LOS POTENTES REGALOS DE EYKIS

 Ricardo Valenzuela

 Los regalos de Eykis – Wayne W. Dyer

Hace muchos años tuve la suerte y fortuna de encontrar un libro titulado, Los Regalos de Eykis, que verdaderamente cimbrara mi vida. Es la historia de unos astronautas que en su ruta hacia un objetivo sideral, se pierden en ese interminable e infinito espacio. En su confusión llegan a un planeta desconocido y, con gran asombro, se dan cuenta era físicamente idéntico a la tierra. Sin embargo, al abandonar el lugar donde su nave se habia estrellado, también se dan cuenta era mucho más avanzado que el el suyo, la tierra. Después de caminar varios dias llegan a una majestuosa ciudad. 

Al caminar por sus avenidas, se dan cuenta que sus habitantes tenían nuestra misma presencia humana. Al verlos tan perdidos se les aproxima una bella muchacha llamada Eykis. Después de las clásicas aclaraciones que la muchacha les brindaba, se ofrece a ser su guía y se inicia una aventura cósmica. Los astronautas son confrontados por la visión de Eykis quien les muestra la posibilidad real de un futuro superior si nos liberamos de tantos males que nos han limitado y nos mantienen inmóviles. Juntos explorarían la naturaleza del ser humano, sus debilidades y fortalezas, y la capacidad de trascender las barreras que nos impiden vivir en armonía con nosotros mismos.

 Al estarle explicando se perdieran porque les habia mentido. La muchacha pregunta ¿Qué significa mentir? Los astronautas extrañados le responden: Es decir algo que falso, algo que no sea cierto, la muchacha sorprendida de nuevo pregunta, pero ¿por qué alguien hace algo así? Tratan de explicarle algo que no tenía lógica y, al ver la reacción, se daban cuenta habían llegado aun mundo que habia alcanzado una espiritualidad superior. Un mundo donde ya no existía el mal ni sus causas. Les mostraba la importancia de la moral y la necesidad de romper las barreras mentales artificiales que les establecieran, para con esa fuerza encontrar su potencial infinito y a vivir de manera más plena, libre y feliz. 

En medio de los sentimientos que me provocaba la historia, me di cuenta de que nuestro planeta ha sido siempre un campo de batalla en el que se enfrentan el bien y el mal. Pero, ese mal representado por un horrible ser que llamamos el diablo, pero un ser que nosotros habíamos inventado producto de la superstición y la gran ignorancia de los seres humanos. Y mientras el bien es la representación de la naturaleza divina, la misma ignorancia no nos ha permitido darnos cuenta. Y la única forma efectiva para enfrentar ese mal, era el conocimiento para darnos cuenta del gran engaño para entorpecer la ley natural. 

Que en el universo hay solo una substancia y un solo un reino, el reino de Dios que existe en esa naturaleza que representa el bien. El mal existe y se manifiesta en lo que nos hace sufrir porque nunca hemos entendido sus causas. Las herramientas del mal, como son las enfermedades, guerras, nos provocan el sufrimiento porque ignoramos las causas. Esas causas que nos arrebatan la potencia natural que todos tenemos en el interior, esa chispa divina en nuestro interior que el mal siempre ha tratado de neutralizar y permanezcamos impotentes. El bien es todo lo contrario, pero, si encontramos esa chispa, no solo encontramos esa potencia, sino que la multiplicaremos para enfrentar el mal. 

Equivocadamente hemos querido tener placer y evitar el dolor. Siempre hemos buscado ser felices, pero buscamos esa felicidad de forma equivocada. Nuestra meta debería ser buscar la forma de descubrir y utilizar ese poder celestial dentro de nosotros. La forma más efectiva para lograrlo es enfrentar el sufrimiento que nos provoca el mal, no llorando, ni sintiéndonos víctimas de esas fuerzas malignas, sino ver sus causas como las herramientas y maestros para nuestra transformación. Solo así podremos desarrollar la personalidad de un cristo ante la cruz, para llegar al campo de batalla con la sonrisa del guerrero seguro de ganar, para convertirnos en grandes conquistadores. 

Debemos modificar la ecuación de busca de placer y evitar el dolor. En su lugar, debemos buscar entender sus causas y ejecutar las acciones para, con sus resultados, de forma automática nos provoquen esa tan anhelada felicidad. Entender el por qué la buscamos y la encontramos con esa gran potencia como la etiqueta de nuestras vidas. Pero, una ecuación como esta debe complementarse llegando a conocer esa maldad que representa el odio, envidia, el miedo, la culpa etcétera, que han sido las herramientas con las que nos han oprimido ante nuestra impotencia que ellos han promovido. 

Esa maldad que, quienes buscamos transformarnos, la encontramos a cada paso de nuestra ruta, y, en nuestra ceguera, nunca las habíamos identificado. Porque ese proceso de transformación debe transitar por esa senda habitada por los peores representantes de esa maldad. Una maldad con francotiradores como la avaricia, las falsedades, las inmoralidades, traiciones, la hipocresia, abusos, falsos amigos. Porque, aunque lo ignoremos, esa es la realidad de una humanidad tan corrompida que, lo que antes eran los pecados mas abominables, ahora, si no se han elevado al termino de virtudes, si son herramientas necesarias para “triunfar” tan admiradas por esas almas igualmente corruptas. 

Y quienes se atreven a caminar esa ruta de transformación espiritual y moral, deben transitar por una jungla habitada por esos monstruos siempre defendiendo sus infiernos contra los que consideran ilusos, pero, como Cristo, con poderosas armas que los pueden convertir en peligros para sus maldades. Armas como la verdad, la justicia y la razón. Por eso cualquier intento de transformación ética y moral, ese es el paso más difícil de la ruta que, con su diabólica maldad, han establecido esos obstáculos con los que nos atacan en todos las curvas de las veredas que nos llevan nuestro destino. Algo similar al camino de Cristo hacia el calvario.  

Los astronautas regresarían con una visión esperanzadora y la seguridad del potencial humano. Eykis les había mostrado ese ignorado potencial divino en sus interiores, la importancia de la moralidad, de la reconfiguración de valores, de la conexión con nuestro Dios interior. A través de los diálogos con Eykis, entendieron habían estado equivocados pues, como todo mundo en la tierra, nunca había mirrado más allá de sus tiránica limitaciones terrestres fabricadas de forma artificial, pero ahora sabían tener la capacidad divina para encontrar nuevas fórmulas de pensamiento y actuación en el mundo. Y emprendían su regreso ya iluminados.

 

   

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