Ricardo Valenzuela
Desde que tengo uso de razón puedo recordar infinidad de gente criticándome de soñar despierto, de que no era práctico, que no me importaba lo suficiente el dinero, que me ubicara en la realidad, en fin, que pensaba puras pendejadas. En los últimos 30 años yo sería sujeto a tres eventos que, en estos momentos, creo contradicen todas aquellas críticas. Primero, por mi afición a la lectura, me enteré del inicio de un negocio de venta de libros llamado Amazon. Después, alguien me preguntaba si ya estaba en un club de relaciones llamado Facebook. Y finalmente, vería un video en donde tres jóvenes anunciaban una empresa que fabricaría carros eléctricos, Telsa.
Transcurrieron unos 20 años y el iniciador de Amazon reporta una fortuna superior a los $200 billones de dolares, el debutante emprendedor de Facebook reporta su fortuna cercana a los $300 billones de dolares, y el debutante constructor de autos se convirtió en el hombre más rico del mundo con una fortuna superior a los $400 billones de dolares. Los tres con operaciones por todo el mundo identificándose como los milagros más increíbles en la historia de los negocios y, por supuesto, genios a la altura de Einstein, de rompedores de tradición como Darwin etcétera.
Era cuando me preguntaría ¿Cómo fue posible que estos tres hombres lograran esos milagros en solo 30 años? Y fue cuando emergia mi defecto de soñador para decidir que no había sido solo resultado de su genialidad. Esto me llevaría a pensar que alguna fuerza superior había acudido a su ayuda, o tal vez algún un pacto con el diablo, para finalmente acudir a la historia de los Annunaki. Según el relato de Génesis, el duodécimo planeta, conocido como Nibiru estaba poblado por seres humanoides muy similares a nosotros. Aquellos mitológicos seres que hace millones de años llegaran a nuestra tierra en busca de oro que les urgía para salvar su planeta.
Obviamente
eran seres superiores que habían alcanzado un desarrollo cósmico. Identificaran
las minas y para explotarlas sus mineros serían las clases bajas de su sociedad,
pero, siendo tarea muy pesada se rebelarían deteniendo la producción. Fue
cuando decidían algo insólito. Crearían un nuevo ser tomando a una mujer del
homo erectus para inseminarla con uno de sus mineros, de esa forma estaban
creando los seres humanos. Seres con gran parte de sus infinitas características
que incluían telepatía, inteligencias igualmente infinitas.
Debido a que los nuevos seres creados poseían muchas características humanas, al igual que sus creadores, finalmente comenzaron a luchar por los deseos terrenales creando grandes problemas. Cancelaban su operación. Sin embargo, antes de partir decidían neutralizarles todos esos poderes infinitos que les habían establecido. Es decir, no se los destruían totalmente, sino que, mediante un esquema superior, evitar que los pudieran usar porque no estábamos listos para esa gran responsabilidad. Aunque supuestamente hay evidencia de esta historia, fue combatida para que permaneciera leyenda.
Fue cuando mi imaginación me llevaba a concluir que tal vez algunos humamos en el presente, habían encontrado la fórmula par reconectar esos cables con el almacén donde permanecían esos poderes infinitos. Y ya con acceso a tal celestial sabiduría, eran los que estaban emergiendo como los genios utilizándola para construir lo que nos parece increíble. Pero, no totalmente convencido, continuaba mi búsqueda ante mis amigos etiquetándome como un loco desatado, y decidí buscar algo que fuera más creíble.
Fue cuando encontrara a Espinoza quien, en su lecho de muerte les entregara a tres amigos lo que se conocería como; “Fórmula Matemática de la Consciencia Infinita”. Espinoza había encontrado la consciencia universal y su tiempo infinito que lo plasmaba en esa ecuación matemática que seduciría a Einstein. Era la parte no incluida en su última obra Ética. Insistía en la naturaleza divina de cada ser humano afirmando que la grandeza no era algo provocada por el cerebro. El cerebro era una antena para captar la divinidad de Dios y que la ignorancia para recibir las señales provoca que los criminales se adueñen del mundo.
A quienes se la entregara Espinoza entraban en pánico y, antes de cumplir el deseo del autor, se la enviaban al Papa puesto que ellos habían decidido era peligrosa. De inmediato se expropiaba y se iniciaba un agresivo combate en su contra. Sin embargo, los receptores habían enviado copias a Newton y a Darwin. A Einstein se le entregaría en 1954 que la definiría como, “el poder de la consciencia divina para desarrollar la teoría del todo consciente. Dios se muestra a sí mismo a través del orden y la armonía de las leyes universales, un Dios en cuyo intelecto participa la mente humana.”
En medio de mi preguntar me llegaba un documento anónimo que lo participo. La fórmula de Espinoza se le enviaba a Steve Jobs quien, supuestamente seria pieza única en darla a conocer el plan de liberación al que invitaba. El segundo seria Elon Musk considerado ideal para el plan. Seguía la Dra. Torreti de tradición científica quien se esperaba liderara el proyecto de preparación de la humanidad para que lo conociera. La ecuación demostraba que la consciencia se expande a base de su estimulación y así se producen los genios.
Si se pudiera unir las consciencias individuales ya pulidas con la mente colectiva de la humanidad, sería una fuerza explotando con un poder infinito. La suma de las consciencias individuales para activar la de la humanidad seria aproximarnos a la verdadera grandeza. Einstein después de estudiar la fórmula, afirmaba tajantemente que el alma existe y el cerebro es el mensajero. “El alma (consciencia) es energía que se puede comprobar a través de la física. Así como el agua se torna en vapor, pero no desaparece, no se extingue como el cerebro. El cerebro es finito y el alma es infinita”.
Este escrito me llevaría hacia alguien que yo considero el potencial conjugador de ciencia y religión, algo que Einstein ya pronosticaba poco antes de su muerte. Pedía la paz afirmando;” la religión sin ciencia está incompleta, y la ciencia sin religión inconsciente.” El pedía se estudiara la consciencia que representa el alma y solo usa el cerebro como antena. Veré como me va con el conjugador.
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