Ricardo Valenzuela
Después de haberme intoxicado durante mas de 12 horas con un fatal menú que incluyera, desde el ridículo debate entre un aspirante a la presidencia de EU y tres soldados de la maldad, después la avalancha de opiniones e interpretaciones del evento. Ya casi a medianoche, continuaba con las aventuras de ese troglodita llamado Maduro a quien, con una gran puntería, Elon Musk compara su conocimiento con el de los burros, al tratar de dormirme me parecía una imposible tarea pues, en mis oídos todavía sonaban las no menos de mil veces, que una palabra se repitiera durante estas horas, democracia.
Esa palabra que todos los políticos la pronuncian como una mantra divina, a la que otros luego acuden para la solución de todos los problemas de los paises del mundo. Esa democracia fue la que llevó a u psicópata como Chavez al poder, regresó a Lula al poder en Brasil después de haber estado en prisión por fraudulentas acciones. Esa democracia llevó a Mexico a otro psicópata con sueños de emperador y, lo más peligroso, con la fiera determinación de los aspirantes a la tiranía para mantener eternamente ese poder.