Éste es el hombre que yo he conocido durante casi 30 años, no el demonio que describe la media porque así lo ordenan sus amos cuando les entregan sus cheques.
Los últimos 4 años mi aventura política ha sido una gran lección que me ha enseñado cómo las pasiones políticas, mal-manejadas, llegan a romper lazos de toda una vida. El apoyar a Donald Trump me ha costado amigos, repudio de los economistas libertarios light, y casi un linchamiento cuando tuve la osadía de ir a un supermercado del barrio chicano de Tucson con mi gorra MAGA. Y yo me pregunto ¿Por qué ese odio?
Dicen que los verdaderos amigos se hacen en la niñez y, ante los problemas, son los que siempre se forman a tu alrededor. Sin embargo, yo tuve la fortuna de encontrar un amigo especial ya en mi vida adulta. Un tipo muy diferente a las multitudes sin rostro llamado Gary Triano. Alguien que siempre vivió al filo de la navaja y muriera de la misma forma cuando, al montarse en su auto, explotara una potente bomba en un asesinato solicitado por su ex esposa para cobrar su seguro de vida.