Desde que el mundo abandonara la edad media para iniciar el renacimiento, las nuevas pinceladas sobre la tela creando una pintura diferente de las nuevas sociedades del mundo, y se levantarían infinidad de tabús para seres humanos que, durante siglos, no se les permitiera expulsar la fuerza de sus ambiciones. De inmediato surgía una importante aclaración. La riqueza no era un almacén inmutable y solo se adquiría por herencia o lo tradicional, con fuerza y violencia para arrebatarla. La riqueza también se podría crear y nacía la virtud del trabajo.
Ante ese hermoso panorama solo faltaba resolver un problema. El cristianismo se habia apoderado del mundo con dos versiones, una con su visión acusatoria de la riqueza, y con la reformada se establecían dos versiones diferentes. La versión católica se mostraba firme en su tradición de lo pecaminoso de la riqueza. La versión del protestantismo y sus varias ramas, con la emergencia de pensadores como Adam Smith, John Locke, Cobden, se les complicaba la tarea y buscarían rendijas a través de las cuales se pudiera penetrar ese olimpo.
Sin embargo, aun ante las respuestas agresivas y la emergencia de expertos manipuladores de la “palabra de Dios”, se iniciaría la revolucion industrial. El periodo de creación de riqueza más grande de la historia y, sobre todo, también la creación de un fenómeno especial. Gran parte de esa riqueza se había domiciliado en el norte de Europa mostrando un espejo de contraste casi acusatorio. La oposición inglesa al absolutismo real, habia creado la fermentación intelectual en Europa y el primer indicio de ideas claramente proto liberales. Lideres con ideas liberales naciendo en defensa de la toleración religiosa.
Uno de los pioneros fue John Milton con su obra, Areopagítica, un poderoso argumento para la libertad religiosa y, sobre todo, en contra de la prensa pagada. La relación entre libertad y la virtud que de inmediato invadiera la mente colectiva de las colonias americanas. Milton escribía, “libertad es la mejor escuela para la virtud” y, continuaba, “la virtud es solo virtuosa si se elige en libertad.” De la prensa libre afirmaba; “Quien haya conocido la Verdad, el virtuoso en el encuentro libre y abierto jamás la convertiría en la peor mentira.”
La noción de una ley que hasta los reyes debian ser juzgados se implantaría en Europa. Pero había sido creada en el mundo romano por los filósofos estoicos que argumentaban el mensaje de Jesus, que “hasta los gobernantes deberían actuar de acuerdo con la ley natural”. El abogado estoico Cicero se convertía en la mente europea con su bella prosa de libertad. Después de su tiempo Jesus afirmaba; “dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Así dividía al mundo en dos partes dejando claro el estado no debe ser el monopolio la vida. Pero la iglesia tomaría el control total de ese estado.
Con la independencia de EU se iniciaba un fenómeno nunca atestiguado por la Humanidad. Nacía un pais sin monarquía, sin iglesia monopólica, con un gobierno acotado definido únicamente el protector de los derechos individuales, de propietarios que llegaban de Europa donde nunca lo habían sido, sin aristocracia, sin ejercito belicoso. Un nuevo pais donde sus lideres era los ejemplos para seguir, eran morales, pero no fanáticos de ninguna religión. Pero, sobre todo, el ejemplo de lo que, si operaba cuando, en menos de cien años, se convertía en al pais mas rico, Prospero y poderoso del mundo.
Por supuesto, surgían quienes pretendían colgarse esa medalla de un increíble logro. Emergerían enemigos, teorías, enfrentamientos, envidias y, sobre todo, parvadas de buitres portando sus guadañas buscando como beneficiarse. Sin embargo, en 1904 el prestigiado economista y sociólogo Max Weber esgrimiría un potente argumento con su libro: “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo. Afirmaba el protestantismo fue fuerza motriz que provocara el surgimiento no planificado y descoordinado del capitalismo moderno.
El libro era un ataque subliminal al catolicismo que, en su opinión, había condenado a toda Europa del Sur al estancamiento de su cultura y economía cubierta de telarañas. E, inclusive, al inicio del siglo 20, cuando publicara su obra, las excolonias inglesas habían logrado milagros económicos impresionantes. Sin embargo, las excolonias españolas y portuguesas presentaban cuadros verdaderamente miserables. En el caso de Mexico, habia perdido la mitad de su territorio, estaba a punto de explotar una revolucion y una guerra religiosa que destruirían la poca riqueza construida en la colonia. Y en estos momentos por increíble que parezca, vemos tragedias como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Mexico, totalmente controlados por el narcotráfico.
Y ante una iglesia católica y en general el cristianismo, lejos de presagiar algún cambio, hemos atestiguado una iglesia católica donde se asesinaría al Papa Juan Pablo I. Un hombre que irradiaba humildad, santidad, pero, cuando estaba a punto de denunciar un billonario fraude en el banco del Vaticano, simplemente lo eliminarían. Una iglesia cuajada de cardenales marxistas como el grupo San Galo, una iglesia que ha coqueteado con la posibilidad de santificar la peor ofensa a Jesus, lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, con sus ritos diabólicos.
Un católico calibre Michael Novak, respondía a Weber en 1993 con su obra “La Ética Católica y el Espíritu del Capitalismo,” una nueva idea de justicia social desacatada como una virtud necesaria para activismo positivo. Desde que Pio XI hiciera esta idea canonical en 1931, el término ha sido rechazado por la derecha y la izquierda la ha tomado como su plataforma política. La iglesia católica durante generaciones ha rechazado el capitalismo. Porque algunos intelectuales católicos del pasado, a través de Weber un sistema económico de un despiadado individualismo y de fría calculación han confundido la realidad.
No la economía que visualizaba Juan Pablo II como influencia para una cultura de oportunidad, de esfuerzo cooperativo, iniciativa social, creatividad e invención. El sistema económico que proponía basado en una economía de mercado como modelo para Europa Oriental y para el Tercer Mundo. Antes de ser Papa ya abanderaba el compromiso de libertad. Después, como Arzobispo de Krakov, señalaba la creativa subjetividad de los trabajadores, a imagen de Dios. Como Papa, pediría instituciones económicas para gente creativa, y reformas políticas y culturales para la ecología humana de libertad. Y con la muerte de Novak moría mi esperanza de catolicismo diferente.
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