Ricardo Valenzuela
Para realmente entender lo que está sucediendo en Venezuela, se requiere tener una visión especial alimentada por conocimientos de historia, de política real, de filosofía, de física etcétera, para no dejarse llevar por los clásicos merolicos que se cuelgan etiquetas de izquierda que normalmente tienen el cerebro petrificado. Y, mientras más dinero fluya en la corriente de esos opinadores, más grande surge la petrificación de esos cerebros y alargan los arciones y los estribos de la silla, así más crecen esos grupos.
Para iniciar, deberían investigar cómo la corrupción se ha expandido mucho más de lo que se pensaba. La evidencia surge en todas partes del mundo, desde países subdesarrollados hasta el los países industriales que alcanzaron cierta prosperidad. Este fenómeno en cierta forma representa la privatización del estado y su gobierno, en donde el poder no ha sido transferido al mercado, como debe ocurrir en las privatizaciones, sino a oficiales del gobierno y sus burocracias para saquearlos como si no hubiera un mañana.
Y cuando durante tanto tiempo se ha llevado a cabo la descomposición de la nación-estado, han surgido los bárbaros modernos para tomar ese poder tras bambalinas y, recientemente, ya ante la descarada vista de todo el mundo. Grupos originales como las mafias rusas que de inmediato recogieron los tristes despojos de la URSS, también surgieron nuevas las nomenclaturas, agencias secretas de inteligencia renegadas y, especialmente, los titanes de las drogas estableciendo sus propias leyes. Y en estos momentos se han adueñado de infinidad de gobiernos decadentes.
En un proceso de muchos años, se han estado convirtiendo en parásitos que se alimentan de sistemas moribundos. Tan violentas y sin escrúpulos como puede ser una nación en guerra, ellos utilizan y afinan las mismas tácticas criminales del estado a su favor, sin la menor contemplación, pues, nunca hay consecuencias. Han acrecentado todo su poder, su riqueza e influencia, al mismo ritmo de la pudrición de la política. Y ese crecimiento criminal se ha convertido en elemento de gran poder a medida que el mundo ha estado cambiando. Esos criminales tienen como su gran objetivo dominar el mundo.
El famoso mandato de la gente que ha vivido en boca de tantos demagogos se ha convertido en la pesadilla del mandato de los criminales, que han avanzado sin oposición y sin que nadie más tratara detenerlos. Y cuando se forma una sociedad de poder político ausente de moral, con los peores criminales disponibles, es lo que le da vida a ese Cuasimodo con demoniacas intenciones y gran poder para ejecutarlas. No solo para controlar países, sino hacer realidad el sueño de Hitler, su Nuevo Orden Mundial.
Y de nuevo utilizando el mensaje de Kennedy frente al muro de Berlín, invitando al mundo para ver esa destrucción. Ahora hay que invitar al mundo a Venezuela y vea una realidad que muy pocos entienden. La realidad de lo que esa criminalidad global ha logrado en toda nuestra región. No la errónea de esos ciegos que solo ven una lucha por su petróleo contra un ignorante y sus enanos espirituales. Si no una lucha similar la guerra que condenó Europa a su moderna esclavitud. Una lucha en que se utilizara el esquema hegeliano para eliminar nazismo, condenar Rusia al marxismo, y Europa fuera para ellos bajo su diseño especial.
Porque algo similar es lo que está en juego en Venezuela. Pero, los ignorantes la interpretan como el miedo de Trump que lo hace dudar. No ven la hegemonía global y sus oligarcas tratando de mantener su región tan explotada. No ven el mercado negro de petróleo ilegal en barcos fantasmas circulando por el mundo, no ven los miles de lanchas cargando toneladas de drogas avanzando el sueño de Fidel Castro para destruir EU desde su interior. No ven las guerrillas que han operado en Colombia durante casi 60 años, y los 2 billones de su dinero manteniendo una economía artificial, y ahora amenazan con defender a Maduro.
Lo que está en juego en Venezuela es la esclavitud de toda América Latina en una jaula similar a la de la Unión Europea, el flujo de drogas que, entre Europa y EU, cobra medio millón de vidas al año. Lo que está en juego en Venezuela es esa larga lucha entre el bien y el mal, entre la libertad y la esclavitud, entre la justicia y la injusticia envuelta en papel blanco y grandes moños. Lo que se está jugando en Venezuela es la prisión de Fidel Castro, ese cobarde que nunca participara en alguna guerra, pero asesinaría cientos de miles, incluyendo sus valientes hermanos en armas Camilo Cienfuegos, Huber Matus, y él moriría en su cama.
Lo que está en juego en Venezuela es el verdadero republicanismo de gobiernos acotados y honestos, de los patriotas que aman a su país, contra la maldición del marxismo que portan los traidores que la han saqueado ante un mundo lleno de cinismo.
Y me encantaría ver a una libertaria como María Corina Machado firme frente al palacio de Miraflores gritando. “Si quieren ver la destrucción de la maldad disfrazada de virtud, vengan a Caracas y se las mostraré en toda su magnitud. Si quieren ver como unos criminales le robaron a mi país $600 billones de dólares mientras la gente se moría de hambre y enfermedad, vengan a Caracas y se los mostraré claramente. Si quieren ver como tanto de nuestro dinero fluyó por toda América Latina para elevar al comunismo en Argentina, Bolivia, Perú, Brasil, Colombia y, sobre todo, para mantener la ineptitud de Cuba, vengan a Caracas y se los mostraré. Si quieren ver nueve millones de venezolanos huyendo de la maldad de estos criminales, vengan a Caracas y yo se los mostraré”
Lo que ha estado operando Trump en Venezuela, es la nueva guerra tecnológica, electrónica y cuántica que ha estado minando la estúpida soberbia de ese grupo de malhechores tercermundistas, hasta que les exploten las tres células perdidas en el cerebro Homo erectus. La misma que utilizó para destruir las instalaciones nucleares de Irán. Y lo ha estado haciendo ante los que no quieren se rescate a Venezuela. Los oligarcas globales pues, ante ellos, China y Rusia no tienen importancia. En el inter, los trogloditas de Colombia, Nicaragua, Cuba y, por supuesto, los morenos mexicanos, sabemos que visitaron la basílica guadalupana el pasado día 12, y le rogaron a la virgen que los proteja.
Porque la guadalupana no protege a criminales de ese calibre
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