La criatura de Jekyll Island (III)

 Ricardo Valenzuela

 The Creature from Jekyll Island with G. Edward Griffin (WiM401)

La rebelión de los deudores hipotecarios, chispa que iniciara el fuego preludio de lo que pudo ser la gran explosión financiera más grande en muchos años, se estaría expandiendo a otros campos de unos mercados que se había tratado de liberar por los atrevidos. Pensábamos el consumidor ya no se sentiría atrapado y supuestamente no lo estaba. Pero esta no era la creativa destrucción de los mercados de Schumpeter. Esta era una explosión financiera provocada con toda premeditación para que el marxista Obama tuviera barra libre para ejecutar las ordenes de sus amos, la elites globales.

Y es que cualquier usuario con acceso al Internet, habría podido ya fácilmente cambiar de moneda cuando recibiera signos de la depreciación en la suya. Hubiera sido, entonces, el llevar a cabo transacciones utilizando cualquier medio de valor. Como Hayek escribiera: “No hay una clara distinción entre lo que es dinero y lo que no lo es. Nosotros asumimos existe y la ley trata de distinguir esos efectos monetarios, pero en realidad no la hay.” Lo que encontramos son objetos con diferentes grados de liquidez y valores que pueden fluctuar independientemente amparándose unos con otros y funcionan como dinero.

 

Estaríamos regresando al trueque, pero al trueque electrónico, mundial, sin barreras e instantáneo. El dinero digital en las computadoras globales podía haber hecho la teoría de liquidez de Hayek más válida. El trueque moderno habría sido mucho más práctico. Infinidad de bienes y servicios hubieran podido ser ofrecidos a cambio de otros. Estas transacciones hubieran sido publicitadas a través de la red electrónica en todo el mundo incrementando su liquidez, y ese, desgraciadamente, ha sido el éxito de empresas como Google, eBay, Libre Mercado, Amazon, Face Book, ya tomadas por las elites.

 

Hayek argumentaba el uso de dinero privado erradicaría la inflación. La obligación de recibir una moneda inflacionaria en una determinada jurisdicción, argumentaba, obligará al mercado a la emisión privada para preservar su valor. Cualquier emisor de moneda que no pudiera mantener su valor, rápidamente perdería sus clientes. La evolución del ciber dinero le habría dado nueva vida a la teoría de Hayek y al desarrollo del mercado privado de monedas con respaldo, a la competencia para ofrecer mejores productos, dinero más sólido, menos depreciado, más aceptado y demandado. En aquellos momentos ya existían, vía Internet, varias empresas emisoras de dinero privado penetrando agresivamente el mercado. Pero de inmediato fueron atacadas.

 

La era de la banca emisora respaldada con oro y plata, habría estar arribando, pero en el ciberespacio. Dinero privado estaría circulando como en el siglo XIX, pero ahora en una cybereconomia. En un futuro muy cercano, estaríamos haciendo negocios con dinero privado y digital. Hubiera sido emitido de forma similar a los cheques de viajero de American Exppress. Instituciones con mejor reputación que cualquier gobierno, como compañías mineras internacionales o corporaciones bancarias suizas, hubieran podido crear recibos protegidos por cantidades de oro identificados por firmas moleculares y hologramas. Las chequeras que todo mundo portaría serían computadoras personales cada día más pequeñas. Estos recibos circularían sin posibilidad alguna de que puedan ser falsificados ni devaluados.

 

Mientras estas ideas se cocinaban en las mentes de hombres como Musk y su grupo de revolucionarios y otros atrevidos emprendedores. Cuando la economía de Trump en los EU operaba con una productividad nunca vista promoviendo crecimientos de un 7%, las elites globales preocupadas había ya decido que jamás lo permitirían pues era una potencial competencia para el punto más importante de su agenda 2030, la consolidacion de un nuevo monopolio mundial para la creación de dinero mediante su nuevo banco central del mundo. Algo que ellos, desde la famosa afirmación de Mayer Rothschild: “Denme el control de las monedas del mundo y no me importa quien haga las leyes”, lo han estado siguiendo al pie de la letra pues era el mandato de Marx.  

 

Pero en México los ex-priistas, disfrazados de perredistas, ahora morenistas, presentaban su programa para regresar el control del Banco de México al presidente, provocar un poquito de inflación para estimular la economía, de nuevo pequeños déficits, restablecer el control de cambios y de la entrada de capitales extranjeros al país, regresar a la época del agrarismo, aumentar los impuestos a los que más producen, regresar a los subsidios, precios de garantía, puesto que ese era el mandato de esas mismas elites globales que, con sus dictados a la revolucion mexicana, nos habían enviado a la mediocridad eterna.

 

Por otra parte, el presidente presentaba un plan de desarrollo que no entiende ni su Secretario de Hacienda, luego renunciaría, lo mismo que su nebulosa reforma fiscal, claro, siempre hablando de la estrategia de manejo de los tipos de cambio como una forma de corregir “problemas estructurales de la balanza comercial.” AMLO ha insistido en regresar al nacionalismo revolucionario, regresar a la moda de la rectoría económica del estado, en el DF los otros neandertales intentan linchar a quien se atreva a pronunciar la palabra privatizar, ya sea Pemex, la empresa más corrupta del mundo, la CFE, etcétera, porque todas esas son piezas reservadas para las elites. Si no les gustan las instituciones, sencillo, las desbaratan como acaba de suceder con el Instituto Federal Electoral cuando se daban cuenta de que ellos podrían perder el mando.

 

Al inicio del tercer milenio, los “revolucionarios” todavía invocan al fantasma de Emiliano Zapata, truenan contra Porfirio Díaz, aplauden la nacionalización del petróleo de Tata Lázaro, la afectación del Valle del Yaqui, arremeten contra el sistema privado de ahorro de los trabajadores, piden tierra y libertad, repudian la “buena globalización” de la economía, no la de las elites globales pues esas solo se las ordenan, piden la cabeza de Salinas por vender patrias, añoran la inflación, el gasto público, el proteccionismo comercial, los precios de garantía, frontera cerrada de allá pa´ cá, pero no de aquí pa´ llá. ¿Qué hacemos con los desempleados y, sobre todo, sin la lana que mandaban? Han abierto la puerta a los médicos cubanos que invaden como los antiguos invasores de tierras que luego no los podrían sacar.

 

Mientras trataban de que las computadoras hablaran, recibieran dictado, le ganen una partida al campeón mundial de ajedrez, Google se había convertido en la empresa más grande del mundo, el patrimonio personal de los gringos, en histórico récord, llegaba a casi 100 trillones de dólares, los pagos electrónicos estaban ya superando a los efectuados con cuentas de cheques. Cuando los chinos repetían Hong Kong en otras 17 ciudades de su costa para seguir promoviendo taparle el ojo al macho, Mandela, con hipocresía renegaba de sus antecedentes marxistas pidiendo capital para su país, el estado de Missouri establecía una demanda contra una tribu indígena en Nuevo México porque han integrado sus juegos de azar en el internet y en Missouri es ilegal, la tribu argumenta; “nuestras computadoras están en Nuevo México y el juego en el espacio cibernético ahí es legal,” nosotros, como decía mi amigo Ernesto Yberri, seguimos sembrando con bueyes y arados de madera. México sin que nos diéramos cuenta es ya propiedad de esas fuerzas oscuras de la globalización y nadie hizo nada para evitarlo.

 

Se suponía que en los siguientes años, esa tecnología que catapultaba la productividad de los EU a un 7% anual, sería el patíbulo para los demagogos estilo Hugo Chávez, Fidel Castro, Ortega, Maduro provocando los liderazgos de los países se entreguen a políticos como Mart Laar, ex presidente de Estonia, que simplemente vigilen la buena marcha de un ejército de ciudadanos armados con eso, tecnología y libertad, dando cauce al desarrollo de la creación de Paul Romer, “La Nueva Teoría del Crecimiento.” Por todo ello, aun ante la amenaza de las elites globales, aún teníamos una chispa de esperanza de ver a los EU finalmente rescatados de manos de los psicópatas de la política. Un mundo que provocara competencia al FED con un banco que emita dinero con el respaldo de las infinitas riquezas de países como Rusia, Arabia Saudita, Corea, India, Japón que están hartos de los saqueos del Fed.

 

Nadie pudo darse cuenta de esta gran posibilidad liberadora, una posibilidad histórica ignorada por todos. Pero, perdón, no todos. Este hermoso panorama que finalmente nos llevara a lograr un destete del mundo oscuro, lo vieron con toda su claridad esas elites del Bilderberg, The City of London y eso no lo podían permitir y contratacaban con furia.

 

No nos hemos dado cuenta, pero vivimos en un mundo en el que un irresponsable e ilimitado gasto público en todo el mundo ha podido evitar el gran colapso económico total, tras el reciente provocado en las finanzas mundiales (hipotecas y el Covid), pero a un costo enorme para los contribuyentes. Nunca en el campo de las finanzas unos pocos han debido tanto dinero a tantos. Sin nadie que quiera remediar este mal. Está sostenido por un esquema creando una vasta economía criminal y una nueva aristocracia del poder corporativo y financiero que no rinde cuentas a nadie. Si no actuamos juntos para contener y erradicar las herramientas que ellos utilizan, un mundo de infiltrados sutiles, complicidad criminal y pobreza desesperante será el mundo que les dejaremos a nuestros hijos. A unos pocos les lavarán las botas con champán, mientras que el resto de nosotros, en su mundo, estaremos luchando por ganarnos la vida en condiciones casi imposibles cada vez mayores. Debemos evitar este futuro.

 

Yo me había equivocado, pero, la emergencia de Trump, me hizo ver una realidad horrorizarte y me rescataba. Y así, de la misma forma que tuve que reconocer mi alcoholismo, con humildad reconocí mis equivocaciones y he corregido mi rumbo hacia la verdad. Si yo lo hice, creo que muchos más lo pueden hacer

 

 

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