Ricardo Valenzuela
El Papa Leon XIV el día de ayer notificó, no solo una serie de cambios, sino el derrumbe y el abandono de lo que, durante quince siglos, habían sido parte del potente material con el que se habían construido los cimientos de la iglesia. Por supuesto, la decisión del pontífice ha provocado ambos, tormenta entre los conservadores de la religión, pero gran júbilo entre las nuevas generaciones de católicos. En mi opinión, Leon XIV, con sus decisiones tan valientes e inteligentes, pasará a la historia como el salvador de la Iglesia Católica.
Eso me ha llevado a leer de nuevo el gran libro de Spinoza, Ética, que para muchos fue la causa de su excomunión. En la Ética, Spinoza muestra un sistema filosófico coherente que ofrece una imagen objetiva de la realidad y comprender el significado de una vida ética. Con un formato lógico define la naturaleza de Dios, la mente, la servidumbre humana de las emociones. Hasta definir el lugar de la humanidad en el orden natural, libertad y el camino a la felicidad que sin duda es posible.