría revelando, la era del Individuo Soberano, el gran acontecimiento.
Una revelación informando el inicio de una nueva revolución del poder liberando al individuo. El rompimiento de las cadenas esclavizadoras del Estado-Nación, el sello del siglo 20. Estábamos ante el umbral de la revolucion más radical de la historia. Más rápida y agresiva de lo que pudiéramos imaginar. Un ataque de las nuevas tecnologías que dominaría y destruiría la Nación-Estado creando nuevas formas de organización social. Listaba luego las diferentes etapas de la vida económica a través de la historia. 1) La de caza y recolección. 2) La de agricultura. 3) La de sociedades industriales. Ahora anunciaba teníamos ya en puerta la era de la Información. Todas se habían identificado diferentes fases de evolución y control de la violencia.La nueva etapa
prometía una dramática reducción en los retornos de esa violencia porque trascendería localidad. En el nuevo milenio la ventaja de
controlar violencia en gran escala disminuiría dramáticamente y la consecuencia
sería el crecimiento del crimen organizado, porque sería la que produjera los
mejores retornos. Esa
violencia se volvería más aleatoria y localizada. Sería la era del crimen organizado
que tendría todo el apoyo de gobiernos. Y en estos momentos lo vemos en Mexico
en la era de los carteles narcos controlando los gobiernos y la política eclipsándose
cada vez más. Anunciaba así el colapso de la moralidad y el crecimiento de la corrupción
política a escalas nunca vistas.
Con gran puntería
anunciaba la total descomposición de los gobiernos, al mismo ritmo que se
habria de incrementar el poder de los desconocidos barbaros modernos ejerciendo
el verdadero poder tras bambalinas. Lo que le faltaría descubrir al autor, fue
que, por estar mirando el árbol perdimos la vista del panorama. Habría podido
exponer cómo los EU cayeran en manos de esos bárbaros globalistas que, sin
formar carteles clandestinos como el de los Zetas, ellos los formaron con
organizaciones internacionales como ONU, FMI, Union Europea, Comision
Trilateral, FED, Organización Mundial de Comercio, Banco Mundial y, por
supuesto, el Vaticano.
Mucho más de lo imaginamos,
estos modernos bárbaros ya han infiltrado todos los paises del mundo sin
cambiar sus apariencias. Ellos son parásitos a gran escala alimentándose de
paises en agonía. Y así violentos y sin escrúpulos como un estado de guerra,
emplean técnicas de un Estado en menor escala. Los globalistas se dieron cuenta
y, para no competir, otorgaron concesiones pequeñas para que jamás se les ocurriera
debutar en sus grandes ligas. Por eso los globalistas bárbaros, sus crímenes dentro
de los paises los llevan a cabo con sus organizaciones “profesionales.” Y lo
podemos ver como una versión encubierta y siniestra de la cinta, Invasion of
the Body Snatchers. Y antes de que esas naciones colapsen, habrán sido
saqueadas como ha estado sucediendo en EU.
Y algo muy
importante, los resultados económicos ya no son determinados por las conductas
del bien portado Homo economicus que respetan derechos de propiedad etcétera. Todos
los resultados son provocados por conflicto, engaño, violencia. Wall Street en
sociedad con empleados globales como Goldman Sachs, se dedican a producir
ganancias artificiales o, en situaciones de emergencia, usar dos trillones de
dolares anuales que produce el mercado de la droga. Y a este punto vale
preguntar ¿Cómo es posible que Blackrock que naciera hace 30 años tenga un
portafolio de $15 trillones? Y puedo citar muchos ejemplos similares. ¿Como es
posible que a través de USAID Soros haya saqueado billones para atacar las
bases del pais?
Es cuando debemos
enfrentar la horripilante realidad de un mundo totalmente controlado,
manipulado y saqueado por el peor cartel criminal de la historia mundial. Un
cartel que tuvo el descaro de llevar a Biden a la presidencia en medio de su demencia
senil. Pero, no lo culpemos de todos los billones perdidos porque él no se
diera cuenta de lo que sucedía. Un cartel global que, haciendo honor al
compromiso de Rothschild, la Monarquía Inglesa, y la oligarquia europea
hicieran a principios del siglo 19 para destruir EU. Y, al fallar con sus primeros
intentos, decidieran utilizar sus herramientas globales mafiosas para golpearlo
como lo han estado haciendo. Y el nombre de ese cartel, con tantos
participantes, solo podríamos referirnos con una sola palabra, el 4th Reich ya propietario
de Europa y de China.
En estos momentos todos los representantes mundiales están en el Vaticano rindiendo tributo a uno de los peores. Un Papa infiltrado que de forma increíble abonaría las luchas de los filósofos Spinoza, Nietzsche y Schopenhauer. Ellos casi al unísono afirmaban que entreguismo y la cobardía, no es solo un fenómeno social, sino una vil traición y el abandono de la voluntad para actuar con ese bravo propósito que define la esencia humana. El hombre rebaño no solo sigue; se complace en seguir, encontrando en la conformidad una anestesia contra la angustia de existir. El gran campo fértil para la oligarquia global.
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