Ricardo Valenzuela

Desde que Trump apareciera en la escalera del lobby de su edificio en Manhattan anunciando su intención de llegar a la presidencia de EU, yo, de inmediato, desidia darle mi apoyo y mi voto. Así se iniciaba mi verdadero vía crucis que debía transitar por ese gran pecado que me costara hasta perder amistades ante una cerrazón de mentes inexplicable, pero nunca dudando de lo que había decidido. Sorpresivamente, hace unos días, uno de mis verdugos cambiando su tono me preguntaba ¿Por qué afirmas que Trump es diferente? Días después le respondía por escrito.
.) En primer lugar, porque lo he conocido por casi 40 años cuando, ante una invitación a una cena privada, al principio la rechazaba argumentando, me caía muy mal y, con ceguera, lo afirmaba, cuando nunca lo había visto. Al aceptar ante la terca insistencia del anfitrión, recibía una de las grandes lecciones de mi vida. El que nunca deberíamos hacer juicios sin bases sólidas. Pues así conocí a un hombre muy diferente al que dibujaba la ignorancia de la gente.
.) Porque en todos estos años tuve la oportunidad de verlo en acción en su territorio de Nueva York, siempre defendiendo sus ideas, muy diferentes, ideas de una urgente liberación que EU requería so pena de caer al fondo de un infierno sin boleto del retorno. Pero, igualmente, propuestas diferentes, no con un gobierno invadiendo más campos de lo que le correspondía, sino liberando a la gente de los campos invadidos por el gobierno que ya la sofocaban, y nadie se atrevía para hacer algo.
.) Porque Trump no es el clásico político profesional, tampoco alguien debutando en la política para hacerla su carrera. No es ese político moderno en un gobierno destructor y cada día más corrupto obedeciendo órdenes extranjeras. La única figura política con la que lo he comparado es la de Andrew Jackson, tal vez la de un Thomas Jefferson. Sin duda con el Gral. George Patton, el general más temido por los ejércitos de Hitler, amado por sus soldados, envidiado por el gran Marshall Montgomery, comandante de las fuerzas inglesas, odiado por los políticos de EU y lo asesinaron.
.) Porque en tantos años en EU, me surgía una inquietud que casi me susurraba lo que veía no era la verdadera película que mostraban, pasaba a iniciar una evaluación en los lugares y con las gentes adecuadas, así encontraba esa realidad que me provocaba horror ante un sistema podrido que estaba destruyendo el país. Veía claro que las presidencias de los últimos más de 60 años habían operado ese plan destructivo ordenado por esas fuerzas oscuras, las mismas que habían asesinado a Kennedy, habían retirado a Nixon, neutralizaran a Reagan y llegara el desfile del Nuevo Orden Mundial y barra libre durante casi 30 años.
.) Vi claramente la operación de esas fuerzas para, a través de la tecnocracia, impulsar a China sangrando a EU hasta dejarlo anémico, detecté como esas fuerzas tenían el objetivo de la destrucción del gobierno de EU para formar un gobierno mundial. Pues tenían experiencia al haber establecido la UE y, sabían que, para lograrlo, la gente de EU debía sucumbir bajo el socialismo y así entregarían sus vidas, y su proceso estaba ya adelantado. Y, lo más alarmante, el Tratado de Libre Comercio, donde incluyeran a México, era su herramienta de control y explotación.
.) Pero, algo que me llevara al límite de histeria, fue el gran Charles Krauthammer en el 2002, sabiendo le quedaban solo unos meses de vida, hiciera una tenebrosa predicción. Afirmaba que Obama sería el gran destructor de EU pues, entre sus armas, portaba un venenoso carisma y habilidades políticas similares a las Bill Clinton, y era el gran fariseo de la hipocresía. La destrucción que provocaría sería de una magnitud inimaginable, tomaría campos como energía, salud, y el total de educación, inmigración sin control, sin que la gente se diera cuenta, EU sería ya socialista. Y se cumplió la profecía. Le heredaba a Hillary Clinton los EU socialistas ya listos para el tiro de gracia, pero ¡sorpresa! Se les atravesaba Trump.
.) En su primera aventura en la presidencia, ante la sorpresa de su triunfo, tararon de sabotear su toma de protesta, tratarían dos veces de retirarlos “legalmente” de la presidencia con sus congresistas corruptos, su persecución a través del sistema judicial podrido, ataques a sus negocios, a su familia, a sus amigos, un juez corrupto que lo condenara a pagar más de $700 millones, la pandemia con dedicatoria especial que cobrara millones de vidas por todo el mundo y, finalmente, el descarado robo de la elección del 2020 para ubicar a un monigote inepto, Biden, para que siguiera gobernando Obama. Esto no debería seguir.
Finalmente, porque he atestiguado a un hombre temerario que se ha atrevido lo que nadie, ni siquiera se hubiera atrevido a considerar ante un país tan agraviado. Alguien que ha penetrado lugares del laberinto que nadie se atreviera. Un hombre de un indomable valor para arriesgar todo mostrando que el si ama a su país, su idealismo que también ha sido atacado por sus enemigos y, en sus intentos, solo se han mostrado como lo que son, seres repulsivos con su bandera del wokismo, traicioneros, sin ética, sin moral, parásitos de sus complejos que siguen desesperados disparando desde sus escondites.
Porque Trump no llegó a participar en un concurso de simpatía, ni de buenos modales, llegó a enfrentar cara a cara a los peores enemigos de EU que han estado operando impunemente o en complacencia. Y, especialmente, a esos letales enemigos en el interior del país, incluyendo los 12 millones que Biden permitió entrar sabemos financiados por Soros. Esas regiones donde, al recorrerlas, surge el sentimiento de estar en otro país donde la constitución hace mucho fue archivada, las leyes están en manos de jueces que, no reparten justicia, hacen promociones políticas.
Pero no hay nada que cimbre con más fuerza a los enanos espirituales y enseñen su cobardía, el miedo de los tibios, la envidia de los ineptos, que un hombre con un propósito y un gran ideal en su corazón. Hombres especiales que, cuando la vida les presenta una encrucijada, no toman el camino fácil, ni el más corto, toman el otro, aunque sea el difícil, pero es el recto, el de los grandes propósitos, el del sacrificio, del sufrimiento, y están dispuestos a pagar. Pero, ese precio siempre es menor a la magnitud de su propósito. Y esos son los hombres especiales.
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