Ricardo Valenzuela
Los últimos 25 años en Venezuela nació, creció, se desarrolló y se reprodujo por toda América Latina y otras partes del mundo, lo que fuera bautizado como Socialismo Siglo 21 con una bandera para conjuntar una gigantesca pandilla de criminales que, como los clásicos nuevos ricos que nunca tuvieran nada y de repente se ganan la lotería, se mostraban ante el mundo prendiendo sus puros importados de Cuba con billetes de $100 dólares. Pero, como sus ambiciones eran tan grandes, debían incrementar el flujo de efectivo que les producía la explotación del petróleo en el país con las reservas más grandes del mundo. Además, el ejercito criminal era muy grande y estaban hambrientos del dinero fácil.
Con ese objetivo en mente, diversificaron sus operaciones debutando en el negocio del narcotráfico en un mercado que casi llega a los $2 trillones de dolares al año. Para ello establecería sociedad con las guerrillas del narco especialmente en Colombia, pero, necesitaban más pues ya habían adoptado un hijo pendejo que debian mantener, Cuba. Para ello apuntarían hacia algo que no les habia llamado tanto la atención, la explotación de los gigantescas vetas de oro que igualmente situaran a Venezuela entre las más grandes del mundo. Sin escuchar el consejo que Fidel Castro, en su momento, le diera a Ortega de Nicaragua: “No arriesgues el poder con tu pinche democracia, sigue mi ejemplo de un solo partido que me ha mantenido en el poder como debe ser, eternamente”.