Ricardo Valenzuela

Hay un nuevo sheriff en el pueblo, se llama Xi Jinping y éste luce aún más poderoso que el Estado Profundo.
En la historia política mundial hay dos personajes que, en mi
opinión, han sido un ejemplo y demostración de valor, patriotismo, de
propósitos limpios y un supremo afán de hacer el bien, Luis Donaldo
Colosio en México y John Kennedy en EU. Y si analizamos más sus vidas
encontraremos dos rasgos que podemos identificar como coincidencias.
Ambos fueron enemigos del establishment establecido y los dos fueron
asesinados. Y si escarbamos aún más profundo encontraremos otras, pero,
la que siempre ha llamado la atención de los analistas más filosos, es
la red de enemigos y traidores con la que los arroparan para
cobardemente asesinarlos y, manipulando las instituciones, llevar la
culpa hacia los clásicos chivos expiatorios.
Entre las lecciones que la vida nos ofrece con el transcurrir de los
años en que se van formando nuestros valores, hay dos rasgos que
siempre se identifican en los hombres de valores firmes. Odian
profundamente la traición y a quienes no respetan la palabra que, para
los verdaderos hombres, debe ser sagrada. Dos perfiles que siempre
transitan unidos y, lo alarmante, muy practicados en la política de los
traidores y rajones. Y hablamos mucho de la gran evolución de las
sociedades puesto que, supuestamente, abandonamos el barbarismo elevando
nuestras conductas para formar un mundo civilizado, ordenado y
virtuoso.