Ricardo Valenzuela
En mí largo transitar en busca de respuestas a infinidad de interrogantes que, al haber caído en la seducción de la famosa Mayéutica de Sócrates, esas interrogantes han crecido de forma similar a una poderosa avalancha, uno de los temas que ha tomado gran parte de mi interés ha sido la filosofía por un solo motivo. Porque tengo claro que los filósofos que vivieron antes de la aparición de Jesus de Nazaret, son los responsables de sentar las bases de nuestra realidad de hoy día. Sin embargo, no debo abandonar mi amor por la economía y, con eso en mente, estoy ahora tratando de combinarlos. Pero, en esta ruta tan desconocida he encontrado una gran sorpresa.
Y debía tomar la ruta en donde todo se había iniciado, como siempre, con los griegos. Los griegos fueron las primeras gentes civilizadas que utilizaran la razón para pensar sistemáticamente acerca del mundo que los rodeaba. Los griegos fueron los primeros filósofos-amantes de la sabiduria-los primeros en pensar profundamente para encontrar y verificar el conocimiento acerca del mundo. La tendencia había sido atribuir eventos naturales a los arbitrarios deseos de sus dioses. Los griegos, sin embargo, usarían la razón para investigar y aprender acerca de su mundo. Liderados por Aristóteles, los griegos desarrollaron la teoría y el método del razonamiento y descubrieron ley natural.
Esa ley natural que basa en el análisis para entender que, el ser, necesariamente significa el ser algo, esto es, alguna cosa o entidad particular. El hombre debía aprender el actuar en busca de objetivos descubriendo cómo operar dentro de la estructura de esa ley natural: cómo interactuar con sus activos armonizando su intercambio social. Así, la civilización occidental claramente es herencia griega; y dos de sus grandes tradiciones filosóficas cincelaron esta mente occidental desde la aparición de Aristóteles y su gran maestro Platon, incluyendo la economía.
Sin embargo, maestro y alumno diferirían en algunas de sus ideas. Las ideas de Platon de los hombres supuestamente alienados por el Estado serían muy influyentes en los escritos de Marx y sus seguidores. Otro filosofo griego, diferente a la tradición aristotélica, que inspirarían a Hegel y a Marx, fue el presocrático filosofo Heráclito que seria conocido como “el obscuro”. Fue entonces cuando surgiría la idea de la política de la polis. La vida de los griegos estaba organizada en pequeñas ciudades-estados en lo que algunas podrían anhelan formar imperios en ultramar ya actuando como el fatal “Estado.”
Platon, después de la muerte de su maestro, Sócrates, establecía su famosa Academia a las orillas de Atenas. Un centro de pensamiento, no solo de filosofía, sino como fuente de programas y políticas ya apuntando hacia el despotismo social. Así, nueve de sus estudiantes se establecían como tiranos en varias ciudades-estados griegas. Aunque Aristóteles era políticamente más moderado que Platon, era también evidente su devoción aristócrata por las sagradas polis. Después de la muerte de Platon, Aristóteles regresaba a Macedonia para ser el tutor de Alejandro el Magno quien lo llegara a considerar como figura paternal.
Sin embargo, las inclinaciones aristocráticas de sus vidas dentro de la matriz de una poli oligárquica tendrían gran impacto en el pensamiento de ambos, Platon y Aristóteles, y en sus excursiones con teóricas Utopías colectivistas de extrema derecha, o, en los intentos de sus estudiantes para establecer tiranías. Porque el estatus social y la inclinación política de los socráticos colorearon sus filosofías éticas y políticas, y también sus visiones económicas que después las veríamos en el feudalismo de Europa.
Así, para ambos, “el bienestar” del hombre no era algo que debían buscar los individuos, y tampoco el individuo era una persona con derechos que no debían ser restringidos ni invadidos por sus compañeros. Para ellos “el bienestar” no debería ser responsabilidad de los individuos sino por la poli. La virtud y la buena vida debian ser orientados hacia la polis no hacia lo individual. Esto significaba que el pensamiento de ambos era en extremo estatista y elitista, un estatismo que se permeara en la filosofía clásica y luego con entusiasmo la abrazaría el cristianismo.
En el mas estricto significado económico, el estatismo griego era solo la clásica exaltación aristócrata de las supuestas virtudes del arte militar y la agricultura, al igual de gran desprecio por el trabajo y el libre comercio y, por supuesto, desprecio especial a la creación de riqueza personal y su búsqueda. El mismo Sócrates, abiertamente despreciaba el trabajo como actividad enfermiza y vulgar, y afirmaba que las únicas artes nobles eran la guerra y la agricultura. Y también escribiría afirmando que a ningún “buen ciudadano” se le debía permitir dedicarse a cualquier empleo tan bajo como mecánico o de tráfico, por ser actividades sin nobleza y destructoras de virtud.
Era claro, la elevación griega de la poli sobre el individuo provocaba una oscura visión de la innovación económica y del emprendimiento. El emprendedor, el innovador dinámico, es, ante todo, ocupante del lugar de ego positivo y la creatividad individual y, por lo tanto, es el presagio de cambios sociales a menudo perturbadores, así como del crecimiento económico. Pero la clase del ideal social y económico griego estaba designado para promover una sociedad congelada con un status político determinado, no una sociedad de individuos dinámicos y creativos.
No debemos caer el la trampa pensando que los griegos, además de grandes filósofos, eran superdotados economistas. Y, curiosamente, la palabra economía se deriva del griego oikonomía, pero no era la economía moderan pues significaba administración del hogar. Tal vez usual y practico en aquella era, pero no lo que significa hoy. Pero sin duda el pensamiento griego era estatista y la mejor evidencia la tenemos en la obra de Platon, “La República,” su gran utopía colectivista, que complementara con “Las Leyes,” en donde define su ideal con una nación-estado en manos de un filósofo oligarca y su corte.
Fue cuando, a este punto algo me sonaba muy conocido. Porque es lo que seguimos teniendo después de 2,500 años, pero, siempre presumiendo de nuestra herencia filosófica que, supuestamente, en sociedad con el judaísmo y el cristianismo transformara nuestro mundo occidental. ¡vaya transformación!
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