RECUERDOS. LA MUERTE DE MEXICO

 Ricardo Valenzuela

 11 razones por las que México vive la muerte como ningún otro país | Verne  EL PAÍS

Finalmente Moisés bajó de la montaña con sus tablas de la salvación y el mapa para el último tramo que nos lleve al jardín del edén, al tiempo que nosotros los mortales lo esperábamos con la angustia que produce la incertidumbre del resultado de aventuras mediáticas de la importancia que estamos viviendo. Después de 7 años de recorrer los caminos que nos deban de llevar a esa tierra prometida, finalmente hemos visto la luz, su luz. Pero bajó enmascarado negándonos el acto final de la purificación, ver el rostro de nuestro salvador 

A veces, quedarse callado equivale a mentir" dijo Unamuno en 1936 luego de que un general franquista gritó "¡Viva la muerte!" en la Universidad de Salamanca. Algo así escuchamos hoy. Tampoco queremos quedarnos callados, si lo que está ocurriendo sólo beneficia a nuestros enemigos. Alzar nuestra voz es un deber moral, aunque al alzarla llegue la inmolación como la del demonio Fernández de Cevallos.

 Imposible decirlo mejor que Paco Calderón. La paz "lleva 7 años secuestrada y no hay pa’ cuando…" El Subcomandante "endiosado como está, ya secuestró de paso a la democracia, la república, la libertad, la ley, y hasta a la patria misma…" Al secuestrador le ofrecen "lo que quiera, rapidito, de rodillas y con buenos modos. Se ha cedido todo, a cambio de nada. "

 ¡Viva la muerte de México! gritan, sin esas palabras, los anónimos apóstoles de las armas y de la muerte que han secuestrado lo mejor que nos queda. Vociferan así los evangelistas de la corrección política, la cursilería y la superficialidad romantiquera a servicio de la chulería y la vanidad de un figurón mediático y sus "justas demandas"; los (y las) periodistas e "intelectuales" que evitan todo asomo de crítica o confrontación, evitan así que los insulte o califique; y a veces, hasta una entrevista les da.

 Contagiados por tal abyección, hay inocentes autoculpabilizados de lo indígena y faltas ajenas; incautos que no ven el trasnochado esclavismo colectivista del ezln; prirredistas sin decencia pescan en esas aguas revueltas para lograr migajas y golpear al que el 2 de julio les ganó con limpieza, legalidad y decencia, con votantes que dieron la cara. Y atrás de ellos, quienes no quieren perder su poder–negocio de más de 70 años. Porfirio llegó a la mitad apenas; y era patriota, pero niño de parvulitos ante la nomenklatura de poder y delito que usó y desechó al pri pero mantiene su dinero, cañerías ocultas y drenaje profundo.

 Corean impensadamente el grito de muerte varios opositores miopes, partidarios de Fox, y la maderista imprudencia de este presidente. Desde Marco Aurelio hasta Madero, el más letal defecto de los idealistas es creer que sus enemigos son de su condición: patriotas como ellos, que dicen la verdad y actúan de buena fe. Así como Hitler aprovechó la ingenuidad de Chamberlain, un gobernante tan decente como Fox es peligroso si no ejerce la virtud moral y política de la prudencia; si cree que el enemigo es su amigo. Y peor aún: si el enemigo ¡es desconocido! Por lo menos, Victoriano Huerta tenía nombre y rostro. Nuestros enemigos de hoy deben estar felices: han llegado a trocar el inconsciente colectivo, mostrar al vicio como virtud y propugnar la desunión. Ya sus zapatosos ocupan más de 80,000 hectáreas de espacio "liberado" donde los desplazados ya no tienen a las fuerzas armadas legales para protegerlos de la barra libre de los marquistas.

 Un deber moral de derecho a la información es exhibir en televisión nacional el documental de Gerardo de la Concha, con testimonios auténticos y actas ministeriales de los crímenes contra indígenas víctimas del zapatismo. Un deber de justicia será dedicar el mismo espacio y faramalla que pide el Subcomandante para sí en el Congreso, a los antizapatistas victimados, mutilados, asesinados o masacrados por los zapatistas; y a los auténticos indígenas que no quieren violencia y sí tienen cara. Pero no, en México ahora solo existe una verdad, la del portador de las tablas de salvación.

 Sabias palabras la del Yaqui de Sonora cuando le preguntaron por los Zapatistas y responde: “nomás que ahí el problema es que traen a un Yori de caponera (jefe) que parece mula lazada de las verijas. Tanto trabajo que nos costó salir del reparo del Bacatete (su reservación) pa vivir como yoris. Y ahora este los quiere arrendar (regresar) con la misma caballada. Y luego ese amiguito (Marcos) se la lleva vestido de fariseo, no sabes ni con quien hablas. Es como si le subieras (montaras) a un caballo mañoso en una nochi muy obscura. No sabes pa donde va a reparar. Debían de hacer lo que nosotros hacíamos con el loco Vidal. Siempre que se desgorretaba (se alocaba) lo dejábamos que agarrara monte. Hasta que se murió de sed.”

 Un deber de inteligencia será evitar que México siga cayendo en lo que sirve a sus enemigos: la desunión, las leyes privativas (suprimidas por Juárez), la pérdida de los derechos individuales que consagra la tradición liberal desde 1857, y la instauración legal del racismo (con la indulgencia de que no es por razas sino por "etnias" o "indígenas"). Pero no, los apóstoles de la indulgencia y la liberación de nuestros pecados, no lo permitirían. Su evangelio es dogma, y como tal se debe de acepar.

 México peligra. Los mismos impulsores del totalitarismo y del poder–negocio, (¿temporalmente?) derrotados el 2 de julio, están muy, muy activos, y deben estar contentísimos. Y al Marcos le darán una patada cuando deje de servirles y logre —si nos dejamos— que México, en varios sentidos, se parta en dos.Continúa Paco Calderón: "En el momento en que a alguien de arriba se le convenció de que las armas de estos fulanos tenían la misma legitimidad que mi voto, el secuestro estaba hecho".

 Vicente Fox no supo valorar su legitimidad. Sin hacer caso de los estudios de inteligencia y estrategia que había en Gobernación, creyó que Guillén actuaba de buena fe. Creyó que quiere la paz. Creyó que su causa es justa. Creyó que el ezln representa a los indígenas. Creyó que no trae agendas ocultas. Creyó que la iniciativa de la Cocopa rescataría la paz. Creyó que, a pesar de insultos, mentiras, desplantes y baladronadas, Guillén hablaría con él. ¡Y regaló todo a un Don Nadie, a un desconocido,  a un autoproclamado enemigo del Estado! Diego Fernández de Cevallos, como Churchill en su querella contra Chamberlain, tiene razón. Pero tal vez haya sido la soberbia nuestra aliada, pues si se acercara la caperucita Fox para preguntar; ¿para que tienes esa mascara,? Vendría la respuesta; “para comerte mejor.”

 Aún no se ha perdido todo. Vicente: tu única legitimidad es la de los votos que te pusieron allí, que es la de nuestro hasta hace poco reconstituido Estado, y el recientemente fortalecido Derecho. Eso, y Política de veras. Nada más que eso. Pero nunca, nunca menos que eso. Porque si entras sin esas armas a la guarida del Guajardo enmascarado, igual caerás acribillado.

 

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