Ricardo Valenzuela
En EU desde su nacimiento se iniciaba un ataque a lo que representaba una novedosa estructura económica-política que revolucionaria el mundo y de inmediato surgía su más potente enemigo, las monarquías de Europa. Con ellas se libró una larga lucha que persiste hoy día y que el primer fuego se abría cuando Inglaterra los invadiera en 1810, llegando hasta la casa blanca para incendiarla. Trataban de reconquistar sus antiguas colonias, pero, más importante, destruir ese sistema republicano que iniciaran en EU que retaba a las monarquías. Para ello, plantarían a su agente en el nuevo país en la figura de Hamilton que los representara hasta su muerte en un duelo en el que perdiera la vida en Julio de 1804.
Una lucha que ha llevado al país a la encrucijada que vive en estos momentos. Una elección con claros tintes fraudulentos que todavía no se define. Una justa política que ha destapado una serie de oscuras cuevas que permanecían ocultas sin saber lo que celosamente ocultaban. Y con ese control mafioso de los usurpadores la posibilidad de que el fraude subsista para iniciar el derrumbe del sistema liberal del país y entregarlo a las fatales fuerzas de la globalización. En esta ruta, un segmento de la sociedad que al inicio del país se admiraba, eran quienes lograban hacer fortuna y se convertían en ejemplos a seguir, hasta después de un proceso que los convirtió en los grandes villanos siempre protegidos por los republicanos. Pero, la gran paradoja, es que en estos momentos el gran apoyo para este viejo movimiento en contra del republicanismo liberal ahora es de los grandes billonarios que, después de la elección de Trump en 2016, liderados por Soros, formaron lo que llamaron “La Resistencia” para neutralizar al nuevo presidente.
Pero, la verdadera tropa de los usurpadores que marchan en primera fila en esta batalla, no se dan cuenta que la vieja bandera de compromiso con el ciudadano común que antes fuera propiedad de los demócratas, al dejarla caer, fue recogida por Trump como una visión personal que ha tratado sea también la del partido republicano. Una bandera que muchos alcanforados de ese partido no aceptan y, por eso, se han convertido en viles traidores del presidente. Es decir, en el campamento de Trump el único billonario es él. Porque los nuevos billonarios, utilizando el partido demócrata, están asumiendo el papel de las viejas monarquías en donde ellos eran los dueños de vidas y haciendas, nunca les importó el futuro ni el destino de sus siervos que solo vivían para eso, servirlos. Y, al igual que todos sus antepasados, esa era su vida que nunca cambiaria y todo a lo que podían aspirar.
Los hijos de los piojosos hippies de los años 60 que nacieran en la zona de Hight Ashbury de San Francisco para, fumando mariguana, planear su revolución socialista, son ahora los billonarios que llevan en el ADN los conflictos mentales y emocionales heredados y, al convertirse en billonarios, los invade la culpa y el terror de convertirse en aquello que sus padres tanto odiaran. Lo mismo sucede con los actores que, al protagonizar alguna pantomima, reciben millones de dólares que les corroe el alma pues sienten no merecerlos y su forma de redención, no es compartir su riqueza, sino apoyar las herramientas con las cuales los gobiernos “legalmente” despojan a quienes han sudado para producir sus patrimonios. Y, en lugar de buscar terapia, esos son los remedios para las culpas que invaden a quienes, por defectos de formación familiar, los atormentan al sentirse en pecado y necesitan un demonio que agredir.
Porque, para amasar esas fortunas, en tiempo medido en meses no años, no solo se requiere genialidad, se requiere también estar preparados para lo que representa, sobre todo, si las fortunas son de billones en manos de jóvenes que, al iniciar sus proyectos, jamás se imaginaron el poder que adquirirían y la responsabilidad que se requería. Y, cuando tantos billones no les curan las heridas del alma, ahora su nueva medicina es asociarse con quienes quieren controlar el mundo y convertirlo en la granja de George Orwell. Y que mejor forma de lograrlo cuando viven en un país como EU que tiene sus estructuras políticas tan podridas, pues parafraseando al Gral. Alvaro Obregón, “no hay político que aguante un cañonazo de un par de millones”, y así quieren comprar el mundo.
Y combinando esas dos fuerzas fatales tendremos un potaje más destructivo que Pelosi legislando borracha. Porque políticos como Biden ya han demostrado que están de venta y, si alguien hace una generosa oferta para comprar el país entero, Biden lo envolvería con papel de Navidad y, al entregarlo, les ofrecería garantía de lo que adquirieran. Hillary vendió algunas porciones, pero quedan muchas más. Desde el arribo de los Clinton a Washington el gobierno de EU se convirtió en una subasta al mejor postor, pero todavía no emergían los super billonarios de Silicon Valley y los Clinton se quedaron con las ganas de continuar la venta. Pero regresaban con Obama para enseñarle los trucos cuando la demanda había crecido y los precios aumentaban. Conectaron Silicon Valley con los contratistas del EP para que les fabricaran en China, Hillary vendía armas prohibidas y fluían los millones a su Fundación, vendía uranio a Rusia, recibía mordidas de casi $40 millones de países como Turquía.
Fue cuando Obama aprendió el oficio que le redituara lo suficiente para comprar varias mansiones por un monto cercano a $100 millones de dólares. Pero el amodorrado Biden no se quedaría atrás pues él ya era experto en ese juego. A los chicos de Silicon les abría las puertas a China y su amigo Xi Jinping lo correspondería con el paquete que entregara a su hijo por $1.5 billones de dólares para invertirlos y, si ese pago no era suficiente, le mandaban 5 millones de boletas de voto falsas que repartirían entre Pensilvania, Nevada, Arizona y demás estados disputados, transportados y entregados directamente en una operación al mando de un nieto de los Hermanos Koch, los super billonarios socios del EP y piezas claves en el fraude electoral.
Pero toda la labor de los chicos de Silicon Valley al boicotear cualquier promoción de la candidatura de Trump, sus mensajes subliminales favoreciendo a Biden, los cientos de millones que aportaron a la campaña negra, el manipular las noticias que de alguna forma favorecieran a Trump, el bloqueo y cancelación de mensajes que Trump tratara de publicar, y recientemente han aportado cerca de $30 millones de dólares para promover la elección de un candidato a senador marxista en Georgia, no fue suficiente. Los chicos trataron de comprar la presidencia para Biden y no pudieron, y para ganar la elección tuvieron que recurrir al fraude y estamos a punto de caer en sus garras.
¡Esas son las fuerzas que se han unido para cambiar a los EU!
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