“El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante promedio”.
Churchill
Cuando la democracia tercermundista de los tiranos, como la de Venezuela, pretende asumir la vestimenta de república exhibiendo su ley como una filosa guadaña, se convierten en sangrientos verdugos y pasan a masacrar a la gente que solo quiere ejercer ese sagrado derecho. Su derecho de cambiar el gobierno cuando ha oprimido a su gente. Es decir, la democracia para ellos es la gran maravilla que los llevara al poder, pero, cuando se torna en contra por sus atrocidades, se convierte en esa fuerza fascista emergiendo de todas esas derechas enemigas de su pueblo.
La tragedia de Venezuela nos ha mostrado una historia que debería utilizarse como un caso ilustrativo en las escuelas de administración pública, gobierno, economía, leyes, para demostrar cómo “su democracia” llevó a Hugo Chavez al poder ignorando sus antecedentes de golpista violento. Y de inmediato lo armaron con la autoridad para llevar a cabo el destrozo del pais. Un poder absoluto sin frenos ni balances que en las verdaderas repúblicas se establece mediante sus tres ramas de gobierno y, sobre todo, a lo que tanto temen los tiranos, una vigorosa oposición que lo vigile.