Ricardo Valenzuela

Ante la amenaza latente que muestra la avalancha de informes que se han conocido cortesía de la nueva secretaria, Tutsi Gabbar, cabeza de Inteligencia Nacional de EU y, la gravedad que nos muestran, los representantes del wokkismo en su desesperación, la última gran idea que se les ha ocurrido ha sido solo declarar que Trump había muerto. Una decisión estúpida pero entendible pues, con el fallado intento de asesinarlo, pareciera se quedaron con las ganas y con su diabólico cerebro piensan que al fingirlo se puede convertir en realidad.
Sin embargo, Trump sigue preparándose para, tal vez, la guerra más feroz e importante de su vida, contra un enemigo muy superior a los novatos que lo han agredido durante tantos años. Y como esos informes cada día abonan a este horroroso panorama señalando las acciones de ese destructor global, George Soros, nunca retadas pero dirigidas, no solo al presidente, sino a Estados Unidos como país. Pues, a grandes males grandes remedios, se alista para la batalla en la que estará utilizando legislación especial RICO—Racketeer Influenced and Corrup Organizations.