Ricardo Valenzuela
El día de
ayer recibí una llamada de uno de mis amigos de la niñez, donde, creo yo, se construyen
esas amistades que tienen una permanencia sin fecha de vencimiento. El motivo
de la llamada era para preguntarme, no señalarme, ni criticarme, solo
preguntare por qué, aun después del triunfo de Trump, yo lo seguía haciendo
protagonista de todas mis notas y, especialmente, sus nuevas estrategias que
está aplicando que causan tantas controversias que prácticamente nadie entiende.
Me dio gusto que su pregunta me surtiera la plataforma para, como él lo solicitaba, tener la oportunidad de explayarme. Así, yo iniciaba mi respuesta. Lo estoy haciendo porque en estos momentos estamos atestiguando algo verdaderamente histórico. Y para realmente entenderlo, debo señalar lo califico histórico, no solo para EU, sino para el mundo entero y, para ver la magnitud de su esfuerzo, primero debemos tener una fotografía real del horripilante mundo en el que estamos viviendo en estos momentos. Y no es algo que podemos describir como tradicional.
Después de 200 años aplicando las recetas de la oligarquia global para avanzar su propósito de conquista mundial, incluyendo la guerra civil, la fundación del FED, las dos guerras mundiales, la Gran Depresión etcétera. Con la velocidad que le habían dado al final de la segunda guerra mundial y, especialmente, después del asesinato de JFK, alcanzaban un objetivo importante. El instalar en la presidencia a un verdadero destructor, Barak Obama. Y debo señalar el evento con la profundidad de su significado, porque este hombre verdaderamente odia los EU.
