Ricardo Valenzuela
El haber revivido a Spinoza me ha llevado por otros senderos que no solo han respondido a mis dudas, también me han mostrado otras avenidas que cada vez iluminan de forma especial lo que antes habia sido el transitar por un bosque en una noche sin luna. He recordado aquellos dias de mi niñez cuando en el rancho de mi abuelo escalaba hasta el tope de la sierra de Mazatán, para ver aquel hermoso panorama y sentía alguien debía ser responsable de esa perfección.
Mi regreso a la filosofía de Spinoza me ha situado ante una puerta que, estoy seguro, es similar a la que utilizara Spinoza al penetrar hacia la verdad encontrando todo lo que luego causara su persecución y, estoy seguro, también causaría su muerte. Como resultado de mi personalidad compulsiva, en mi frenética búsqueda me han enviado un documento que narra la otra historia que, siendo la que claramente sustenta la lógica y la razón, me ha provocado una serie de desconocidos sentimientos encontrados que se han traducido en raras reacciones donde el tiempo juega el gran papel.
Lo primero que afirma el documento, es que Jesus era miembro de un grupo judío muy especial, los esenios, que se distinguían por su dedicación en la búsqueda de conocimientos profundos para responder una serie de interrogaciones que se plantearan. Y, entre ellos, Jesus había demostrado ser el más sabio y quien encontrara algunas de esas respuestas con facilidad. Quienes han estudiado los documentos, con puntería afirman que Jesus, sin duda, era un genio con un coeficiente de inteligencia superior a los 200 puntos. Y así como Chopin componía música inmortal a los 5 años, como otros genios a los dos años hablaran varios idiomas, era la misma genialidad que Jesus poseía en toda su pureza.
El nunca afirmaría era dios o que era hijo de dios, ni que podía llevar a cabo milagros. Develaban, también, que hay una parte de su vida que no se tiene algún tipo de referencia, pero, se supone fue donde pasara muchos años entre la India y el Tíbet. Hay archivos milenarios de esa región sobre fórmulas para alcanzar niveles de consciencia desconocidos, doctrinas que tratan acerca de la pureza de la Luz y la Iluminación. Y hay evidencia en documentos que ubicarían el paso de Jesús por el Himalaya. Y allí aprendiera todas las técnicas de profunda meditación e iluminación para alcanzar niveles de consciencia que asustaban a los mortales.
Antes de su muerte, Spinoza había recibido de parte del Cardenal Albani, un rebelde quien había sido custodio de los archivos secretos del Vaticano, los documentos que la iglesia había ocultado durante 17 siglos. En esos documentos narraban la realidad de la vida de Jesus y sus verdaderos mensajes que eran similares a lo que Spinoza y, afirman, que los esenios era el grupo al cual pertenecía y ellos eran los que habían iniciado su tarea para darla a conocer. El cardenal Albani le entregaba al filósofo las cartas originales de los apóstoles, el diario de Poncio Pilato, las pergaminos encontrados y secuestrados por la iglesia mostrando las verdades. Las declaraciones de los soldados romanos que presenciaran su crucifixión, todo en desacuerdo total con lo que afirmaba la iglesia.
Spinoza comprobaba se habia consumado el engaño más grande de la historia de la humanidad. Tenía las evidencias de quienes en realidad habían sido los esenios y la verdad de los años de Jesus en este mundo. Y, por supuesto, era una historia muy diferente a la que la iglesia nos ha sembrado durante los siglos. Cómo se había convocado aquel concilio en Alejandría donde, bajo las instrucciones del emperador Constantino, se decidió desaparecer a Jesus y los esenios y pasar al invento de una religión. Una religión cuyas reglas fueran dictadas por Constantino, no para la salvación del hombre, sino para la salvación del imperio. La vieja sociedad de iglesia y estado.
Pero, no habían podido evitar que los esenios, antes de su desaparición, dieran a conocer algunas verdades de Jesus. Habían informado que Jesus tenía un hermano que ratificaba todo lo que trataba de hacer esa naciente iglesia identificando un dios con una blasfemia. Jesus nunca afirmaría ser el hijo de dios, hasta las palabras alteradas que había pronunciado en la cruz ya en agonía. Sus palabras habían sido: “Padre”, su concepción de ese padre. “Perdona tanta ignorancia”, no los eximía con el “no saben lo que hacen”. La ignorancia de la ley del padre no era justificación ni perdón.
El cardenal le había también entregado a Spinoza un código secreto de iluminación e interpretación que se relacionaba con las verdaderas palabras de Jesus ya en la cruz: “Despiértalos del mal sueño que no les permite saber que todos somos parte de Dios”—el verdadero. Y por eso Spinoza, al igual que Jesus, debería ser destruido porque era también amenaza similar para el consolidado monopolio de la iglesia. De la religión inventada para unificar un imperio, no para liberar a la humanidad de las cadenas tendidas cada vez más apretadas del pecado, culpa, temor, castigo infernal, el pecado original. El Dios de Jesus y de Espinoza no castigaba ni premiaba.
Y Jesus ya crucificado, los harían su dios. Surgiría la verdad de los famosos pergaminos encontrados en 1947 y de inmediato el Vaticano tomara su control. Y, de los casi 2,000 pergaminos, solo se darían a conocer unos 200. Porque los otros contenían las verdaderas enseñanzas de Jesus, la explicación natural de sus milagros. La verdadera resurrección que la explicaba como una tarde en la cual el sol se está ocultando, no desapareciendo, pues al amanecer se asoma de nuevo más potente, con nuevo brillo, esa es nuestra resurrección al haber logrado la iluminación y la activación de esa consciencia conectada con la consciencia universal.
Jesus había advertido que llegaría un tiempo en el cual sus palabras serían alteradas y deformadas por una iglesia buscando control total de la humanidad. Jesus y Espinoza habían llegado a las mismas conclusiones. Jesus no habia fundado la iglesia, el habia sido su primera víctima al igual que Spinoza después de 1,700 años, porque ambos serían amenaza para la nueva iglesia. Pero, Spinoza, consciente de lo que le esperaba, preparó una serie de paquetes con toda esa información que, a través de una organización secreta, se estarían entregando a hombres muy especialespor todo el mundo. Ese sería el inicio de un despertar de la humanidad que Jesus habia pedido al Padre. Porque Jesus también afirmaría que, cuando estuviéramos listos, aparecería el nuevo salvador.
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