Ricardo Valenzuela
En el camino de mi vida, que alguien por ahí describiera de gran intensidad, una de las experiencias más dolorosas que desgraciadamente he tenido que enfrentar, ha sido la ciega soberbia de tres individuos que me llevaran a vivir situaciones que, en su momento, provocarían el cimbrado de mi mundo y se asomara a negros infiernos. Porque la soberbia de los seres humanos, creo yo, es la conducta que ha causado las desgracias más grandes de la humanidad a través de la historia.
Una de esas desgracias es el haber llevado a los EU, del paraíso de libertad de su nacimiento, al infierno que se ha venido gestando durante tanto tiempo que ya lo ubica al borde de un negro precipicio y muy pocos tienen conciencia. Una trayectoria en la cual la ignorancia de muchos y, sobre todo, la soberbia de algunos es en gran parte causa de la condena que ya amenaza lo bueno que todavía permanece aún ante los ataques que ha sufrido. Una soberbia que ha permitido a los ejecutores navegar un mar en calma que ha mantenido la ignorancia de esa mayoría.
Y, algo verdaderamente dramático, solo la temeridad de un hombre como Donald Trump que, por primera vez en la historia, no solo está exhibiendo esa destructora realidad, sino que, armado con un valor indomable, está llevando a cabo una verdadera cruzada para evitar el último empujón que inicie su caída en ese precipicio de su destrucción total. Una cruzada que avanza aun cuando, otro segmento programado, ha sumado sus energías a las de esos destructores que, con diabólica precisión, han logrado se vierta contra él ese odio que ciega al mundo.Y tratando de hacer una humilde aportación, yo quiero mostrar la forma en que han estado avanzando y, sobre todo, de donde han obtenido las armas para ejecutar esta destrucción. Algo que me ha llevado siempre a una fuente que, a pesar de todos sus disfraces, en cierto punto de la ruta veo es la misma fuente. Porque ya sea el hegelianismo de los Skull & Bones, la tecnocracia de la Comision Trilateral, ese Nuevo Orden Mundial de los oligarcas globalistas, el Estado Profundo del Majestic 12, todos muestran una misma fisonomía, la construcción del 4th Reich.
Después del armisticio de la primera guerra mundial, los soldados alemanes regresaban a su país totalmente devastado. Pero, la ciudad Bavaria de Munich había sido particularmente destruida, allí era donde los soldados deambulaban por sus calles al lado de una serie de partidos políticos escindidos compitiendo por membresías. Esa sería la plataforma en donde Hitler, un veterano de esa guerra, tuviera el primer contacto con la Sociedad Thule, que se ostentaba como un inocente grupo dedicado al estudio de la vieja literatura alemana.
Una sociedad formada por los empresarios más ricos de la región, conservadores, ardientes nacionalistas, antisemitas, develándose ya como organismo político, mística racial, oculto bajo el emblema de rara cruz sobre una espada. Una sociedad que también servía como frente para el más secreto Orden Alemán. La reencarnación de la vieja orden de Caballeros Teutónicos ya con ramas en toda Alemania inspirado en las logias masónicas. Esas logias que portaban la agenda del ilegal Illuminati Bavaria cuyo fundamento era, el fin justifica los medios.
Después que Hitler, ya líder del movimiento fuera a prisión, los más ricos empresarios de los círculos del Oeste industrial y bancario serían los que lo llevarían al poder. En 1932 líderes como Krupp, Thyssen, Bosch hacían una petición al viejo presidente Hindenburg para que nombrara a Hitler Chancelor. En 1933, mediante el compromiso de aristócratas alemanes coordinados por el banquero Kurt Freiherr von Schroeder, Hitler llegaba al liderazgo de Alemania. Se habia decidido con la participación del director del Deutche Bank, el de I. G. Farben Hermann Schmitz etc. En la reunión estaban los hermanos John Foster, y Allen Dulles representando al Schroeder Bank en NY.
Hitler los habia seducido con su concepto nazi, un gobierno sólido y mano dura, que les ofrecía el manejo total de la economía, además, bajos impuestos, protección contra sindicatos. Un concepto que increíblemente, no solo rescataba Alemania de la destrucción, sino provocaría una explosión económica que, inclusive, le permitiría rearmarse. Hitler fue el inventor de su “Nuevo Orden Mundial” que se implantara en Europa.
Es decir, los oligarcas alemanes con estrechas relaciones con los Rothschild, alemanes, se asociaban con oligarcas americanos admiradores de Hitler como Henry Ford, JP Morgan, Prescott Bush, los Rockefeller, Warborg, alemanes. Pasaban a establecer miembros en los consejos de empresas y sociedades alemanas, que se establecerían en EU con el apoyo del National City Bank de Rockefeller, surgia la sociedad entre Estándar Oil of New Jersey con I G Farben, con participación casi similar a la de Rockefeller. El director de Estándar Oil pasaría a formar parte del consejo de I G Farben en Alemania. Y mientras Hitler bombardeaba Londres, ellos hacían buenos negocios.
Así, la firma Schroeder, Rockefeller and Company, Investment Bankers, la revista Times la etiquetaba como el impulso principal del axis Roma-Berlin. Se reportaba que los abogados Dulles, socios del despacho Dulles y Sullivan, eran miembros del consejo de todas las grandes empresas alemanas aun durante toda la guerra que, entre otras cosas, consiguieran grandes financiamientos para la industria de aviación alemana, para Bavarian Motors Works (BMW) para Daimer—Benz, hasta llevar a Hitler a ser propietario de Europa. John Foster Dulles sería luego director de la CIA, despedido por Kennedy.
Al final de la guerra, un Patton furioso por haberse dado cuenta de esa gran corrupción que alterara el final del conflicto, listo para regresar a EU afirmando los delataría, un día antes de su partida, moriría en misterioso accidente. A Hitler se le permitía escapar hacia Argentina supervisado por la CIA. De inmediato se operaria el proyecto Paper Clip y más de 2,000 nazis llegarían exiliados a EU. Todos serían colocados en oficinas del gobierno, de inteligencia, en universidades, en el Complexo Militar Industrial, científicos que, además de su tecnología, llegaban también con su ideología nazi.
Entre los refugiados alemanes llegaba el gran Von Braun, arquitecto del primer viaje a la luna, primer director de la NASA. Se afirmaba que siempre había mantenido contacto con los nazis refugiados en Argentina que, inclusive, lo visitaban en la NASA. Era claro se gestaba otro Reich, pero ya sin Hitler.
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