Ricardo Valenzuela
No cabe duda de que el triunfo de Trump ya está sacudiendo al mundo entero, puesto que el presidente electo tiene una larga lista de pendientes que ya ejecuta. Y, en estos momentos, claramente se siente la forma en que Obama ha perdido gran parte de su infinito poder, con el cual él pudo cometer toda clase de crímenes siempre con impunidad. Y, desde aquella ocasión en que, durante la cena para corresponsales en la Casa Blanca, aprovechando Trump estaba presente procedió a burlarse por su búsqueda para demostrar Obama habia nacido en Africa, han estado siempre enfrentados.
Sin embargo, Trump le respondía ganando la presidencia en 2016 para darle intensidad a ese enfrentamiento. Para que Obama subiera la temperatura atacándolo con desmedida furia durante los 4 años de su presidencia. Así llegamos a este momento en el que, para la gran sorpresa del mundo, Trump regresa a la Casa Blanca con un Obama preso de pánico ante la posibilidad de que Trump haga lo que se considera imposible, juzgar y castigar a un criminal como lo ha sido Obama, sobre todo, por el gran daño que le ha causado al país. Especialmente los últimos 4 años que han sido su tercer periodo.
Porque ya no hay ninguna duda que Obama ha sido el verdugo de EU
EU habia iniciado una loca carrera hacia lo que parecía ser un suicido para destruir todo lo que se habia construido durante 250 años. Pero era algo que no habia sido decidido por la gente, sino, aparentemente por fuerzas oscuras y desconocidas sobre las cuales nadie tenia control. EU con el asesinato de Kennedy habia perdido algo más que aquel joven presidente, habia perdido su inocencia y con ella la confianza en su gobierno. El mundo lucía tenebroso con una Union Soviética avanzando agresivamente su comunismo. El sustituto de Kennedy, Lyndon Johnson, ejecutaría la segunda versión del famoso New Deal de Roosevelt ahora con su Great Society. Vendría luego el retiro del dólar de su ultima liga con el oro.
Habia
llegado Nixon a la presidencia con una guerra en Vietnam que nadie entendía y
nadie quería. Y, cuando Nixon estableciera control de precios y salarios
afirmando, ahora todos somos Keynesianos, con eso estaba dictando un negro
futuro para el pais. En 1976, Jimmy Carter ganó las elecciones presidenciales
americanas presentándose como abanderado de la lucha contra el desempleo. Aunque
Jimmy Carter es el presidente más asociado a la inflación galopante, es
importante señalar que su presidencia es sólo un capítulo de un periodo
recordado como la Gran Inflación (1965-1982), que fue testigo de una enorme
expansión de la masa monetaria y del gasto federal que ya habia iniciado su
desbocada carrera.
Carter no habia
iniciado la guerra de Vietnam ni habia separado a Estados Unidos del patrón oro
—Johnson y Nixon se merecen la mayor parte del mérito al llevar el pais hacia
el matadero —pero Carter tuvo que enfrentarse con las consecuencias
inflacionistas de estas políticas. Y finalmente lo hizo. Fue Carter quien
nombró al halcón de la inflación Paul Volcker para presidir la Reserva Federal
en 1979. Con Volcker, la Reserva Federal tomó medidas casi insondables hoy en
día, subiendo los tipos de interés por encima del 17,5 %.
Esta medida
contribuyó a desencadenar dos recesiones, llevó el tipo medio de las hipotecas
fijas a 30 años al 18.5 % y probablemente le costó a Carter las elecciones
presidenciales de 1980, pero puso a la economía estadounidense en la senda de
la recuperación monetaria. En 1980 Carter perdió la elección, según dicen las
encuestas, a causa de la inflación, pero, entre ambos acontecimientos, media un
ciclo económico entero. Cuando Ford perdió sus elecciones, la economía
americana llevaba casi un semestre de recuperación y se habían logrado
importantes éxitos en la lucha contra la inflación. Pero los votantes
prefirieron a un hombre que representaba la esperanza.
Después de
los ocho años de Reagan y su casi imposible lucha para dar al pais un poco de
sanidad económica y financiera, se iniciarían 20 años de lo que ya se
presentaba como una economía artificial. Una economía ya totalmente bajo el
control del FED en la cual la deuda del pais viajaría de 5 a casi 40 trillones
de dolares que tiene en estos momentos. Sin embargo, todavía mas alarmante fue
su crecimiento durante los cuatro años de la administración Biden que prácticamente
se duplicó. Pero, en el 2008 un horrorizado Barak Obama con la deuda de $7
trillones llegaba a la presidencia prometiendo orden, pero, al dejar la
presidencia casi habia triplicado esa deuda para fijarla en $20 trillones y su
marxismo avanzado.
Obama habia aparecido como caído del cielo
para masivamente seducir a la población de un pais agraviado. Eran casi nulas
las posibles criticas ante tan formidable candidato a quien la gente se
entregaba sin dudarlo. Llegaba con un respaldo nunca visto cuando a la
totalidad de la media le faltaban las palabras para describir las cualidades de
este milagroso candidato. Nunca se habia escuchado algo como el Estado
Profundo, el Complexo Militar Industrial, el Bilderberg Group, el Foro Económico
Mundial, la Comision Trilateral. Es decir, Obama podía correr sin vara para
ganar esa carrera.
Ante tal fenómeno celestial, se alzaba la voz de un solitario predicador con graves advertencias que nunca se escucharían. Era la voz de un hombre verdaderamente sabio, Charles … y después de sus primeros análisis afirmaba: “No entendí lo que estaba haciendo o se proponía hacer hasta que lo reveló abiertamente, con claridad, sin pedir disculpas y con una gran asertividad dos semanas después de su toma de posesión”.
“Obama es un
individuo intelectual y es encantador. No hay que subestimarlo. Es un "hombre
tranquilo" que no muestra sus emociones. Es muy difícil saber lo que hay
"detrás de la máscara". Derribar la dinastía Clinton fue obra de un
neófito político y un logro asombroso. Los Clinton todavía no entienden lo que
les pasó. Obama tiene habilidades políticas comparables a las de Reagan y Bill Clinton.
Tiene una manera de hacerte creer que está de tu lado, que está de acuerdo con
tu posición, mientras hace lo contrario”.
“Obama tiene un deseo insaciable del poder. No vino a Washington para hacer algo para el mismo, sino para cambiarlo todo, incluido el desmantelamiento del capitalismo. No puede ser sincero sobre sus ambiciones, ya que el público montara en horror. Tiene mano dura y quiere "nivelar el campo de juego" con la redistribución del ingreso y el castigo a los que logran los objetivos de la sociedad. Quiere cincelar los Estados Unidos a semejanza del socialismo de Gran Bretaña o Canadá con sus agregados”.
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