Hay una leyenda que narra cómo, cuando los españoles destruyeran Tenochtitlan, uno de sus sacerdotes emitió una maldición para que todos los gachupines futuros líderes del país, lejos de ser los maestros inspiradores, fueran sus destructores.
Dicen que cuando el alumno está listo aparece el maestro. Creo que lo mismo se pudiera aplicar a los países cuando enfrentan crisis permanentes, porque solo cuando están listos aparecen los verdaderos rescatistas. Pero, si el maestro ha sido formado por nuestro sindicato experto en la destrucción, arribarán los “mil usos” con sus potajes mágicos para engañarnos y destrozar nuestras esperanzas. Y en México tenemos ejemplos muy ilustrativos. Hay una leyenda que narra cómo, cuando los españoles destruyeran Tenochtitlan, uno de sus sacerdotes emitió una maldición para que todos los gachupines futuros líderes del país, lejos de ser los maestros inspiradores, fueran sus destructores.