Ricardo Valenzuela
El mundo en estos momentos al estar atestiguando la situación de Venezuela en donde, ante la estúpida necedad del gorila Maduro, parece que tendrán que sacarlo como se sacan a los jabalines de sus cuevas, con el humo de una hoguera en su entrada. Y con esa distracción no se ha prestado atención a un evento más importante. Las acciones del recién coronado papa Leon XIV, que parecen anunciar la esperada revolución liberadora de la iglesia católica, de parte de un hombre decidido a tomar la batuta de Juan Pablo I, que le costara la vida.
Leon XIV parece haber salido de la misma universidad de Trump en la que, pareciera, es donde se preparan esos lideres tan diferentes, atrevidos, valientes, con un propósito superior que los impulsa a enfrentar lo requerido pero que, desgraciadamente, a través de la historia han sido muy pocos. Y en esa categoría hemos visto, además de los políticos, grandes pensadores, científicos, virtuosos de las artes, autores, poetas, quienes han tenido que pagar precios muy altos solo por sus ideales.
Eso seres que, por su atrevimiento, han sufrido consecuencias que han variado desde los sacrificados en la hoguera como Jordano Bruno, Galileo, Juana del Arco, Erasmus. Otros asesinados como Kennedy, Lincoln, McKinley, Garfield en EU, Rodolfo, heredero de la corona de Austria, Colosio y Maximiliano en Mexico, Galán en Colombia. Y algunos que deberían pagar facturas diferentes, pero muy efectivas, como las excomuniones de Spinoza, las de Martin Lutero, las agresiones que volvieran loco a un Nietzsche, pero todos eventos con la misma dedicatoria.
El Papa Leon XIV ha iniciado su gestión de una forma que está sorprendiendo al mundo entero. Acciones que pareciera indicar están encaminadas a sacudir el viejo árbol frondoso de la iglesia para que caigan los frutos podridos que, para quienes han prestado profunda introspección, saben son muchos. La historia de los 2,000 años que cubren a la iglesia, donde hay infinidad de eventos reprobables que, al permanecer escondidos, han permitido su avance hacia el logro de sus objetivos que la mayoría de las veces han surgido lejos de una santidad. Y, de esa forma, ha sobrevivido graves amenazas para continuar su ruta.
Pero, cortesía de los escasos observadores no hechizados y temerarios nos han mostrado sus profundas grietas ancestrales. La primera es el haber nacido, no por un celestial compromiso de salvación de almas que siempre han dibujado, sino una organización inspirada por el emperador romano, Constantino. Una iglesia especial para concentrar y asegurar el potencial poder de la gente, detectado por el emperador, cuando le crean un ideal superior. Así, el proyecto sería decidido, no por inspiración divina, sino por un impulso que se consolidara tres siglos después de la muerte de Jesus, y darle vida a la sociedad estado e iglesia.
Así la iglesia, a través de los siglos, habiendo tomado porciones del poder del estado, se desarrollaría para llegar a ser la organización más poderosa del mundo. El Papa sería la figura ante la cual los monarcas se arrodillaban pidiendo sus bendiciones con los pueblos adoctrinados. Y al arribo de la edad media, con el esquema afinado, la iglesia era ya propietaria de riquezas incalculables y la terrateniente más grande de Europa. Pero, así como el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.
Y al surgir la iglesia como la primera corporación monopólica global de la historia, igualmente surgiría el apetito de otros que la emularían. La iglesia no había requerido de la guerra para alcanzar su envidiable situación, tampoco de la democracia para consolidarla, ni de odiados impuestos para sostenerse. Los nobles le hacían cuantiosos regalos para su salvación, para los plebeyos su salvación estaba en las indulgencias, en el precio de sus servicios como bautismo, confirmación, confesión y penitencia, en el precio de matrimonios hasta el de sus sepelios. Y como decían en los pueblos de mi tierra, según el sapo es la pedrada.
Su poder era tal que, investiría a los reyes para regir acciones verdaderamente ridículas. La palabra fuck, que en inglés se utiliza para definir la relación sexual, nacía de la abreviación de Fornication Under Consent of the King, que se debería ubicar como letrero visible en las casas de quienes habían recibido permiso para que los esposos tuvieran relaciones sexuales con el pago correspondiente. Eran las primeras señales de una iglesia en decadencia.
Pero, el renacimiento llegaría con nuevos vientos y, sobre todo, con nuevas ideas. Inglaterra había establecido la famosa corporación East Indian Corporation, la primera señal de competencia para la iglesia y un gran éxito para el Imperio Británico que, en su momento, se identificaba como propietaria del Imperio. Además, el establecimiento de sus colonias en America se llevarían a cabo por corporaciones privadas exitosas, no solo en consolidar las colonias. Es decir, si alguien quería debutar en ese mundo, lo debía hacer a través de corporaciones privadas. Los inmigrantes que llegaban conocerían bien esa estructura.
Las colonias españolas se establecían como calcomanía de su monarquía a través de virreyes operando con el mismo mercantilismo de la madre patria y, además, con la iglesia católica como el gran monopolio. Si alguien quería hacer fortuna y no era noble favorecido con encomiendas reales de la corona, debía dedicarse a una de tres actividades: burócrata del virreinato, oficial del ejército, o miembro de la iglesia. En las inglesas sus inmigrantes aprendían la operación de esas corporaciones privadas que debian subsistir por si mismas, y para ello debian competir para conquistar mercados.
Thomas Jefferson conocería a Bastiat a su paso por Francia en donde consolidara sus ideas libertarias. El sería responsable de la circulación del libro, La Riqueza de las Naciones, en todo EU. Le comunicaba al artista Charles Peale el concepto de su nueva universidad que sería "a la escala más extensa y libertaria que las circunstancias del país requirieren para lograr nuestro sueño." “El gran foco para atraer estudiantes con talento de todo nuestro pais y acudieran a beber de la copa del conocimiento y la libertad.”
En esos momentos nacía la fuente de los hombres con una idea diferente que le darían vida a un pais como nunca hubiera existido. Un pais que, por su éxito, para inicios del siglo 20 se iniciaban los ataques provocando su decadencia actual similar a la de la iglesia, decadencia que hoy enfrenta Trump como Leon XIV enfrenta a la iglesia.
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