Ricardo Valenzuela
Con la
guerra terminada y EU sería en único país que no fuera destruido, se iniciaba
una nueva época entregándole el timón de la nave al héroe de esa guerra, Gral Dwight
Eisenhower, con titánica tarea por enfrente. Aquel grupo que en 1933 habían
llevado a Hitler al poder, habían recibido todos los secretos de los
impresionantes avances tecnológicos nazis y, algo importante, ubicaban a John
Fuster Dulles en la dirección de la debutante CIA, una fuerza que durante los
siguientes años jugaría un papel fundamental en el desarrollo del Estado
Profundo.
Ike, ajeno a este traidor proceso, se enteraba del inicio de sus operaciones secretas en el desierto de Nevada en un sitio que bautizaran como Área 51. Cuando exigía a Dulles le informara de lo que estaba sucediendo, ante su negativa amenazara con enviar el ejercito a ese misterioso lugar, para darse cuenta de que era algo que ya portaba un poder suficiente para enfrentar al gobierno. Ello sería lo que lo impulsara, ya al final de su mandato, enviar un mensaje a los ciudadanos advirtiendo del grave peligro que se estaba gestando en ese grupo. Pero, además, de forma especial advertía al presidente electo, Kennedy, aconsejándole hiciera algo al respecto para detenerlos.
Kennedy ya tenía información puesto que, su padrino político, James Forrestal, quien, como secretario de guerra, lo invitaría a un viaje por Europa para atestiguar la terrible destrucción que provocara la guerra, le daría la información real y, sobre todo, expresarle su gran preocupación ante lo que ya consideraba una grave amenaza. Pero, poco después, Forrestal sería asesinado lo que impulsaba Kennedy decidir terminar con lo que claramente era, como lo definían los militares, un peligro presente inaceptable requiriendo acciones de prejuicio extremo. Se enteraba que JF Dulles era presidente de CIA.Kennedy, después de legitimar su presidencia ante la duda de una votación tan reñida, iniciaría dos acciones que serían su sentencia de muerte. La primera fue su rechazo a involucrar a EU en la guerra de Vietnam, el platillo que ya saboreaba el naciente Complexo Militar Industrial. Y, la segunda que fuera un golpe directo a la oligarquia global. Firmaba una orden ejecutiva autorizando a la Tesorería a emitir dolares garantizados con la plata sentada en su bóveda, con la cual sentenciaba la desaparición del Fondo de la Reserva Federal, la joya depredadora del debutante Estado Profundo.
Un mes después de esa firma, habiendo ya despedido a Dulles de la dirección de la CIA, Kennedy era asesinado. Así, con la llegada de Johnson a la Casa Blanca, la nazificación de EU avanzaría con gran velocidad. Y, al final de los años 60, los intereses del CFR, autoría de los Rockefeller, JP Morgan, representantes de los Rothschild y la comunidad de inteligencia, se cruzarían tan extensamente que prácticamente se convertían en una sola entidad. Muy pocos se darían cuenta del creciente poder del área militar y de la gigantesca maquinaria de guerra que se creaba.
Un proceso histórico de construcción de esa maquinaria, no precisamente designada para ganar batallas. Todo lo contrario, se había designado para succionar dolares de la Tesorería, centralizar todo el poder en gobierno y en sus patrocinadores corporativos. Y proceder ya agresivamente al establecimiento del nuevo Reich (Nuevo Orden Mundial) a nivel global.
Y arreciarían blandiendo la bandera de libertad y democracia, pero en realidad era el establecimiento de la agenda globalista con el manual del nazismo. Los EU lentamente viajaba de ser la nación más admirada del mundo para convertirse en la más odiada. En ese proceso los EU atentarían derrocar más de 40 gobiernos foráneos y a la destrucción de unos 30 movimientos nacionalistas. En el camino bombardearían unos 25 países, mientras los padres fundadores se revolcaban en sus tumbas. Fue cuando George Bush I emergia como director de la CIA en su preparación hacia la presidencia.
Después de retirar a Nixon de la presidencia, los globalistas decidían establecer un demócrata socialista en la Casa Blanca. Y, para entregarle el manual, creaban la Comision Trilateral con un concepto diferente, pero, el mismo objetivo. Para eso, al arado de su mula, Kissinger, le pegaban a Zbigniew Brzezinski con su receta. Un mundo de sociedades moldeadas cultural, social, psicológica y económicamente con tecnología y electrónica. Porque, según él, el concepto de soberanía nacional era obsoleto, se requería un movimiento hacia comunidades más grandes desarrollando naciones a través ligas diferentes sin soberanía.
Y, sorpresa, comunidades financiadas con un sistema global de impuestos que ya había propuesto la ONU. De inmediato se presentaría el plan al grupo Bilderberg, creación Bernhard de Holanda, quien antes de matrimoniase con la Juliana de Holanda, habia sido miembro del partido nazi y de los guardaespaldas de Hitler. El consorte aceptaba su membresía trilateral con David Rockefeller como presidente. Así estrenaban en la presidencia a Carter, quien, su avance hacia ese nuevo socialismo muy apreciado por sus amos solo sería superado por Obama que dejara el pais colgado de un delgado hilo.
En la ruta habia sucedido algo preocupante. Reagan, el gran anticomunista que siempre atacara a los socialistas, a los demócratas con sus globalistas. En su campaña de 1980, atacaba a todos los miembros trilaterales en el gobierno de Carter y afirmaba, no solo no estarían en su equipo, los investigaría. Compitiendo contra Bush I por la nominación, señalaba la membresía trilateral de Bush. Pero, en la convención republicana algo había sucedido. Surgía una feroz lucha para seleccionar su vicepresidente. Y, en medio de los enfrentamientos, de repente Regan aparecía tomando el micrófono para informar había seleccionado a Bush.
Reagan jamás atacaría de nuevo a los globalistas. Después de la elección, su administración sería invadida de globalistas. Surgia información de una posible extorción similar a la de Johnson con Kennedy en 1960. Y a solo dos meses de haber iniciado su administración, Reagan sufriría un atentado de parte de John Hinckley, quien exhibía síntomas de programación mental y, lo increíble, su hermano tenía cita para cenar con Neil Bush, hijo de Bush I, el mismo día del ataque. Por eso Reagan, después del intento, no sería el mismo y caminaría lentamente.
Se habia mostrado el poder consolidado de los globalistas
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