Ricardo Valenzuela
“Hay un poder tan organizado, tan sutil, tan completo, y tan perverso, que nadie debería alzar su voz más alto que el murmullo de su respiración cuando hablen para condenarlo”. Woodrow Wilson
Vivimos una era de grandes avances que hace unos cuantos años nos hubieran parecido sueños imposibles. Pero también una era de grandes turbulencias que los responsables de provocarlas lo han hecho con una perversa inteligencia, que les permite operarlas y lograr los objetivos deseados que para la mayoría de la gente permanecen desconocidos.
El autor James Dale Davison en su libro publicado en 1997, aseguraba nos encaminábamos a la era de un individuo libre de las cadenas de los gobiernos. Luego nos alertaba del creciente poder de mafias como la rusa, bandas criminales, estados criminales como Venezuela, narcotraficantes y, sobre todo, agencias de inteligencia renegadas que estarían estableciendo su propia ley. Y finalmente nos llegaba la advertencia más tenebrosa, describiendo la forma en que los micro procesos estarían creando nuevos horizontes de actividad económica y de comunicaciones que trascenderían todas las fronteras. A medida que la tecnología hiciera obsoletas las herramientas que usábamos, estaría haciendo lo mismo con nuestras leyes reestructurando nuestra moral, y alterando nuestras percepciones