Ricardo Valenzuela
La historia de la humanidad tradicionalmente nos ha informado de una serie de explosiones que, de acuerdo con cada tiempo, siempre han provocado cambios que han modificado los rumbos y destinos de la civilización. Es muy claro que, en estos momentos, estamos a punto de atestiguar uno de esos periodos que surgen luciendo siempre como respuestas desesperadas de las sociedades. Sociedades que sienten han llegado a un punto en el cual se agota la paciencia de lo que siempre es provocado por algún tipo de tiranía. Pues la misma historia siempre nos ha mostrado la ancestral lucha entre la fuerza y la libertad.
Una de esas explosiones surgiría, sin lugar a duda, al inicio del segundo milenio con la separación de la iglesia cristiana para darle vida al catolicismo en lo que conocemos como mundo occidental, y la iglesia ortodoxia en el mundo oriental. La separación nos mostraría las grandes diferencias que se habían provocado entre los dos movimientos. La Iglesia Católica, aparentemente sedienta de poder, surgia como la autoridad superior en todo el mundo occidental, inclusive, por encima del supuesto mandato divino de los reyes. Pero, como afirmaría Lord Acton; “el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.” La iglesia católica llegaría a ser el mejor ejemplo.
El primer
golpe lo recibiría de parte de dos rebeliones, la de Martin Lutero que le daba
vida al protestantismo, y la de Enrique VIII rey del Imperio Británico al
desconocerla y darle vida a la suya, la Iglesia Anglicana considerada como la
iglesia original de la Comunión
Anglicana, la cual hoy representa aproximadamente 85 millones de
personas en más de 165 países en todo el mundo. Sin embargo, en opinión de
expertos, la iglesia recibiría otro golpe más poderoso de parte de los dos filósofos
más odiados por el Vaticano. Baruch Spinoza en Holanda y Friedrich Nietzsche en
Alemania, que cimbrarian lo cimientos, no solo del catolicismo, sino de todas
las religiones.
Spinoza
iniciaba su ataque agresivamente denunciando las religiones se habían formado
con un solo propósito muy lejano a la salvación del alma, sino llegar a
controlar totalmente a los seres humanos. De inmediato sería excomulgado por
ambas iglesias, la judía y la cristiana. Causaba un gran escandalo atacando
virtualmente todas las bases de las religiones, desde el concepto de un dios
premiando y castigando a los seres humanos con su potente herramienta de la
culpa. Pasaba a derrumbar los mandamientos uno por uno, definiéndolos como
reglas humanas para controlar. Seguía con el concepto de moralidad afirmando
que, solamente con el uso de la razón, los seres humanos tendrían el poder para
conocer a dios en la naturaleza que se manifestaba en todas las formas
naturales.
Odiado
durante siglos, la reputación de Spinoza y su sanidad fueron rescatadas por
Einstein quien había afirmado creer en el dios de Spinoza que se revela a si
mismo en una armonía de todo lo existente, no un dios que decide las todas las acciones
y destinos de los seres humanos. “Dios no juega a los dados con el universo
para manifestar su oposición de los postulados de física cuántica que nos
informa el universo es un caos e incertidumbre.”
Ante una
pregunta de si creía en dios respondía. “Te contesto con una parábola. La mente
humana no puede abarcar el universo. Somos como un niño llegando a una gran
biblioteca donde hay miles de libros en diferentes lenguas. El sabe que alguien
los escribió. No sabe quién. No entiende las lenguas en que se escribieron.
Pero sí percibe un plan definido del arreglo de esos libros, un orden
misterioso, pero no lo comprende, solo sospecha. Esa es la actitud de la mente
humana, con gran espacio, frente a dios. Vemos un universo maravillososamente
ordenado que obedece ciertas reglas, pero es poco lo que nosotros entendemos”.
“Nuestra
mente tan limitada no puede entender la fuerza misteriosa que mueve las
constelaciones. Pero me fascina el panteísmo de Spinoza porque ha sido el
primer filosofo que tratara el alma y el cuerpo como si fueran lo mismo no dos cosas
separadas. Dios es un misterio, pero un misterio comprensible. Durante toda mi
vida no he tenido más que una gran admiración por las leyes de la naturaleza. Y
no hay buenas leyes sin un gran legislador.”
Después de que el tiempo y Einstein rescataran a Spinoza de la ignominia de siglos, uno de sus admiradores, después de analizar todo lo que Einstein afirmara de Spinoza, con gran imaginación, decidía interpretar al filósofo utilizando eso, su imaginación, y escribiría un muy particular ensayo que titulara ¿Qué te diría el dios de Spinoza? “Ya deja de estar rezando y dándote golpes de pecho. Quiero que salgas al mundo para disfrutar la vida. Que cantes, te diviertas, que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.”
“Deja de
estar rezando en esos templos lúgubres, fríos y oscuros que tu construiste y dices
es mi casa. Mi casa esta en las montañas, en los bosques, en los ríos, en los
lagos. Ahí vivo y ahí yo expreso mi amor por ti. Ya deja de culparme de tu
miserable vida. Yo nunca te dije no tenias valor alguno ni que eras malo. Deja
de tenerme tanto miedo, yo no te juzgo, ni te crítico, no me enojo ni te
reclamo, tampoco te castigo. Yo soy puro amor. No me pidas perdón pues no hay
nada que perdonar. Yo fui tu creador y te formé con pasiones, limitaciones, sentimientos,
necesidades, incoherencias, pero siempre con el libre albedrio. Pero también con
una grandeza interior que debes de buscar solamente a través de la razón ¿Cómo podría
culparte o castigarte por lo por lo que sea si tú eres mi creación?”
“Olvídate
de todas esas regulaciones, mandatos, decretos y leyes. Son solo venenosas trampas
para provocarte esa maldita culpa y controlarte. Respeta a tus semejantes, no
hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti. Yo te hice libre, no hay
premios ni castigos, no hay sumas y restas, nadie lleva el marcador, no hay
registros, nadie te vigila. Eres libre para crear de tu vida un cielo o un
infierno. Lo único que te pido, es que siempre permanezcas consciente y alerta
de todo lo que sucede en cada momento de tu vida. Que vivas en cada instante. Pues
yo solo quiero que ese estado de profunda consciencia, armado con la razón, sea
tu verdadera guía.”
Y cerraba. “Deja de alabarme ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy? Expresa tu alegría, es la mejor forma de alabarme. No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro, ahí estoy latiendo para ti.”
ESTOS DOS ÚLTIMOS PÁRRAFOS SON MARAVILLOSOS porque somos CONSCIENCIA limitada a un paradigma muy estrecho que es nuestra mente o conjunto de creencias tan estrecho comparado con el CAMPO DE TODAS LAS POSIBILIDADES EN DONDE SOMOS, ESTAMOS Y NOS MOVEMOS al cual podemos acceder ensanchando nuestra consciencia con mindfulness y meditación.
ReplyDeleteEn cuanto a los 10 mandamientos, creo que Spinoza fue muy severo en su juicio pues solamente fueron reglas a seguir para hacer posible una convivencia que si vemos con detenimiento, todas las religiones eso fueron en sus orígenes.