Ricardo Valenzuela
Mis nuevos asesores
Spinoza, Nietzsche, Schopenhauer y hasta el más calificado, Einstein, me aconsejan
casi en coro algo muy importante; si quieres construir un futuro sin los
problemas del pasado, regresa a ese pasado para analizarlo con profundidad. Y
es cuando invitaría al nuevo miembro, Sócrates, para utilizar su método de
llegar a las soluciones a base de preguntas profundas, constantes y, sobre
todo, con una mente abierta que no se niegue ante las realidades que suelen ser
difíciles de aceptar, para lo cual también se requiere agregar otro elemento,
la humildad acompañada de su gran frase, “yo solo sé que no sé nada.” O tal vez
la de los vaqueros sonorenses: “No saben ni quien capó al apache.”
Y siguiendo sus consejos me sumergí en lo que considero una de las partes más importantes del pasado. En 1933 Roosevelt se convertía en el primer presidente democrático socialista de EU, el mismo año que, curiosamente, en Alemania surgía la fuerza del nazismo que haría cimbrar al mundo. Y al llevar a cabo un nuevo análisis de estos eventos y las irreversibles acciones de las políticas socialistas de FDR, con sorpresa veo la verdadera historia de este proceso que siempre se ha barrido bajo la alfombra. La gran mentira de cómo FDR se convertía en el héroe que ayudó a derrotar el nazismo.