Ricardo Valenzuela
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una preocupación por la situación mundial que, aun ejecutando grandes esfuerzos
para ocultarla y sea imposible conocerla, es de una gravedad que supera las más
grandes hecatombes políticas, sociales, económicas que la humanidad haya
enfrentado, decidimos hacer algo especial. Con los milagros de la creatividad y
la inteligencia tecnológica, organizamos un gran Simposio con las mentes más
grandes que han transitado por la historia, provocando esos parteaguas con los
cuales la han cincelado a veces para bien y otras para mal.
Y que mejor manual para este propósito, que la herencia que Platon nos entregara con su obra imaginaria reuniendo a los grandes filósofos de aquella era para. Y con el estilo de su maestro, Sócrates, provocar explosión de ideas que claramente definieran una realidad, en aquellos momentos de gran confusión sin algún puerto de la esperanza a la vista. Platon lo abría describiendo la injusticia de quienes lo condenaran a muerte solamente por sus ideas. Y, sobre todo, el coraje e integridad de su maestro para jamás renegar de ellas.
Y, con mi personalidad compulsiva, logramos la participación de grandes como Aristóteles, Diógenes, Marco Aurelio, Jesus de Nazaret, Cicero, San Agustin, Napoleón, Martin Lutero, Calvin, Adam Smith, John Locke, Cobden, Jefferson, Bastiat y, por supuesto, no podrían faltar Spinoza, Schopenhauer, Nietzsche, Einstein y muchos otros. Era la famosa mayéutica de Sócrates para exprimir mentes cosechando sus mejores ideas y, sobre todo, con su legendaria actitud de gran humildad cuando afirmara; yo solo sé que no se nada.Iniciaba el rabioso Nietzsche dirigiéndose al Papa en turno y a Lutero para acusarlos. Durante siglos ustedes han construido una mentira engañando a la humanidad basada en su sociedad con imperios. Procediendo luego a inyectar el temor y la culpa con sus falsas predicaciones, solo para expropiar los poderes ocultos de la gente. Les han ofrecido un paraíso futuro con el precio de aceptar el infierno que viven en el presente. Han elevado el sufrimiento, sumisión y la entrega a virtudes. Ustedes fueron la causa de la destrucción de Roma para provocar la edad oscura medieval del paganismo.
Respondía Santo Tomas de Aquino. Nietzsche. Tu eres un ignorante de algo tan importante como es la compasión, la mejor forma para desarrollar sociedades justas, pero te dejas guiar por tus resentimientos. La rabia expresada en tus conductas es una nube negra del odio que te ha segado. Nuestros mensajes son basados en la realidad de que el hombre es un ser depravado y pecador. Y siendo esa su realidad, es imposible que pueda lograr su salvación solo con sus esfuerzos mundanos, es nuestra tarea.
Reviraba Nietzsche. A pesar de todo, tu, San Agustin, fuiste una luz en ese horizonte, pero luz que pronto se extinguió. Tus ideas de ley natural se perdieron ante pensadores como Marsiglio de Padua. Aquel hombre con su famosa obra; Defensa de la Paz, afirmando la ley positiva del Estado debería ser superior a tu ley natural. Que el estado debía ser supremo y solo debía responder a él mismo, la negación de que la razón humana y su ley natural debía ser suprema ante los dictados del estado. El pedía que la razón fuera separada de la justicia humana. Que la justicia debía ser solamente los comandos de dios.
Pedía la palabra Bastiat afirmando, no debemos analizar la era medieval cuando la economía como ciencia, no existía. Una gran influencia en el pensamiento legal, político y social del Oeste Cristiano en la edad media fue la ley Romana del imperio en la antigua Roma. Marco legal desarrollado entre el primero hasta el quinto siglo AC. La ley privada le dio vida a la teoría del derecho a la propiedad privada, la libertad del comercio y los contratos. Y algo desconocido, derechos de propiedad y el laissez-faire fueron el fundamento de la ley, pero se abandonaron.
Bandidos explotadores, gritaba Marx también presente. Fue lo que tratamos de evitar con la revolucion francesa cuando se identificaban los conspiradores bendecidos por el Illuminati de Adam Weishaupt que ya habia reclutado a Robespierre. Pero, no se manejó bien, pero aprendimos para no cometer el mismo error en la americana. Era algo que habían iniciado un par de pendejos. Francois Noel y Babeuf que fueron enviados a Paris. Allí ellos fundarían la organización secreta de los Iguales. Poco después emitirían su Manifiesto de Iguales pidiendo perfecta igualdad y toda desigualdad era injusticia. Batallamos mucho para instalarlo en EU, pero, con constante terquedad, finalmente alguien nos abriría las puertas de par en par, Barak Obama.
Eres un pendejo Marx, gritaba furioso John Locke. Ustedes han sido grupos de insolentes destructores viviendo de quienes los llegaron a controlar. Ustedes atentaron contra cosas tan sagradas como la libertad en todas sus expresiones. Solamente orates podrían militar en su nave destructiva. Tu viviste en Londres como gran burgués sin trabajar solo esperando las migajas que te tiraban tus amos, los oligarcas. Marx con una gran sonrisa en su rostro reviraba, entonces ¿Quién es el verdadero pendejo? Porque yo recibía dinero de Rothschild, Rockefeller, y me lo entregaban de manos del pirata Jean Laffite. Ah, algo más, lo instalamos por todo el mundo.
Ahora gritaba Barry Goldwater, maldito gusano vividor, desde hace muchos años juré que jamás mi país seria víctima de vagos criminales como tú, que jamás pudieran destruir lo que con tanto amor y gran idealismo construimos. Que toda la sangre derramada en los 250 años de libertad de nuestra patria no sería en vano. Que nuestra visión de ese destino manifiesto nunca la abandonaríamos. Que el foco para la iluminación del mundo jamás se apagaría. Te lo repito, y lo ratifico, porque todavía quedan los descendientes de los verdaderos patriotas que no lo van a permitir. Todavía hay esos guerreros dispuestos a la lucha contra parias como los tuyos.
Contesta Marx, sigue soñando mientras nosotros continuamos destruyendo tu pais. Ya destruimos su moralidad, su moneda, su economía ya artificial, su sistema educativo, los hemos endeudado al infinito y seguimos actuando.
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