Ricardo Valenzuela

Como la gran mayoría de los mexicanos, desde niño se iniciaba mi educación en la que la iglesia católica tendría gran parte de esa responsabilidad. Sin embargo, por alguna razón desconocida, se me presentaba la resistencia a creer, como lo pedía la iglesia, de una forma ciega todas sus enseñanzas solo porque era el mandato de la fe. Tal vez por ello se me acusaba de siempre estar pensando pendejadas. Y, como muchos otros, fingiría mi conversión total esperando alguna señal.
Y esa señal me llegaría al conocer la existencia de los famosos evangelios perdidos y encontrados en 1945 en una cueva en Egipto. Lo que se develaba ante mi fue una avalancha de novedades que requeriría tiempo asimilar, pero, lo más importante fue el haber encontrado una “conexión práctica” hacia enseñanzas que, durante toda mi vida, me habían parecido creaciones de una gran imaginación sin convencerme. Y, especialmente, dos de ellas me cimbrarian.
La primera era una concepción diferente de Jesus de Nazaret, y la segunda una Maria Magdalena igualmente diferente. Al haber llegado a ese punto de mi ruta, decidí profundizar antes de poder establecer ese vínculo que tanto había buscado resolviendo una gran pregunta ¿Por qué se nos había develado esa mujer de una forma casi demoniaca? Y en este proceso acudí a lo que siempre yo consideraba infalible, la ciencia. De esa forma podría utilizar mi necesidad de entender la infinita capacidad del cerebro humano, y conjugarlo con la igualmente infinita capacidad, talmente desconocida, de Maria Magdalena que se me presentaba.
A través de un médico y científico especialista, pude conocer la capacidad del hombre para cambiar la percepción y la forma en que opera el cerebro humano y, sobre todo, su potencial para la producción de lo que llaman la química celestial. Que el cerebro esta conectado a un sistema universal de tal magnitud que al inicio hasta me asustaría. La operación desconocida de la glándula pineal que tenemos sin usar. Que el cerebro es un campo electromagnético de potencial infinito que, durante mucho tiempo, se ha estado bloqueando por los amos del mundo.
En los textos encontrados se describe cómo Jesus le habia revelado solo a Maria Magdalena técnicas especificas para penetrar ese universo de la verdad que nunca hemos conocido. Pues, aun después del descubrimiento de esos evangelios, durante 80 años el Vaticano ha bloqueado toda posibilidad de llegar a conocerlos. El evangelio de Felipe describe a Maria Magdalena como la consentida de Jesus entre ese grupo de sus seguidores. Y esos 52 textos que permanecieran perdidos, un científico que tuvo acceso los describe como el descubrimiento más grande del mundo.
Presentan a Maria Magdalena como poseedora de una serie de rituales sagrados nunca conocidos. Esos textos que llevaran a la iglesia a la destrucción de la biblioteca de Alexandria sospechando allí se encontraban. Describen un cristianismo muy diferente al del concilio de Nicea. A un Jesus con dos tipos de mensajes, uno era de parábolas para la gente, pero, para sus apóstoles usaba lo que se conociera como logias acompañadas de una metodología para usar técnicas especiales, con el poder para elevar la conciencia del ser humano a su potencia celestial cuántica.
Los científicos que las conocieron, las definían como técnicas espirituales de gran individualidad. Entre esas desconocidas enseñanzas, mencionan una oración especial que Jesus solo les trasmitiera a las tres Marías. Su madre, Maria de Betania y a Maria Magdalena. Porque él consideraba las mujeres tenían una capacidad natural de NOSIS, ese cconocimiento intuitivo y absoluto, en especial de la divinidad, reservado para los iniciados. La diciplina del arcano que representa arquetipos universales y lecciones espirituales, también en aspectos más concretos de la vida.
Jesus sabía las mujeres portaban la habilidad receptiva para entender y ejecutar sus mensajes y lograr resultados. Les daría técnicas de oración para establecer comunicación directa, sin intermediarios, con los poderes celestiales de Dios. Además, porque las mujeres tenían mejores habilidades de comunicación y sus mensajes podrían ser más efectivos que los de los hombres. Y aquí es cuando yo ligo este panorama con los descubrimientos científicos modernos afirmando que, lograr la activación del cerebro con sus 100 billones de neuronas, pueden provocar la emergencia de seres humanos con poderes ilimitados. El gran temor del Vaticano y sus socios.
Jesus afirmaba que ellas tenían una habilidad especial para, lo que parecía, desbloquear la glándula pineal y, sobre todo, activar el corazón que los científicos descubrieron no es solo la bomba impulsando la sangre, sino un potente campo electromagnético que puede cambiar la realidad. Y cuando los seres humanos logren esa ausente coordinación cerebro, corazon, glándula pineal, tendrán la capacidad de conectarse con el campo electromagnético de la tierra y el del universo. Pero, ello requiere ese toque dulce de la mujer.
Maria Magdalena había logrado esos estados de elevada conciencia y de gran poder con lo que reclutaba a otras. Sin embargo, las mujeres serían víctimas de sus propios éxitos. En la era de Constantino, en lugares cristianos lejos del Imperio surgían unas regiones en donde las mujeres operaban libremente con resultados extraordinarios. Tanto que se les llegaría a conocer como mujeres iluminadas, autosuficientes y, especialmente, brillantes exponentes del cristianismo verdadero de Jesus. Mujeres de pensamiento mas libre que el de los hombres. Se prendían las alarmas.
Así las mujeres surgían como el gran peligro para esa nueva humanidad diseñada por el emperador. Constantino, líder de la nueva iglesia, convocaba al Papa Julio I para establecer una feroz lucha en contra de las mujeres entrometidas en su cristianismo. Aparentemente la destrucción de la imagen de Maria Magdalena no habia sido suficiente. A través de espías el emperador se enteraba los mensajes de Maria Magdalena estaban creando feroces guerrilleras de la verdad. De inmediato se inició lo que sería la degradación de la mujer mas grande de la historia.
Pero, lo que no podrían destruir, era la potente oración que Jesus le transmitiera y permanecería oculta durante estos 1700 años. La celestial oración de siete secciones que veremos y analizaremos en la siguiente nota.
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