Ricardo Valenzuela
Hace dias
aparecía en el radar de mis reflexiones un tema que, siendo primordial,
desgraciadamente lo había tenido archivado por algún tiempo. Cuando una buena
amiga, tal vez usando una defectuosa lupa, me brindaba el calificativo de genio,
le respondía explicando que todos los seres humanos tenemos un arsenal que,
bien utilizado, ante quienes no tienen idea de los cien billones de neuronas
que tenemos en el cerebro, quienes hayan conseguido operar un poco más del 5% que
en estos momentos utilizamos, puede dar esa apariencia. Pero, lo más importante
es modificar el esquema mental que no permite lleguemos a la mina de nuestro
potencial infinito.
Pasaba a explicarle cómo, después de una experiencia muy especial, iniciaba mi transito tratando de encontrar la fórmula que me convirtiera en ese anhelado superhombre. Y en mi largo caminar, me di cuenta de algo que, como lo afirmara Henry David Thoreau, “La mayoría de las gentes van por la vida siempre sufriendo una callada desesperación”. Y, aun sin darse cuenta, no les permite ser felices. Con el tiempo caen en la aburrida rutina hasta que llegan a considerarla como lo normal.
Ese valle de lágrimas que nos ordenan aceptar pues, como dice el Cabechas Gonzalez Iñigo en sus Lupas: “Para llegar al cielo, primero hay que pasar por el infierno”. Que tiene varias interpretaciones, pero, la más popular, es pedir a la gente aceptar la mediocridad de sus vidas pensando que en el control de sus destinos nada se puede hacer. Que ellos no son los capitanes de sus naves ni los arquitectos de sus vidas y solamente hay que aceptar lo que les manden. Obviamente en este campo mucho han tenido que ver las religiones que, al parecer, tuvieran el mandato de fabricar zombis.
Al abordar el tema, siempre surge otro importante concepto como la ambición. Algo que, como muchos otros, se ha desvirtuado totalmente. La iglesia católica lo ha satanizado para convertirlo en el peor de los pecados siendo que, bien entendido y actuado en compañía de valores y moralidad, debería ser el motivador mas efectivo para lograr crecimiento económico y la prosperidad de los paises. La fe de los calvinistas que llegaron a las colonias les estuvo ganando la partida a los católicos, cuando, de sabia manera afirmaban: “La riqueza del hombre debe ser la comprobación de que ha hecho bien el mandato de Dios”.
Pero, en nuestros paises latinos, cuando se mezclaron los conceptos de ambición, riqueza, pecado, explotaba un poderoso volcán porque, sobre las bases que tenemos, nunca se han podido conciliar y surgía la hipocresía y el engaño, especialmente entre políticos y empresarios, cuando, ante la persecución de esa riqueza, veían los dictados de su religión y en lugar de luchar para que, como afirmaba Mises, el mercado libre expulsara a hombres de corazon corrupto, se les abrían las puertas y el corazón corrupto se establecía como requisito y participar en la economía del pillaje, la hipocresia, el descaro y la inmoralidad.
No hay peor participante en la economía que, los que madrugan para asistir a misa, comulgan con sus pecados perdonados. Y, ya con toda la gracia del señor, como los toros de lidia cuando salen al redondel, abandonan el templo dejando sus desteñidos valores y principios, para abordar esa economía de la explotación en la sociedad surgida el siglo pasado entre; políticos, lideres sindicales y los empresarios estatistas, para seguir edificando una economía artificial la que, como ya no hay expropiaciones, deben asumir somos demonios capitalistas. No se dan cuenta que los gobiernos a través de impuestos, mandatos, regulaciones y el FED, ahora nos expropian el fruto de nuestro trabajo, es la socialización del alma. El esquema inventado por Hitler
Y como resultado de estas revolucionarias políticas, ya no se forman latifundios, ahora se han formado las Televisas, Los Carsos de Slim, los Electras de Salinas Pliego etcétera, llegando a situaciones como aquella famosa reunión de 12 billonarios con el presidente Salinas. El presidente les pedía una cooperación para el partido, y de inmediato salta el Tigre Azcárraga apoyando la solicitud y, exhibiendo su argumento afirmaría: “Yo hago mi compromiso por 5 millones de dolares, pues con las políticas del presidente he ganado mucho más”. De inmediato el resto de los participantes desenfundaron sus chequeras bien regordetas.
Y algo muy grave, es que, esta casta de empresarios, ante la seguridad de ganar dinero sin crear valor, sin riesgos, con cartas marcadas, se convences es lo correcto, que sus aportaciones son la sangre del pais. Así se siente bien ganando dinero de esa manera tan fácil, cómoda, segura, y ya no se preocupan por saber que sucede en los mercados, prefieren sumergirse en el pantano de las ideas equivocadas, de los conceptos personales vacíos y, ante sus altares, han ejecutado a Adam Smith, Mises, Hayek, Locke, para darle la bienvenida a los contratos del gobierno, a las concesiones monopólicas, subsidios. Y no tienen necesidad de vestir collares de ajo contra los vampiros, tienen al FOBAPROA
Son esos que odiaron a Trump porque, en medio de su cómoda ignorancia, para ellos Obama era emisario divino. Nunca les importó conocer los datos duros de la economía de ambos (Obama y Trump) ¿Para qué? Ellos de todas maneras seguían chupando de la teta del gobierno. Algunos mas avispados tratando de justificar sus pecados exhibiendo a pecadores mayores. Afirmaban que, si los grandes oligarcas le habían dado vida a Marx, a Lenin, Hitler, Fidel Castro, algo bueno identificaban en la construcción de esos regímenes.
La respuesta es simple. Es mucho más fácil saquear paises con sociedades oprimidas, que aquellos con sociedades libres, vigorosas.
Y en el nuevo cuadro de economías artificiales, de ganancias corporativas a base de asientos contables, con los monopolios avanzando, ya no se necesitarán las escuelas de negocios, tampoco las de economía y, sobre todo, los cursos de ética profesional que tanto despreciábamos en el Tec de Monterrey. Con estos nuevos arreglos, la administración de riesgos será para coordinar los carteles narcos que controlan casi todo el mundo. Pues generan 1.5 trillones de dolares anuales.
Sres. empresarios estatistas, les tengo una mala noticia. Dentro de 6 años se les termina el negocio pues inicia la Agenda 2030 y, como dice su motivante frase. “No tendrán nada, pero serán muy felices”.
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