Esto no es más que la ejecución de un golpe de estado y, definitivamente, no sería el primero que operara esta mafia. Uno contra Nixon, organizado y ejecutado por Henry Kissinger. Otro, operado y ejecutado por la CIA, contra el presidente Kennedy. Este sería el tercero, pero, el primero ejecutado con la arrogancia para robarse una elección ante el escaparate mundial.
Aun cuando la gente, por razones muy conocidas, consideran la elección en EU está terminada y el triunfador es Biden, los que hemos visto los hechos irrebatibles de un fenomenal fraude manejado con gran soberbia y de la forma más burda, hemos continuado en rebeldía no tanto en defensa de Trump, sino en defensa de la legalidad, de las instituciones agraviadas por un grupo de criminales protegidos por esas mismas instituciones que, activado por ellos, también han caído a un pantano de corrupción. Un grupo de corsarios que durante cuatro años han violado constantemente la constitución y todas las leyes promulgadas y establecidas, ayudados por criminales de la misma calaña incrustados en la sociedad, los negocios, en todas las esferas del gobierno y han destruido una estructura tan importante para un país, su estado de derecho, y hay que luchar hasta el final sin aceptar esta ignominia.