Ricardo Valenzuela
Cuando en 1993 se anunciara con bombo y platillos el nacimiento de la Unión Europea, echando mano del inspirador pensamiento de Victor Hugo articulado en 1849: “Llegará un día en que todas las naciones de nuestro continente formarán una hermandad europea, un día en que veremos a los Estados Unidos de América y a los Estados Unidos de Europa cara a cara, tendiéndose la mano a través de los mares,” pues yo, como toda la borregada, se lo comunicaba a mi padre lleno de entusiasmo por ese gran acontecimiento histórico pensando también él lo celebraría.