Creo que todos estamos conscientes que la madre naturaleza, durante millones de años, con sus movimientos telúricos ha estado configurando el planeta que habitamos. Así, la superficie, cortesía de la infinita energía de sus capas interiores, ha sufrido mutaciones creando nuestro mundo. Algunas veces nos provocan grandes temores como el caso de California con su falla de San Andrés, donde constantemente ha sido su amenaza de nuevas configuraciones.
Creo que en la humanidad igualmente podemos identificar sus diferentes capas y, por supuesto, las formas en que han acudido para la configuración de las sociedades como un todo. Tradicionalmente esas capas habían sido, primero, la capa superior que siempre se identifica como la más pequeña, segundo, el resto de un material que ha conjuntado la gran mayoría siendo la capa inferior. Esa ecuación permanecería estática durante siglos, hasta que fuera sacudida por la revolucion industrial que abría las puertas a las capas inferiores para poder escalar esa pirámide. Y la histeria de la superior.
Esa revolucion sería uno de los movimientos telúricos-sociales más grandes de la historia, apuntando hacia una de las modificaciones que cimbrarian al mundo. Emergia Galbraith señalando la opulencia de los recursos privados que generalmente eran limpios, eficientes, bien mantenidos, siempre mejorando su calidad. Mientras que los espacios públicos lucían miserables, sucios, sobrepoblados, peligrosos. Pero, la paradoja cuando concluía era necesario transferir más recursos hacia el sector público.Durante
siglos esta habia sido la paradoja de lo político y el gobierno. De acuerdo con
Aristóteles los sistemas políticos se debian listar en tiranías, aristocracia,
oligarquia y democracia. Pero ya en el siglo 20 ese panorama se describía ofreciendo
comunismo, fascismo y capitalismo democrático. A cierto punto del proceso, veríamos
con claridad todas esas alternativas habían fallado a excepción del capitalismo
democrático. Fue cuando Fukuyama proclamaba el “fin de la historia,” afirmando
que las batallas ideológicas se habían terminado con el triunfo de la mezcla de
economía mixta democrática.
Pero, al
mismo tiempo estaba surgiendo el fundamentalismo islámico y, por otro lado,
algunos lideres políticos e intelectuales asiáticos le daba fuerza a su atractivo
argumento de un capitalismo autoritario adornado con sus valores asiáticos. En
cualquier caso, el supuesto triunfo de una confusa democracia dejaba mucho espacio
para las ideologías contendientes. El pasaba a identificar la democracia como
alternativa cultural para el fascismo y socialismo. Algo que verdaderamente
aterraba.
Sin
embargo, con la amenaza del surgimiento de las capas inferiores, la capa
superior decidida nunca permitir le restaran su poder enfrentando competencia, habían
iniciado su demoniaca respuesta. En Bavaria, cortesía de un exjesuita, les
entregaba una solución perfecta en la figura de su creación, el Illuminati.
Siendo un movimiento en contra de las monarquías de Europa, lo tomaban para que
esas masas que habían derrocado la monarquía en Francia nunca invadieran sus
sagrados recintos. De esa forma se iniciaba la verdadera guerra contra esos
ingenuos revolucionarios.
Surgia una
sociedad entre la monarquía inglesa, los Rothschild, ya con presencia en
Londres, Cecil Rhodes y su poderoso grupo, la “sociedad de los elegidos,” y el Vaticano.
No para defender las monarquías que ellos las veían perdidas, sino para jamás permitir
algo similar a lo que se habia implantado en EU. Así, esa sociedad de los
elegidos reclutaba a las oligarquías con varios objetivos. El principal sería
destruir el republicanismo de EU con sus mercados libres. El panorama lucia
posible puesto que, los Rothschild, no solo se habían adueñado del Banco de
Inglaterra, querían hacer lo mismo en EU.
Ya habían establecido
base en el nuevo país logrando la inserción de su agente, Hamilton. Al final de
la revolucion de EU, cuando Washington ya no tuviera dinero y a punto de perder
esa guerra, los Rothschild lo habían comprometido con un préstamo que les abría
las puertas. Un proceso en el cual Lafayette, otro de sus agentes, habia sido
de gran ayuda. Así, en el interior de EU nacia de Estado Profundo. Con ese
financiamiento lograban dos cosas; diseñar el “Gran Sello” que después seria
impreso en los billetes del dólar, y control del sistema financiero y bancario.
Ese sello representaba el simbolismo de los Rothschild, el símbolo del
Illuminati.
Al debutante
EU se le inyectaba una “bomba lógica” que los expertos definían como “una serie
de parámetros secretos” incorporados en un programa de modo que, si ocurre o no una condición
particular, se activarían con efectos destructivos. EU es el programa donde las
condiciones del EP a paso lento se habían cumplido expropiando su gobierno
republicano, sus instituciones religiosas, la familia, su cultura. Se incluirían
Departamento de Justicia, sus comunidades de inteligencia. Los Rockefeller, que
llegarían a ser empleados de los Rothschild, se encararían de las escuelas.
Habían avanzado
lento como se habia planeado en su primera reunión al mediados del siglo 19.
Con asertividad se deshacían de los peligros como Forrestal, Patton, Kennedy,
el mismo Papa Benedicto XVI. Ya habían cumplido su sueño del Fondo de la
Reserva Federal, se habían hecho del Distrito de Columbia. Habían insertado al
más demoniaco de sus agentes, Soros, para que procediera a penetrar a Mexico. Habían
llegado con éxito a una etapa de su plan que se atrevían a instalar en la
presidencia a un agente marxista extranjero como Obama, acelerando la destrucción.
Pero, algo les
habia fallado y, sorpresivamente, aquel iluso que le daban una posibilidad en
un millón para llegar a la presidencia, Donald Trump, habia penetrado sus otora
líneas impenetrables y, reconociendo el error, simplemente lo expulsaban de “su
territorio” y supuestamente lo archivaban. Para asegurar la ultima etapa, le
entregaban a Obama un tercer periodo para reanudar la destrucción sintiendo
navegaban de nuevo en aguas tranquilas. Tanto que, la celebración de su agenda
2030, la adelantarían con Kamala y, en su estado de California, ya le llamaban
presidenta orgullo del estado.
Pero, de repente, la falla de san Andrés hacía temblar a la concentración más grande de discípulos de Satanás, California. Pero, eso no sería el único peligro para su celebración. Ante la oligarquia global aparecía un peligro mucho más grande, la falla de Trump. Se reanuda la fiesta.
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