SEGUNDA BUSQUEDA DE LOS DEMONIOS IGNORADOS (SEGUNDA)

 Ricardo Valenzuela

 Prime Video: Sapo S.A. Memorias de un ladrón - Temporada 2

He decidido escribir lo que deberá ser un largo tratado denunciando a esos elementos como el Sapo rata, que han estado causando la invasión de los mercados con su equipaje de indecencia, de ausencia total de ética y moralidad Y han convertido la economía mundial en una falsa entidad donde participan tantos factores, pero ya ninguno que avale lo que debería ser la moralidad de los mercados libres que le dieran vida a la revolucion industrial. La economía de la confusión y palabras tan ambiguas con significados que no corresponden. Así, conceptos de libertad, de la igualdad, de la democracia, socialismo, especialmente democracia tan despreciada por Sócrates y Jefferson, pero ahora usada en lugar de todo menos libertad 

Pero, en cualquier clase de sociedad en que vivamos, con las instituciones que sean, en cualquier parte del mundo libre, esencialmente hay solo tres formas con las se debería conseguir la cooperación de las personas para lograr los objetivos de ambos: con amor, con el comercio o con la fuerza. Se supone que una cooperación amigable o cualquier cosa que cumpla con ese auto interés es, de acuerdo con esta descripción, una forma de amor. Sin embargo, desgraciadamente siempre arriban a los mercados esos ladrones que, con sus máscaras de dedican a robar desvirtuando el funcionamiento de la economía y la operación de los mercados. Así Mises seguido afirmaba con su gran sonrisa: las unicas novias del mercado son la libertad y la moralidad, y es muy fiel. 

 Tocqueville afirmaría: “Los EU son grandes y prósperos porque lo habitan hombres morales. Y si algún día abandonan su moralidad, la prosperidad también los abandonará.” Porque EU ha sufrido el ataque más grande de la historia contra su moralidad. Y, al estar ya abandonándola, vemos que también nos abandona la prosperidad y, sobre todo, nuestra preciada libertad. Y, para avalar a Tocqueville, recurrimos a Mises: “El mercado no puede evitar lo penetren hombres de corazon corazón corrupto, pero, si el mercado es verdaderamente libre, el mismo mercado los expulsará.”   

 Esas afirmaciones hoy cobran vida cuando, abriendo una puerta para esos criminales como el sapo Coppel, han transformado la economía del otora pais de la moralidad, el que con su afirmación Adams lo describía claramente: “Nuestra constitución es solo para hombres morales, no queremos en este país a los inmorales.”

 Alguna vez hubo una filosofía y una cultura de moralidad que fuera la base y cimientos en la construcción de Estados Unidos, pero esa moralidad que Spinoza llamaba del hombre fuerte es algo que ya ha estado desapareciendo. Hoy día, los estadounidenses tienen muy pocas convicciones comunes sobre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, la moralidad y la inmoralidad. Pareciera que ya todo es relativo, del color del cristal con el que se mira, o de acuerdo con la conveniencia de cada uno. Por eso he decidido, no ignorar la traición del sapo como me aconsejan amigos. Quiero entender cómo se forjan esta clase de criminales que se despojan de moralidad.

 Al inicio del primer milenio los valores que blandían las principales culturas de aquella era, Roma y Grecia, los dividían en los buenos y los malos valores. Se admiraban los buenos como la belleza, el poder, la riqueza, la educación, hazañas conquistadoras. Y los antivalores eran la pobreza, ignorancia, enfermedad, el sufrimiento, la esclavitud etcétera. Pero, con el nacimiento del cristianismo, de forma muy inteligente, los buenos valores ahora serían pecados y los antivalores serían una cadena de virtudes y el mundo iniciaba una gran transformación hacia sus cadenas invisibles.

 Sin embargo, valores antes positivos como la riqueza, enfrentaba una contradicción puesto que siempre se habia logrado, en gran parte, a base de invasiones, violencia y la guerra, para tomarla de otros que ya la poseían. Una forma totalmente alejada de la ética y la moral de lo que eran simplemente usurpaciones. La nueva iglesia, en su sociedad con el emperador Constantino, se encargaría, no de ir por el mundo salvando almas, sino mantener gente inmóvil y obediente al emperador a base de culpa y miedo. La sociedad que sobrevive.   

 Una sociedad que permanecería durante mil años, pero, con el transcurso de los siglos, gran parte del poder político marcharía hacia la iglesia. La nueva propietaria, de inmediato se daba a establecer las herramientas monopólicas de la verdad y, sobre todo, de la información que manejaría para lograr y mantener ese gran manto de ignorancia de las sociedades. No sería hasta el inicio del renacimiento con acontecimientos tan grandes como la invención de la imprenta de Gutenberg, la rebelión de Lutero, filósofos como Spinoza, Nietzsche, Descartes, Schopenhauer, John Locke surgirían cambios.

 Pero, para meter orden a los barbáricos mercados de la edad media, nacía el liberalismo original-no el actual-exigiendo libertad económica con sus mercados igualmente libres. Un movimiento que tomara gran ímpetu en el siglo 17 como una reacción contra monarcas y aristócratas que siempre habían vivido de el trabajo productivo de otros, defendiendo el derecho de la gente para mantener el fruto de sus trabajos. Adam Smith publicaría la biblia del liberalismo; “La Riqueza de las Naciones” con lo que cimbraría el mundo.    

 Cuando voy al mercado me impresiona la gran cornucopia de productos. El promedio en los mercados de EU es 40,000. Algo que la gente da por sentado. Pero ¿Cómo sucede esta maravillosa hazaña? ¿Quién ha planeado esta increíble red de tanta gente? Pero, el gran secreto es que nadie lo planea porque nadie lo podría hacer. Un gran ejemplo de cómo los humanos pueden lograr más en cooperación con otros de los que puede individualmente. Y como Mises explicara: “Si a cada hombre se le forzara ver a todos los demás como sus enemigos; su necesidad para satisfacer sus propios apetitos lo habría llevado a un conflicto implacable con todos sus vecinos.” Sin que haya mutuo beneficio en la cooperación y la división del trabajo, ni los sentimientos de simpatía o amistad ni el orden del propio mercado podría haber surgido.

 Aun en su pureza mucha gente piensa que hay una inmoralidad nebulosa en los mercados. Con sus viejos bagajes piensan que el mercado produce desigualdad, y odian el interés personal que los rige. Los mercados seguido son calificados como “brutales.” Pero, los verdaderos mercados libres no solo son esenciales para el progreso económico, siempre son más consensuales en su liderazgo hacia la virtud e igualdad, que las acciones coercías de los gobiernos.

 Y, para asegurar su virtud el mercado necesita moralidad, lo que nunca ha tenido el sapo, y así poder avanzar con los siguientes pasos. Pero, en mi denuncia el sapo en varias entregas estará acompañado de tres de mis familiares que también estaré denunciando.  

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