Mostrando entradas con la etiqueta evangelios perdidos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta evangelios perdidos. Mostrar todas las entradas

EL VERDADERO PELIGRO MUNDIAL ¿LAS MUJERES? SEGUNDA

Ricardo Valenzuela

Nag-Hammadi: los evangelios apócrifos (la Palabra de Dios se tambalea,  parte 2) – DENTRO DEL PANDEMONIUM

Al terminar mi carrera en el Tec de Monterrey, con mi inquietud de vivir y trabajar en una ciudad grande, decidí iniciar mi carrera bancaria en la ciudad de Mexico. Y debo iniciar lo que pretendo comunicar, utilizando una experiencia que me abriría la puerta de escape de la mediocridad tradicional. No para encontrar alguna mina de oro o de diamantes, sino algo más valioso, nuestro circuito divino y, sobre todo, el significado de “ayúdate que yo te ayudaré.” 

Desde muy niño acompañaba a mi abuelo, Manuel P Torres, a las oficinas del Banco Ganadero en Hermosillo, del cual él habia sido fundador, era importante accionista y miembro del consejo de administración. Me impresionaba el gran toro hereford en la puerta de entrada y en los cheques de mi abuelo. Él lo notaba y algunas veces me preguntaba “¿no te gustaría ser el jefe de este banco?” Con una gran sonrisa le respondida, “seguro que sí.” No tenía idea de lo que se estaría formando en mi inquieto cerebro.

EL VERDADERO PELIGRO MUNDIAL ¿LAS MUJERES?

Ricardo Valenzuela

 Is Life Behind The Walls of Vatican City Really A Woman's World?

Como la gran mayoría de los mexicanos, desde niño se iniciaba mi educación en la que la iglesia católica tendría gran parte de esa responsabilidad. Sin embargo, por alguna razón desconocida, se me presentaba la resistencia a creer, como lo pedía la iglesia, de una forma ciega todas sus enseñanzas solo porque era el mandato de la fe. Tal vez por ello se me acusaba de siempre estar pensando pendejadas. Y, como muchos otros, fingiría mi conversión total esperando alguna señal. 

Y esa señal me llegaría al conocer la existencia de los famosos evangelios perdidos y encontrados en 1945 en una cueva en Egipto. Lo que se develaba ante mi fue una avalancha de novedades que requeriría tiempo asimilar, pero, lo más importante fue el haber encontrado una “conexión práctica” hacia enseñanzas que, durante toda mi vida, me habían parecido creaciones de una gran imaginación sin convencerme. Y, especialmente, dos de ellas me cimbrarian.