VERDADERA RADIOGRAFIA DE NUESTRO INFIERNO V

 Ricardo Valenzuela

Si hemos podido descubrir que la raíz del infernal mundo en que vivimos son los deformados seres humanos. El siguiente paso debe ser identificar las raíces de tal deformación resultando en esas conductas destructivas. Y nos damos cuenta de que hemos sido víctimas de una letal programación para arruinar la materia prima. Algo tan dramático que se inicia desde que nacemos. Al nacer el niño es una computadora sin programas y, en los primeros cinco años de vida, se le instala el que lo hará gran aportación a la humanidad, o un destructor de esta. En esos años necesita de mucho contacto físico. En los siguientes años requiere de muchas afirmaciones positivas.

Pero, sin no recibe ese contacto físico y, en lugar de afirmaciones positivas, recibe lo contrario con palabras como malcriado, desobediente, cochino y, sobre todo, con el arma mas destructiva que es el “no”, cuando se estima que en esos primeros cinco años se le ha dicho no unas 40,000 veces. Con su cerebro ya bastante formado hace una reflexión. A mi nadie me abraza ni me besa y todo el día me están regañando y reclamando, es cuando arriba a esa destructiva conclusión, debo haber hecho algo muy malo. En esos momentos le nace el complejo de culpa. De la culpa se derivan todos  los complejos e inseguridades.

 Ahora, la pregunta debería ser ¿Por qué los padres cometen semejante pecado condenando a sus hijos? La respuesta es tan sencilla como cruel. Porque a ellos les hicieron lo mismo y durante toda su vida han cargado su cruz. Cuando me encontré con esta realidad, decidí buscar respuestas en todas partes desde Sócrates, Diógenes, Spinoza, Nietzsche, y así pude descubrir un nuevo mundo. Pero, en el caso particular de las traiciones de familiares y, sobre todo, de quien yo habia considerado uno de mis cercanos amigos, solamente en la sabiduria de Confucio pude encontrar una cruda cruel realidad que nos debería de aterrar. 

Me enseñaría que esos pecados de los padres han estado presentes antes que la iglesia, el diabólico marxismo, Nazismo, hegelismo, el Estado Profundo Global, y de esa realidad hay consecuencias. De ella han nacido dos tipos de hombres muy diferentes. La especie en extinción y cada vez más escasos hombres superiores que han construido la grandeza de las sociedades y naciones, y los hombrecitos siempre haciendo sus inmorales trampas para sobrevivir. El hombre superior, siempre usando la razón, se planta totalmente firme, no fingiendo ser firme como lo hace ese diminuto hombrecillo. El hombre superior piensa en la virtud; el hombrecillo piensa en comodidad de sus inmorales logros.

 El hombre superior es moral y no partidista; el hombrecillo mezquino es partidista y siempre inmoral. El hombre superior es digno, pero muy justo y nunca pendenciero. Es sociable, pero nunca exclusivista. Es afable, pero no adulador. El hombre superior posee una vida material construida con integridad sin mostrar orgullo, pero es siempre admirado y venerado; el hombrecito construye la suya con inmoralidad y muestra un vergonzoso orgullo sin dignidad, sin remordimiento siempre en busca de su siguiente víctima y es repudiado.

 El hombre superior no fija su mente a favor de cualquier cosa ni en contra de ella. Y, primero, estableciendo lo que sea correcto, es el camino que siempre seguirá. El hombre superior es tranquilo y siempre está en calma esperando las citas de su Cielo interior, mientras el hombrecito mezquino avanza por caminos peligrosos buscando sucesos inesperados como asaltante de caminos. El hombre superior dirige su atención a lo radical. Una vez calificado y establecido, utilizando su razón, sigue con naturalidad el curso de acción correcto y tradicionalmente logra sus éxitos.

 El hombre superior tiene nueve cosas que son objeto de cuidadosa consideración. En cuanto al uso de sus ojos, anhela ver con claridad. En cuanto a sus oídos, desea oír la diferencia critica. En cuanto a su semblante, anhela que sea benigno. En cuanto a su comportamiento, anhela ser respetuoso. En cuanto a su palabra, siempre será sincera y respetada. En sus negocios anhela ser cuidadoso. En cuanto a asuntos dudosos, anhela buscar consejo. Cuando está enojado, piensa en las dificultades que su ira puede provocarle. Cuando ve que puede obtener ganancias, piensa en la rectitud.

 Durante mucho tiempo ha sido tarea imposible para los hombres alcanzar la humanidad perfecta. Solo ese hombre superior puede convertirse en su arquitecto. Pero, él no es alguien exigiendo a otros lo que solo él puede hacer, ni los avergüenza por lo que no pueden hacer. De ahí que el hombre superior, al señalar reglas de conducta, no se convierte en la regla, porque su ejemplo se convierte en instrucciones y se estimulen, se esfuercen, y se avergüencen si no intentan seguirlas. Impone las reglas no escritas para regular la conducta, la buena fe, para vincularlas a la irrestricta moral para destacarla, la conducta íntegra para distinguirla, la amistad para perfeccionarla. De esta manera, desea crear un esquema moral para las sociedades.

 El hombre fue creado para la rectitud. Si pierde su rectitud y aún está vivo, escapar de la muerte ha sido solo una fortuna. En el libro chino de poesía hay trescientas piezas, pero el propósito de todas puede resumirse en una sola frase: “No tengas pensamientos depravados”. Los deberes universales obligatorios son cinco, pero las virtudes que se practican son tres. Incluye los deberes entre padre e hijo, entre hermanos y entre buenos amigos. Conocimiento, moralidad y reciprocidad. Esas tres son virtudes universales y nos deben unir, y el medio por el cual llevan estas obligaciones a la práctica es la potente unidad de propósito.

 El sabio chino Tsze-Kung al preguntarle ¿hay una palabra o frase que pueda servir como regla para la vida de todos? Y respondía: “No hagas a otros lo que no quieras te hagan a ti. Entre amigos que reine la sinceridad y confianza. En enfrentamiento entre amigos, no se debe recompensar el fraude con amabilidad, sino con todo el peso de la ley. No dejar que esos hombrecillos ignorantes operen con su falso juicio y tomen control, porque ellos nos llevarán de nuevo a la era de las cavernas.” Desgraciadamente el mundo, con sociedades apendejadas, ha caído en manos de hombrecillos inmorales que solo ven las siguientes 24 horas. El mundo está en peligro.