LA VERDADERA RUTA HACIA LA SERVIDUMBRE

Ricardo Valenzuela

 The School of Athens - Wikipedia

Cada mañana al despertar, me invade un pavor antes de encender la TV para empezar a recibir esos fatales disparos en forma de noticias que, antes de salir de mi cueva, ya tengo el material necesario para arruinarme el día. Porque un día tradicional es el de esos ejércitos de supuestos comunicadores quienes, como el coco con el que nos amenazaban de niños, parecen gozar al estar describiendo todo lo horrible que nos espera en la calle y dan ganas de no salir. 

Sin embargo, haciendo a un lado la psicosis de los comunicadores, nos damos cuenta de que, a su modo, informan de una realidad que definitivamente tiene el calibre, no solo de arruinarnos el día, sino que también apunta hacia esa ruta de la servidumbre moderna con el destino fatal para arruinar vidas y no debemos ignorarla. Y, en lo personal, pienso que, para actuar ante tal peligro, primero debemos conocerlo profundamente. Y para ello tenemos que recurrir a la historia, pero, sobre la clara premisa de que la causa somos los seres humanos. Y, para la cereza del pastel, debemos identificar la primera de ellas, la fatal ignorancia.

 Desde los gloriosos dias de Atenas podemos identificar al mas grande de sus filósofos, Sócrates, iniciando sus ataque cuando se definiera afirmando, “yo solo se que no se nada.” El habia inventado su método para encontrar la verdad, no asumiendo la soberbia de conocerla y su disposición para compartirla. Él quería despertar a la gente con su Mayéutica y extraerla de sus mentes congeladas para, a través de preguntas y respuestas, surgiera de forma natural. El no escribía nada afirmando que no se podía dialogar con los escritos. Hablando con los ciudadanos, no afirmando la suya, en esas discusiones se debería de encontrar. 

Sus discípulos como Platon, Aristóteles, Aristófanes, después de su muerte continuarían su ruta mejorándola. Sócrates no dictaba ideas ni soluciones, solo provocaba tormentas mentales para que surgieran esas ideas. Y siendo su método tan efectivo, de inmediato surgía ese poderoso enemigo, el estado, que pretendía mantener la eterna ignorancia de la gente. Porque Sócrates hacía que la gente pensara para darse cuenta de su ignorancia, el primer paso hacia la sabiduria peligrosa. Era el arte de no saber para, desde ese punto, adquirir el conocimiento y derrotar esa ignorancia. 

Pero, el peligro más grande era que apuntaba directo a la juventud inquieta pues, él no les enseñaba, los desafiaba para que siempre cuestionaran lo que era la tradición con lo que habían invadido sus mentes y permanecieran dormidas. Los enseñaba a pensar y nunca les dictaba nada. Los agredía positivamente con todo tipo de cuestionamientos para que ellos llegaran a las conclusiones. No escribía columnas en diarios digitales, no ofrecía consolar al triste, ni sugería soluciones. No tenía una página en el internet, no era miembro de las redes sociales ni constantemente pedía likes. Pero, cada día sus multitudes crecían al mismo ritmo que sus enemigos. 

Fue cuando las autoridades le fabricarían grandes pecados como no creer en sus dioses, no respetar las reglas de la ciudad. Pero, la acusación más grave era el estar corrompiendo la juventud que ahora ya afirmaban que, al no saber, querían aprender. Lo llevarían a juicio y le listaban sus pecados. El respondía diciendo que, en lugar de castigarlo, lo debian premiar porque él había rescatado a la gente de la oscuridad de la ignorancia, y era su gran servicio al estado responsable de esa incapacidad que no permitía su desarrollo. 

Y así se definía. “Este hombre, por una parte, cree que sabe algo, pero no sabe nada. Por otra parte, yo, que tampoco sé nada, pero yo no creo saber algo.” Estrictamente, Sócrates no afirma no saber, sino que creía reconocerse como ignorante, punto en el que radica, entonces, su verdadera sabiduría. 

Y ante la muerte pronunciaba lo siguiente; “Critón, hay que darle un gallo a Asclepio.” Con ello daba las gracias porque con su muerte lo liberaban del infierno en que vivía la gente, pero dejaba un mensaje para que lo descifraran. Y tranquilo procedía a tomar el veneno que le provocara la muerte con lo que, también, mostraba su integridad al no renegar de sus ideas ni conductas. Así, el filósofo se convertía en el primer mártir de la libertad que significaba la lucha contra el estado corrupto, tirano y destructor, el mismo con el cual todavía sufrimos de dos cosas, la ignorancia y explotación. 

Su herencia para el mundo es enorme en filosofía y política. Se le considera el padre de la filosofia, política-la relación entre la gente y el gobierno-fue autor de las bases para buenos gobiernos, de la política, santidad de las leyes, la libertad, la justicia, la propiedad, los derechos, límites delpoder politíco, del significado de gobierno legítimo, qué derechos y libertades debe proteger y por qué, qué forma debe adoptar y por qué, qué obligaciones tienen los ciudadanos hacia un gobierno legítimo, y cuándo legalmente lo pueden derrocar. 

Pero dejaba una llama encendida en las figuras de Platon, Aristóteles y otros, para darle forma a las locuras de su maestro, una revolucion contra los estados tiranos e, inclusive, contra algo que hoy nos han obligado aceptar, la democracia deformada. El provocaba esas dudas, no solo para aclararlas, sino para actuar y modificarlas. Y nunca abandonar el habito de preguntar, nunca aceptar solo porque nos lo ordenan, o la pereza de pensar. ¿Por qué EU ha estado abandonando lo que lo hizo grande ¿Por qué Mexico después de 200 años de vida sigue siendo mediocre?  

Ante ese panorama, Platón iniciaba la construcción del gran antibiótico contra esa grave dolencia de la humanidad, La Academia, el primer centro profesional de estudios. El gran faro de conocimientos en la búsqueda de la verdad. Un pozo donde se podría beber conceptos reales de justicia, moralidad, ética y otros temas sagrados como la virtud y excelencia moral, bases para la formación de ciudadanos íntegros, un santuario para esas mentes inquietas participando en diálogos filosóficos. La exploración del alma y de la mente, la filosofía de liberación pura. 

Y en la academia, de acuerdo con Sócrates, nacía el escepticismo, una corriente filosófica que desconfiaba de la verdad estableciendo un suspenso hasta tener bases. Y, como Sócrates, querían tener toda la información para actuar. Una inquietud peligrosa para el establecimiento ya en formación que los detendría. Siglos después seduciría a pensadores del calibre de Hume, Descartes, Kant, Spinoza. Todos ellos adoptaron algunas estrategias del escepticismo para iniciar sus reflexiones filosóficas. Y seguimos programados.   

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