El mundo estaba experimentando un robo global: el capital estaba siendo succionado fuera de país tras país.
Cuando explotara la crisis financiera del 2008, siendo mi educación universitaria en negocios y economía, mi experiencia en la banca tanto comercial como de inversión y los sistemas financieros internacionales, no podía entender la forma en la que el gobierno de EU, como mago de circo, cada día sacaba del sombrero un nuevo rescate por decenas de billones de dólares y empecé a pensar que algo, no solo no era lógico, desafiaba todos los principios de las estructuras financieras sanas y responsables. Fue cuando decidí profundizar mi análisis develándome un cuadro verdaderamente preocupante. Los últimos años se ha operado un elaborado plan para, utilizando la más novedosa tecnología que aún no ha salido al mercado, fabricar una economía paralela que, utilizando testaferros, han saqueado países alrededor del mundo embriagándolos con increíbles fenómenos como Google, Facebook y muchos otros, que en estos momentos ya trabajan para las gentes a cargo de este plan.