Ricardo Valenzuela
Hemos edificado
un altar a democracia como la gran panacea de los pueblos. La democracia no es
una virtud en sí misma y menos virtud suprema, tampoco es tan importante como
la libertad, los derechos de propiedad, el libre mercado o un gobierno
estrictamente limitado. La democracia es solo un proceso para seleccionar
gobernantes y políticas gubernamentales. Algo que, si analizamos el mundo
actual, nos daremos cuenta ya no existe o simplemente es selectiva de acuerdo
con las oligarquías globales que, cuando se les arrebata ese poder, explotan situaciones
como la que vive hoy EU.
En EU se las acaba de arrebatar Trump. Y en medio de sus gritos y las tempestades que siempre ha provocado a través de su vida, creo que estamos a punto de atestiguar la madre de todas las tempestades. En su segunda aventura presidencial este hombre está ya rompiendo todos los moldes tradicionales que han regido al mundo y, especialmente, a EU. Y después de la demolición de esos moldes, planea construir una nueva estructura que tiene a muchos sorprendidos, otros confundidos y, en especial, algunos sumergidos en un pánico mezclado con histeria.
Y la histeria del tercer grupo tiene varias fuentes. La primera es la infinidad de economistas, políticos, que, como muchos, fuéramos atrapados por aquella ola del tan ansiado libre comercio global que se había iniciado en el siglo 19 y provocara la revolucion industrial, pero, en los años 70 del siglo 20 se le diera una nueva dimensión con gran alevosía global. Así, se establecerían los organizaciones internacionales como la OMC para iniciar la conversión mundial a las ideas de Kissinger y Brzezinski, representantes de la Comision Trilateral, promoviendo su novedosa fórmula llamada Tecnocracia con una dedicación especial para China.Los
sacerdotes de una nueva era en que la nación-estado como la tradicional unidad
fundamental del hombre en la organización de su vida, habia terminado y ya no debería
ser su principal fuerza creativa. Puesto que ahora los bancos internacionales y
las corporaciones multilaterales estaban ya planeando y actuando en términos que,
según ellos, eran más avanzados que los conceptos políticos de una obsoleta nación-estado
que ya estaba moribunda.
Todos sus
argumentos y muchos más como estos, solo se podían explicar aceptando que: La
rama ejecutiva de EU que supuestamente era antimarxista y anticomunista—de hecho,
ahora era promarxista. Aquellos ideales que provocaran los abusos de Hitler,
Lenin y Mussolini, ahora ya eran aceptados como necesidades inevitables por los
lideres electos por una mano invisible. Algo totalmente opuesto al sueño
americano y que ellos nunca habían acordado. Pero se los impondrían y ha sido
la gente de EU la que ha pagado el precio y ha sufrido las consecuencias, pero realmente
sin entender cómo esto había sucedido.
Esa mano ya
visible le daría vida a esos entes internacionales como la Organización Mundial
de Comercio, para iniciar la conversión del mundo al nuevo evangelio que se debía
estructurar a través de su famosos Tratados de Libre Comercio. Tratados con los
que despojaban a los paises de su libertad puesto que, en realidad, eran básicamente
controles políticos. La otra fuente, la más importante, fue la oligarquia
global que, ante el peligro de perder sus conquistas, empoderaban a Kissinger y
Brzezinski para, a través del presidente Carter (trilaterista) iniciar su toma
mundial inundando su gobierno con trilateristas. EU desde entonces ha sido su
prisionero.
Y debemos
viajar al pasado y calificar a otro presidente. Roosevelt “aprovechó” la crisis
de la gran depresión, para consolidar el socialismo tan popular en su familia.
El no identificó sus acciones como ideología, al contrario, lo hizo aparecer
como su respuesta a la grave situación que confrontaba. Pero la realidad es que
el New Deal tuvo sus orígenes en el socialismo que habían entretenido en sus
mentes los radicales americanos y los reformadores que estructuraran todos los
programas. Esos que crearon los acuerdos de Bretton Woods y siempre han estado presentes
y en control.
Y ya
iniciando el nuevo siglo 21, el movimiento conservador republicano de EU había
confundió el populismo desestabilizador de la Turba con el populismo
restaurador de la antigüedad, o, tal vez, cobardemente temían a ambos por
igual. En el contexto moderno, la trayectoria del republicanismo ha sido
“ignorar” esa cultura populista buena con la que naciera EU, en especial los
efectos de la globalización y des industrialización en las pequeñas comunidades
tradicionales de ciudadanos propietarios. Esa falta de atención tuvo grandes
repercusiones políticas en el 2016 anunciando una tormenta.
Inmigración ilegal y fronteras abiertas fueron aceptadas como algo
inevitable, e inclusive, como un evento natural con resultados positivos para
ambos, derecha e izquierda. En forma colectiva los progresistas elevaron esto a
nivel de derechos de los pobres llegando a EU de Centro América y México en sus
propios términos, para seducirlos con transporte, hospedaje, alimentación, dinero,
esperando anexarlos a la política y controlar su voto permanentemente.
A ninguno de los dos partidos le importó la destrucción de las leyes
migratorias, tampoco cómo las leyes federales aplicables a los estadounidenses
pudieran siempre arbitrariamente ser ignoradas por unos cuantos selectos, cómo
los salarios de los ciudadanos fueron deprimidos por la avenida de esos
inmigrantes. Porque Internacionalismo y fronteras abiertas,
según ellos, daría paso a una positiva igualdad globalizada, aun cuando esa
homogenización provocara millones de estadounidenses entre las costas con
salarios deprimidos, trabajos perdidos, negocios quebrados y una sensación de
abuso de parte de los centros de poder. ¿El precio de importar barato?
El libre comercio que debería ser eso, libre, con sus arreglos se permitía
que los socios a EU no les abrieran sus mercados con la reciprocidad debida. Y este
extraño proceso se acompañaba con infinidad de políticas que afectaban la
sanidad de EU. La administración de Obama sería prácticamente el fusilamiento
del país que claramente tomaba la ruta de su destrucción. Todas sus variables
lo indicaban; endeudamiento insostenible, saqueos por todos lados, la elevación
de la cultura WOKE, monstruosos déficits en el presupuesto, su balanza
comercial y balanza de pagos.
Le entregaba a Biden “el mando” para que le agregara inflacion, escasez nunca vista, corrupción indescriptible, sociedades con China, Ucrania. Y así el pais profundamente se desangraba en manos de sus verdugos.
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