Ricardo Valenzuela
Al inicio
de este tercer milenio, como lo afirmara Davidson en su genial libro, el
Individuo Soberano, el mundo se encontraba ante una encrucijada y debía decidir
que camino tomar. El de la servidumbre al que ya tanto se había abonado, o el
de la libertad que se estaba ya perdiendo en medio de una confusión global
donde ya parecía nada era bueno o malo, sino todo era relativo. Las fronteras ideológicas
se estaban borrando al igual que valores tradicionales, su la moral, y emergía hasta
la confusión sexual que ahora se podría cambiar como cambiar de ropa.
Fue cuando hiciera su aparición es loco que pretendía modificar la configuración del cuadro que se establecía, Donald Trump. Lo retirarían del juego, pero, terco como siempre, regresaba blandiendo ya sin vacilar sus estrategias. Pero, como era natural en sociedades programadas y con enormes intereses creados y, sobre todo, una nueva fuerza global con un poder nunca atestiguado, sus ataques contra quien consideran intruso han sido desesperados. Y en ese largo menú de sus objetivos, se incluye su gran especialidad que siempre ha sido crear una total confusión social.
Entonces
debemos preguntar ¿Qué es el Trumpismo? Para definirlo primero hay que listar
lo que “no es” y que su propietario siempre lo muestra con gran asertividad. Y,
después, en una segunda entrega mostrar lo que ha estado haciendo pera entonces
buscarle la etiqueta correspondiente.
.) No es el populismo en ninguna de las dos formas que se conoce. Primero, el que se iniciaría en Roma con acciones de los emperadores para darle gusto a la plebe con sus clásicas exigencias. Era conocido como el populismo base, y estaba representado por la salvaje plebe urbana que los Atenienses bautizaron como “achlos” y los romanos los llamaban la “Turba”. Esos movimientos se popularizaron y fueron expandidos por los llamados demagogis y en tiempos de Roma por los tribunos más radicales. Surgia el del pan y circo.
.) Tampoco
el identificado con La revolución francesa y los disturbios europeos de 1848 que
reflejaban las mismas inquietudes y exigencias. Hoy día, en EU lo representa Occupy
Wall Street, Antifa, Black lives matter, y, sin duda, el partido demócrata que
lo ubica en la misma corriente. Muy seguido, intelectuales urbanos,
aristócratas, y elites desde el patricio romano agitador Clodius Pulcher y el
jacobino Robespierre, hasta los billonarios del presente como Soros, el Silicon
Valley, asisten a estos delincuentes. El
fatal globalismo tratando de imponer su Agenda 2030. Similar al que siempre ha
existido en AL.
.) El Trumpismo tampoco representa lo que los gobiernos de EU han estado
implantando durante los últimos 40 años con una agresividad nunca vista. La invasión
del marxismo en el sistema judicial para usarlo como poderosa arma deteniendo
al ejecutivo. Una economía cincelada con sus Acuerdos de “libre comercio” que
han sido el arma para impulsar paises como China saqueando a EU, donde ellos
ganan billones. Y el mejor ejemplo de su producto terminado es la UE, una
Europa entregada al capricho del diabólico globalismo.
.) No representa ese movimiento que repentinamente apareciera para, no
solo aceptar la homosexualidad, sino santificarla para que se llegara a su admiración.
El matrimonio entre los mismos sexos, hasta llegar a la desaparición de los dos
géneros, de la familia tradicional y todo avalado por el Vaticano. La agresiva
tendencia de los ataques el hombre blanco, cristiano, heterosexual, conservador.
La misma agresiva lucha en contra de la historia del país destruyendo
monumentos y provocando el odio a sus padres fundadores. Para eso les abrieron
las puertas a 20 millones de ilegales.
.) Definitivamente no representa la casi destruida economía del país después
de tantos ataques emanando de diferentes segmentos. Y con ello le han dado vida
a una economía monopólica donde se han archivado los mercados libres. Una economía
falsa en donde Wall Street construye ganancias artificiales y un club de
millonarios al instante. Una economía en la cual 10 corporaciones siempre
inclinan el péndulo del otora país libre EU. El Trumpismo se opone a las
guerras “necesarias” donde cobren indulgencias que le han dado vida el Complexo
Militar Industrial. Rechaza agresivamente la operación del FED y la prisión en
que ha mantenido al país y un dólar sin valor.
.) El Trumpismo jamás avalaría y tampoco ignoraría la increíble corrupción
que ha existido en el gobierno. Una corrupción que muestra la increíble cantidad
de millonarios creados en su congreso. Una vergonzosa corrupción cuyo mejor ejemplo
es USAID donde se sirven de cientos de billones políticos, “empresarios”,
enemigos como Soros para utilizar ese dinero en su cruzada para destruir a EU, y
todavía se le premie con medallas al “merito” como lo hizo Biden. Una corrupción
donde la Fundacion Clinton ha captado billones de dolares para saciar sus
apetitos diabólicos sin consecuencias.
Si de
alguna forma se pudiera identificar al Trumpismo, debería ser como la antítesis
de lo que está destruyendo a EU. El Trumpismo representa ese populismo radical promovido
por historiadores conservadores y se consideraba el populismo bueno de la
antigüedad—y es lo que la media hoy día en EU ataca ferozmente y lo califica de
infame: la rebelión de los pequeños propietarios y las clases medias contra el
poder opresivo del gobierno, contra impuestos abusivos, el internacionalismo,
complementado con el rechazo del imperialismo, las guerras foráneas, y su
preferencia por la libertad en lugar de la igualdad por mandato y forzada.
La
fundación de los EU fue de origen populista puesto que era el rechazo a la
monarquía, al monopolio religioso, impuestos, a la aristocracia, al estado
feudal, al clasismo, a los países guerreros. Y al conseguir su independencia se
estructuraban como una “república comercial” con un gobierno pequeño que
emanaba del consenso de sus gobernados. República Comercial, como un claro
rechazo a la aristocracia que en Europa se distinguían por no trabajar, puesto
que el trabajo para ellos era degradante y el comercio era la actividad más
baja en el escalafón social. El populismo depredador contra el populismo
creador, rebelde, de la libertad.
Todo eso es lo que el Trumpismo trata de rescatar en una lucha tan dispareja con un objetivo. El Trumpismo busca la desactivación de ese fatal entarimado que naciera de la mente infernal de aquel jesuita llamado Adam Weishaupt quien, en 1776 en Bavaria, fundara la fatal orden Illuminati título con el que definirían su camino. Los iluminados del mundo deberían controlar la humanidad ¿podrá el Trumpismo lograr ese rescate? Veremos.
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