Ricardo Valenzuela

Blaise Pascal (1623–1662): Mathematician, Physicist, and Philosopher of  Faith 

"Los problemas de la humanidad son producto de que el hombre no puede estar en solitud un rato de silencio en su habitación.”                                         

                           Blaise Pascal. 

Afirmaba el gran Aristóteles que; “aquel que no puede vivir en sociedad, o aquel que no la necesita porque es autosuficiente, debe ser una bestia o un dios.” Y ese ha sido el debate durante milenios cuando, al nacer los asentamientos humanos provocados por el descubrimiento de la agricultura, nacía también la “necesidad” de controlar. Y con esos asentamientos surgía también la división del trabajo y los inicios de la acumulación de activos producto de ese trabajo especial. La creación de riqueza. 

Con esa acumulación de activos nacía el pillaje de bandas criminales que asolaban esos asentamientos. Y, como afirmaría alguien, “entre esas bandas criminales, las más violentas de todas aparecían ofreciendo protección.” Esa fue la fundación de los gobiernos que, como las mafias, nacían ofreciendo protección y, el criminal más violento de esas bandas surgía como el rey siempre autócrata y tirano. Y esa riqueza solo se podría lograr asaltando y robando a otros asentamientos, o, ese rey, que acumulaba gran parte de ella, la podría heredar a sus descendientes.

Esa debutante realeza, para mantener su nueva estructura monárquica, de alguna forma debería controlar a todos los miembros de sus nuevos reinos que serían hereditarios. Así, para que esa riqueza permaneciera en las familias, se iniciarían los matrimonios entre los herederos de otras debutantes monarquías. Y ese control se mantendría con poderosos ejércitos con dos funciones, asaltando para incrementarla, y defendiéndola de otros reinados igualmente criminales. 

Pero, al crecer las poblaciones y la guerra no fuera suficiente para sus objetivos, surgia la idea de programación del segmento de la población que, siendo la gran mayoría, debería ser adoctrinados para aceptar su pobreza y sumisión. El rey, entonces, se convertía en un semidios o un padre generoso y protector de lo que luego sería la clase de la servidumbre. Habían tenido un gran logro convenciendo a la gente que sus monarquías eran un mandato divino que debian de obedecer. 

Sin embargo, al inicio del primer milenio, el Imperio Romano que dominaba el mundo conocido en aquella era, enfrentaba un desconocido poder que provocaría su cimbrado. El poder representado por un hombre que se le identificaba como Jesus de Nazaret que, no era un revolucionario clásico. Porque su única arma era su mensaje de liberación con la fuerza de sus palabras que lo manejaba con el método socrático. Y ante la ola que provocaba el desconocido temor del Imperio, al clásico estilo de los gobiernos tiranos, lo eliminarían. 

Pero, la semilla que había dejado germinaba, no solo en el Imperio, sino en otras partes del mundo. Así, casi a 400 años de su desaparición, en infinidad de lugares se practicaba lo que fueran sus poderosos mensajes. El emperador Constantino tuvo una gran idea, ya no combatirlo, sino aprovecharlo a su favor. El emperador ordenaba el Concilio de Nicea para tomar control de todos esos brotes y organizarlos como una iglesia que los representara, la Iglesia Católica. Y, esa sería la jugada más astuta de Constantino, la iglesia que lograba el control total de la gente. 

Sin embargo, en el concilio se habían enfrentado dos fuerzas que afirmaban representar la palabra de Jesus de Nazaret. Constantino decidía la iglesia sería residencia de aquellos que aceptaran sus reglas especiales, no las de Jesus, contrarias a las de sumisión, obediencia, humildad, que bendecían el sufrimiento, la pobreza, la opresión. El asesinato de lo que era natural. Todo a base de temor, culpa, y, sobre todo, el valle de lagrimas presente a cambio de un premio a futuro que solo la muerte les surtiría. Y el único vehículo para llegar a ese reino sería la nueva iglesia. 

La parte que emergiera perdedora representaba las verdaderas enseñanzas de Jesus. Liberación, no sumisión, sana ambición, la valoración de la persona, orgullo sano, la riqueza no era pecado. Nos diría el reino celestial estaba dentro de nosotros. Pero al final del concilio se habia iniciado su persecución hasta que supuestamente fueran destruidos. Pero, en 1945 unos pastores en Egipto encontraron en una cueva los evangelios perdidos de esta rama rebelde que ahora se conocen como gnósticos. 

Son miles de afirmaciones que Jesus les hace a sus discípulos y solo cito algunos que nos muestran sus posiciones y, especialmente, varias citas de solitud como la llave hacia la sabiduria.   

El principal era el evangelio de Tomas citando la naturaleza oculta y revelada al mismo tiempo, el conocimiento del reino del cielo que está en el interior todo ser humano. Pero, como estos contradicen las enseñanzas ortodoxas de la Iglesia católica, especialmente cuando presentan una perspectiva del conocimiento secreto, que está dentro de nosotros, como el único medio de salvación, esa sería la chispa del gran fuego iniciado. “La más grande de las disciplinas es conocerse a sí mismo, pues cuando alguien se conoce a sí mismo, es cuando llega a conocer a Dios.” 

Y la amenaza más importante para la iglesia fue el mensaje de Jesus. “Todos los que creen en Dios no necesitan instituciones religiosas, templos, rituales ni liturgias, solo deben lograr el autodescubrimiento y su conciencia a base de una larga solitud y el silencio. Hay muchos que están de pie ante esa puerta, pero solo los solitarios entrarán a la alcoba celestial. Benditos sean los solitarios porque son los que encontrarán el Reino. No con los clérigos que se asemejan al perro dormido en el pesebre de los bueyes. No come ni deja que coman los bueyes.”  

“El Reino está dentro y fuera de vosotros y el Reino del Padre está esparcido sobre la tierra, pero los hombres no lo ven. Los clérigos y los teólogos han recibido las llaves del conocimiento, pero no entraron ni han permitido que otros entren.” 

En los siguientes 16 siglos la iglesia vivió un proceso que, a finales de la edad media, la mostraba senil y contra productiva. Una carga que afectaba los niveles de vida de la población creciendo sus diezmos, primicias, indulgencias. Y, en estos momentos, ya con su pesada carga, si no le practican un exorcismo, creo que, como el Imperio Romano, el Otomano, el Soviético, iniciara un proceso apuntando hacia su final. 

Lo veremos en la siguiente nota.

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